domingo, 2 de marzo de 2025

Florencia. Día 3

Nuestro segundo día por las calles de Florencia también venía acompañado de un buen madrugón. Habíamos comprado tickets para visitar la Galleria degli Uffizi a primera hora de la mañana, así que a las 8:30 de la mañana ya estábamos desayunando en Twist Bistrot, una cafetería frente al hotel con una decoración kitsch, que ellos definieron como vintage charme, que viene a ser un lugar con encanto y nostálgico, o algo era.

Accedimos a la Galleria degli Uffizi, que es un palacio y un museo al mismo tiempo, sin colas, por unas amplias escaleras que nos llevaron directamente a la segunda planta, donde se iniciaba el recorrido por el museo. No voy a escribir sobre todo las obras que vi durante nuestra visita, entre otras cosas porque mi memoria no es fotogénica, pero es que además sería algo tedioso e interminable. Pero sí diré que estuvimos casi cuatro horas visitando el museo y se nos pasó el tiempo volando. Y que el museo estaba abarrotado a pesar de ser un miércoles de febrero por la mañana. Me pregunto cómo es posible que al visitar estos museos vea a tanta gente que guste el arte y luego, fuera de estos museos, parezca que no interesa a casi nadie.

En resumen, sin ahondar en explicaciones alrededor de las obras, pudimos ver los famosos cuadros de Giotto y de Sandro Botticelli, entre ellos El Nacimiento de VenusLa Primavera, o La Calumnia de Apeles. Algunas maravillas de Leonardo Da Vinci como la Adoración de los Reyes Magos o La Anunciación. De Miguel Ángel contemplamos su colorido Tondo Doni, de Rafael su Virgen del Jilguero. Precioso es el lienzo de Tiziano, la Venus de Urbino, y no menos espectaculares son los cuadros de Caravaggio con su famoso Baco con su copa de vino o el Escudo con la Cabeza de la Medusa. También admiramos el díptico con la nariz más famosa del arte del duque de Urbino por Piero della Francesca y paralelamente, el de Lutero y Katharina, por Lucas Cranach el viejo. 

La Sala de los Mapas es especialmente llamativa y la Sala de la Tribuna es posiblemente la más bonita de todas las salas de los Uffizi. No debemos olvidar los pasillos del segundo piso, decorados en toda su longitud y adornado con esculturas y bustos de personajes históricos (yo busqué y encontré la del emperador Adriano, en cambio, la de Antinoo no la hallé). Las vistas desde el pasillo hacia el río gozan de una extraordinaria panorámicas del Ponte Vecchio y desde la terraza también hay unas vistas únicas a la torre del Palazzo Vecchio.

La escultura del Niño de la espina, que representa a un muchacho sentado mientras se quita una espina de la planta del pie, aún siendo una copia de la original en mármol blanco, es espectacular. 

En los Uffizi también se pueden disfrutar de obras de pintores españoles de primerísimo nivel. Algunas que vimos fueron el Retrato de torero de Goya, El aguador de Sevilla así como Autorretrato con llave en el cintura, ambas fabulosas obras que siempre he deseado contemplar por Diego Velázquez

Hay varias salas en la Galleria degli Uffizi que están dedicadas a retratos, en muchos casos de autorretratos, a cada cual mejor. Algunos autorretratos son verdaderamente admirables como el de Peter Paul Rubens,  Eugène Delacroix, William Holman Hunt o el del virtuoso Frederick Leighton.

Otro dos retratos muy destacables son el Retrato ecuestre del Emperador Carlos V, de Antoon van Dyck y el de Galileo Galilei por Justus Suttermans. Muchos de estos cuadros son referencia mundial en el mundo del arte, pero además son cuadros que hemos visto mil veces, porque son patrimonio mundial. Llegó la hora de abandonar la Galleria degli Uffizi entre exhaustos y maravillados, con la satisfacción de haber podido visitar uno de los mejores museos del mundo. 

Pero el día aún no había llegado a su ecuador, y antes de buscar un sitio para descansar y comer aún teníamos previsto visitar la Basílica di Santa Croce.  Justo a la entrada de la Basílica franciscana, a la izquierda si miras frente al pórtico de la fachada, hay una gran estatua de mármol blanco de Dante Alighieri, que anteriormente estaba ubicada en el centro de la plaza, pero por razones prácticas se decidió reubicar. La Basílica comenzó a construirse, según leí, antes que la Catedral de Santa María del Fiore, pero unos 50 años después de Santa María Novella, que era dominica y el encargo era superar a ésta. Ya saben, la envidia no era un pecado exclusivo entre el clero del medievo, en el renacimiento también se practicaba.

Una curiosidad de la Basílica es que se encargó como arquitecto a un italiano con antepasados judío español, Niccolò Matas, que quiso añadir una estrella de David en la fachada, según algunas fuentes representando la conexión cultural y espiritual entre las dos religiones. Por su religión, Matas no pudo ser enterrado dentro de la basílica, y su tumba se encuentra justo debajo del porche de entrada.

Es una basílica un tanto extraña, porque es casi más un museo y un panteón de glorias del renacimiento que un lugar de culto religioso. Su interior es sobrio, con arcos góticos y la cubierta de armazón de madera. El altar mayor es verdaderamente esplendoroso y visitando las capillas interiores podemos encontrar admirables frescos restaurados de Giotto o un crucifijo de Cimabue. Pero a mí lo que más me llamó la atención del interior de la Basílica son las tumbas de Dante, Maquiavelo, Galileo Galilei o Miguel Ángel. 

Junto a la Basílica, en un recinto exterior pero adosado a ella, está la preciosa Capilla Pazzi, que es una obra de Filippo Brunelleschi. Desde el claustro el pórtico de la capilla recuerda a los arcos triunfales romanos con arco de medio punto. Nos sentamos a descansar y tomar un poco el sol que había salido con fuerza esa mañana, mientras, recordaba que este es el lugar del que Stendhal salió padeciendo los síntomas de palpitaciones y mareo tras la contemplación de tanta belleza, que más tarde se bautizó como el Síndrome de Stendhal. No fue mi caso. A mí se ve que me aumentó el apetito.

Muy cerca de allí, nos habían recomendado, en el hotel, la Pizzeria Caffe' Bistrot Malborghetto. Allí que fuimos. Yo me pedí una calzone y Pepi una pìzza. Ciertamente fue un acierto. No pedimos postre. Ya encontraríamos un helado por el camino.

Con el tanque de combustible repuesto salimos en dirección al Mercato di Sant Ambrogio pero, como era lógico, ya estaba cerrado, así que no pudimos visitarlo. Continuamos hacia la Gran Sinagoga de estilo árabe en Via Luigi Carlo Farini. La idea era verla por el exterior, pues queríamos visitar la Galleria dell'Accademia di Firenze, donde está el David de Miguel Ángel. Pero aún tuvimos que hacer un rato de cola para acceder (como media hora) que aprovechamos para tomarnos un par de cannolo. Riquísimos. 

Lo primero que hay que contar de la Galleria dell'Accademia es el David, pero no sólo está el David. Lo que ocurre que la escultura de Miguel Ángel es tan sublime, que todo, incluso lo sobresaliente, queda pequeño a su lado. Pero como digo hay más cosas que admirar, como el modelo del Rapto de las sabinas, o cuatro esculturas sin terminar de Miguel Ángel, incluso una multitud de bustos y estupendas esculturas en yeso, o una viola y un violonchelo de Antoni Stradivari.

Pero claro, el David es con probabilidad la escultura más famosa del mundo. ¿Quién discute esto? Una obra de una sola pieza de mármol blanco de Carrara, de más de cinco toneladas y media y más de cinco metros de altura. David con la mirada hacia Roma (Goliat), en tensión y preparado para el combate, concentrado. Símbolo de una amenaza o una advertencia. Una obra de una belleza y un atrevimiento sin igual. Un hombre desnudo con un cuerpo que es el arquetipo de belleza física masculina. Lo rodeamos, incluso nos sentamos para observarlo. Ver el David de Miguel Ángel es tan imponente como admirar la torre Eiffel o el Coliseo de Roma. Casi no te crees lo que estás viendo. Parece algo increíble.

Salimos de la Accademia y todavía encontramos fuerzas para visitar la capilla con las tumbas de la dinastía Medici. Todo allí me pareció rimbombante hasta la ostentosidad. La Cappella dei Principi es básicamente desmesurada. Cargante de mármoles de distintos colores, escudos de apellidos insignes y una cúpula símbolo del poder y estatus social. Se entiende a simple vista que es el mausoleo privado de alguien tremendamente poderoso.

Fuimos al hotel a descansar unos minutos y a abrigarnos con unas bufandas porque habíamos quedado para cenar esa noche en el restaurante La Grotta Di Leo cerca de la Basílica di Santa Maria Novella, con unos compañeros de Pepi, que casualmente estaban en Florencia. Así que después del pequeño descanso fuimos para allá. Cruzamos por la Piazza di Santa Maria Novela y pudimos contemplar la fachada de la Basílica con iluminación nocturna. Estaba preciosa. Cenamos estupendamente y pasamos un buen rato con amigos, que siempre es algo agradable. Fuimos tres parejas y todos estábamos bajo el influjo de Florencia. 

A la vuelta al hotel, todavía por via dei Banchi, nos acercamos de nuevo a visitar la Piazza del Duomo. Ver la Cattedrale di Santa Maria del Fiore de noche siempre es un placer. Eran casi las once de la noche y apenas había ya nadie por las calles. Era hora de recogerse, a pesar de venir de estar sentados los pies pedían descanso. Los angelitos del fresco del techo estaban esperándome.


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