Hay libros que son un amor a primera vista. Este es un claro ejemplo de ellos.
Que el viaje fuese a pie y por la costa vasca no hacían más que acrecentar mi interés. Un viaje a pie es un viaje de divagación, de melancolía, de promesa. La autora, María Belmonte, propone una excursión continuada por las vidas que pasearon la costa vasca. Aristóteles, Goethe, Victor Hugo, Darwin o Jane Austen, así como otros escritores, pintores o aventureros que acompañarán a la autora en este viaje.
Los paisajes transitados por su adolescencia, la pérdida geológica y la historia humana. Los viejos caminos inspiradores que nos deleitan con su belleza a pesar de los pasos que han impreso su recorrido por él. La naturaleza en mayúsculas, pero también la peregrinación interior, una especie de odisea vivida sin un lugar determinado como meta. Con la simple humildad de perderse para encontrarse a sí mismo.
Salí de la librería con la sensación de haber hallado el libro de la felicidad inmediata, como si al llegar a casa tuviera asegurado la felicidad encerrada en un libro. Regresaba caminando a casa soñando que transportaba un bosque, una costa entera, una parte de un océano, la historia natural pretérita contada por algunas de las grandes voces de la literatura. Y que todo ello me lo contaban al oído, entre susurros, y que estaría esperándome para empezar con sólo destapar el perfume de sus primeras páginas.
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