sábado, 28 de septiembre de 2024

Festival Literario en La Malagueta

No hay un festival literario todos los días en mi provincia. Y cuando los hay no siempre puedo asistir. A veces pasa que se dan las circunstancias y sí que se puede asistir. El Centro Cultural La Malagueta, presentó la séptima edición del festival Málaga 451, Ora marítim. Ubicado en la Plaza de Toros de la Malagueta reunió a grandes nombres de las letras.

Cuando llegamos comenzó la actuación de Raquel Pelayo Jazz Quartet que estuvo muy pero muy bien. Seguidamente pudimos disfrutar del diálogo entre David Trueba y Luis Alegre, que fue muy ameno, ocurrente y divertido, aunque con algunos inconvenientes a nivel técnico con los micrófonos debido al fuerte viento que había en ese momento. A continuación pudimos ver la actuación de rock de Javier Gallego y Seward, La caída del imperio (una novela en vivo) que desde luego fue algo original. 

Casi sin tiempo de acercarnos a tomar un refresco actuó Javier Ruibal, cantante y guitarrista que no conocía, pero que me dejó un muy buen sabor de boca. Junto a él en el escenario le acompañaba Alexis Díaz Pimienta, un recitador profesional de poemas espontáneos. Una habilidad de una complejidad pasmosa. Yo me quedé boquiabierto. Ni siquiera pensaba que eso era posible.

Tras el recital llegó el momento de Enrique Vila-Matas en conversación con Juan Tallón con José María de Loma como moderados. Estos dos se pueden tirar las horas charlando que yo me los quedaría escuchando. ¡Vaya imaginación tienen! Era un evento tan multitudinario que no hubo firma de libros. Yo me llevé alguno por si acaso, porque como dicen, la esperanza es lo último que se pierde, pero no pudo ser. No importó. Lo importante fue poder escucharlos y pasar una jornada cultural agradable.

Evidentemente, tras el festival fuimos a cenar con nuestro amigos Miguel y Sagrario que se apuntaron con nosotros a este evento cultural.


miércoles, 25 de septiembre de 2024

Chevreuse - Patrick Modiano

Chevreuse es uno de esos libros que no se saben cómo comienzan ni dónde acaban. Chevreuse es un lugar indeterminado de la memoria de Jean Bosmans, un personaje huidizo y caprichoso. Chevreuse es el lugar donde Bosmans vivió de niño. Chevreuse es pretender que los recuerdos de una juventud pasada regresen al presente intactos. Revivir los paseos sin rumbo en bicicleta, volver a oler el intenso perfume de la flores en primavera, retomar el descanso y la libertad de aquellos días no siempre es posible. Escapar del presente inmediato requiere un salto a lo imposible, o tal vez, sólo tal vez, es posible en Chevreuse.
Si escribo que Chevreuse es un libro para olvidar, pueden entender que es un libro malo, que es mejor no volver acordarse de él, porque trae quizás un mal recuerdo, pero al mismo tiempo, también puede significar que es un libro para olvidar el presente, para lanzarse en él y navegar en su tiempo, en sus personajes, y una vez sumergidos en sus páginas vivir en un tiempo distinto del ahora y abandonar  la cotidianidad del ahora, para devolver lo que alguna vez anhelamos en nuestro pasado.

Patrick Modiano habla sobre la memoria, el misterio del paso del tiempo, los recuerdos, y sobre una búsqueda interior que abra ventanas hacia un pasado olvidado. Un libro recomendable. Fácil de leer pero no tan sencillo de asimilar. Quizás éste sea el punto común de los libros del Premio Nobel francés. Al menos de los libros que he leído de él: En el café de la juventud perdida y Dora Bruder.

domingo, 22 de septiembre de 2024

¡Supercampeones!

Soy abonado del Málaga CF, ya lo he escrito unas cuantas veces por aquí. Casi que debería decir que soy abonado y sufridor, porque sentir los colores del equipo costasoleño conlleva más penas que glorias. Pero, por suerte, siempre nos quedará el Unicaja, el equipo de baloncesto de la ciudad, que sin ser de los equipos favoritos en las apuestas, de vez en cuando nos da una alegría en forma de título. Sí, en forma de título. 

En esta ocasión se ha proclamado campeón de la Copa Intercontinental, partido que se jugó en Singapur, y se impuso aunque no con la holgura que indica el marcador final (75-60) contra el G League United, una selección de la liga de desarrollo estadounidense. De esta manera el inicio de la temporada fue inmejorable. Dylan Osetkowski con 15 puntos fue el MVP de la final.

Éste significaba el cuarto título internacional en la historia del Unicaja, tras la Copa Korac (2001) la Eurocup (2017) y la FIBA Champions League (2024).  Ahora acudían a la Supercopa Endesa con la moral alta. 

En la Supercopa primero consiguieron una victoria igualada contra el UCAM Murcia (78 - 84) y seguidamente, en la final contra el Real Madrid, partido en el que el Unicaja realizó uno de los mejores partidos que le recuerdo imponiéndose hasta cómodamente por un (80-90). ¡Campeones! ¿Qué digo? ¡Supercampeones!

En apenas una semana dos títulos. Este trofeo supone la primera Supercopa para los malagueños. Kameron Taylor realizó un auténtico partidazo. 22 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias. Maravilla. Ya ven que el Unicaja me es una estupenda vía de escape.


domingo, 15 de septiembre de 2024

The Stems en La Trinchera

The Stems es una banda de punk garajera australiana del que realmente no había escuchado nada apenas. Un álbum del que recordaba poco y un par de temas aparte que tuvieron más repercusión. Más conocía por sus trabajos paralelos a Dom Mariani, cantante y líder de la banda.

Me enteré que venían a la sala La Trinchera y decidí darle una vuelta a lo que estaban presentando y la verdad es que me gustó. Algo clásicos, claro, pero es que son una banda fundada en 1983. Su último disco Heads Up, de 2024, que es lo que se supone que presentaban tenía buena pinta y sobre todo, yo estaba ansioso por acudir a un concierto. No vienen muchas bandas tan cerca así que además como la entrada tenía un precio económico (15€), decidí ir con unos amigos (Francisco y Enrique) a ver qué tal. 

No dejaron a nadie descontento creo yo. Estas bandas con tantos años a sus espaldas, si siguen girando es porque han ido haciendo las cosas mejor que bien. Los años siempre son un plus de calidad, porque a base de conciertos han aprendido a cuidar el sonido y por supuesto tienen sus canciones bien machacadas, con lo que el sonido suele ser estupendo, como así fue. Es cierto que pierden en frescura y en ambición, tal vez, pero ganan otras cosas, como la experiencia y el saber hacer. 

Fue un concierto muy coqueto. Buen sonido, buenos músicos que venían a hacer lo que sabían y lo hicieron bien. Lo pasé bien, que es de lo que se trata.



sábado, 7 de septiembre de 2024

84 palos de abuelo Miguel

No suelo estar escribiendo en este blog felicitaciones a personas allegadas, ni tengo por costumbre andar contando dónde ni con quién celebramos en familia o con amigos tal o cual cumpleaños. No lo hago porque sino este blog se convertiría en un monótono círculo de felicitaciones anuales que tampoco nos llevan a ningún sitio. No interesaría a (casi) nadie, y a mí muy posiblemente me aburriría hasta el extremo de que los días de este blog estarían contados.

Pero como toda norma -incluso ésta que es de esas normas no escritas- tienen sus excepciones, a veces decido sin saber muy bien la razón escribir sobre alguna. Puede que se deba que la celebración es algo especial o distinta, o simplemente como no tengo que rendir cuentas a nadie sobre lo que aquí escribo, pues que me apetezca, como es el caso de hoy, porque para elegir tema aquí soy libre como el ave que sobrevuela las mañanas de nuestros cielos.

De manera que fuimos a celebrar el cumpleaños de mi padre, que empezó cuando yo era un pequeño mocoso siendo mi papi, hasta que ya empezó a sonar ridículo en una voz que no fuera de un imberbe, y pasó a ser papá, después, desde hace unos años, ha pasado a ser definitivamente el abuelo Miguel. Y es que lo vi muy ilusionado con celebrar su cumpleaños y no porque fuese una fecha de las que suelen conocerse como redonda, sino porque meses antes de su día ya andaba recordándonos que reserváramos la fecha y no la ocupásemos porque nos iba a invitar a almorzar.

Así que llegado el día mismo de su cumpleaños en el Mesón de Andrés -un restaurante estupendo- nos reunimos muchos de sus seres cercanos para verle soplar la vela que por sí sola simboliza sus 84 años de vida.  Nos acordamos de nuestra madre, que ya hace demasiado que nos dejó, y su vacío no hay manera de llenarlo.

No sé si porque este año su celebración caía en sábado lo vi especialmente ilusionado y quizás por eso, a mí me hizo más ilusión y como consecuencia escribo esta entrada.

viernes, 6 de septiembre de 2024

El murmullo del agua - María Belmonte

No había terminado de leer Los senderos del mar, el anterior libro de María Belmonte, y ya estaba pensando en el siguiente libro que me leería de ella. Tanto me estaba gustando que temía el momento en el que llegara el final. Esa sensación frustrante cuando esperas que un libro nunca acabe. No quería alcanzar esa página sin saber que tendría a mano otro segundo libro de ella para echarme a los ojos.

El murmullo del agua es un ensayo sobre viajes, pero al mismo tiempo es un libro sobre la soledad del viajero en busca de cultura frente al turismo masivo de hacer la foto y seguir. Una especie de reivindicación personal a favor de la pausa, del detenimiento en la observación. También es una guía de viaje a pie, pues la autora nos lleva de su mano a observar los pequeños detalles evocadores de las fuentes y jardines de algunas plazas, tan olvidadas y al mismo tiempo tan presentes, como simple ornamento en mitad de una plaza, cuando en otro momento fueron lugar esencial en el día a día del transeúnte.

El agua, el bien más preciado y en muchos lugares un bien escaso, fue cuidado en la antigüedad hasta hacer de sus espacios de encuentro lugares sagrados y venerados. Pero no sólo las fuentes, también los manantiales, los pozos, las cascadas, los lagos o estanques, hasta los propios ríos y sus arroyos eran lugares de peregrinación. La vida salió de ella y a ella pertenecemos.

Este es un libro a la vez divulgativo y evocador, en el que María Belmonte nos lleva de su mano siguiendo el fluir del agua, con una prosa tan desbordante y burbujeante, que se filtra en nuestro fluir por sus páginas. Capítulo a capítulo va dejando derramar su erudición, que mana con una absoluta naturalidad y hace que el recorrido por este ensayo sea casi como un refrescante baño en un día de sofocante calor.

Por la razón que sea, este libro lo quise leer cerca del límite del agua con la tierra. Fue un placer.

Pd: Pocos días después vino María Belmonte al Colegio de Arquitectos de Málaga a presentar el libro, y junto con mi amigo Miguel nos plantamos allí a ver la presentación. Al acabar me dedicó los libros. Fue un encanto de charla.


domingo, 1 de septiembre de 2024

No hay verano que se precie

No hay verano que se precie que no vayamos los cuatro a echar la mañana a la playa y seguidamente vayamos a comer al chiringuito. Es casi una tradición. Una costumbre creada año a año, a costa de la repetición. Es lo que se suele conocer como una ley no escrita, que en realidad son luego las de más calado. 

Elegir un día entre semana es clave, para evitar la masificación. Ir a media mañana, pero no muy tarde para poder aparcar y seguidamente poder pinchar la sombrilla en la arena no muy lejos del chiringuito ni tampoco de la orilla.  Darnos un baño después de tomar el sol, leer algunas páginas de un libro. Disfrutar de la libertad natural de dejarse mecer por la marea. Secarse al sol tumbado en una toalla. Notar el salitre en la piel, escuchar el sereno y constante rugir de las olas del mar. Ver a tus hijos sonreír. La felicidad es tan simple y tan complicada a la vez.

Esperar a secarnos antes de ir al chiringuito. Comer con vistas al mar, sintiendo la brisa fresca en la piel. El primer buche de cerveza fría es irrepetible, el intenso gusto marino de las coquinas, el regalo de sabor que es disfrutar de un espeto de sardinas salpicadas en limón y continuar con una paella. Y lo mejor, disfrutar los cuatro juntos de todo esto.

Algo dulce para acabar la comida y regresar al mar justo antes de dormir la siesta a la sombra de la sombrilla. Ya desde ese momento, justo antes de apagar la consciencia  sabes que pocas cosas van a poder superar un día así. Gracias vida.