domingo, 24 de enero de 2016

Marilyn Monroe 33

Enciendes el televisor y descubres que en la Costa Este Norteamericana está cayendo la mayor tormenta de nieve de los últimos 100 años, que se dice pronto. Es enero y todo esto es algo que ciertamente está dentro de lo posible, pero muchos nos preguntamos si esta desenfrenada espiral climática es un proceso natural o una consecuencia provocada directa o indirectamente por las acciones del hombre.

Dos mil vuelos cancelados entre Nueva York y Boston. 400.000 hogares sin luz, declarado el estado de emergencia. Los transportes públicos inutilizables, las carreteras cortadas. Se pide a la población mantenerse en sus casas. Nada hay abierto. Se pide encarecidamente no salir a las calles. La imagen de las calles desoladas, con todos los edificios con las luces apagadas, envueltos en una oscuridad ancestral, parece sacada de una de esas películas de catástrofes naturales, como si una era glacial nos estuviera amenazando.

Sin embargo, aquí donde tengo la fortuna de vivir, en el sur del sur de Europa el invierno apenas es perceptible. Ayer, sin ir más lejos, fui a la Rosaleda con una simple manga, y estamos con enero más que avanzado. Puede que sea el invierno más benigno que yo recuerde. ¿Esto significará que el verano será asfixiante? No lo sé, y no sé siquiera si es posible ofrecer una respuesta acertada a mi pregunta, puede que todo sea simplemente cíclico, o tal vez aleatorio. En cualquier caso sólo nos quedará encerrarnos en nuestras viviendas, como el caracol en su concha, y esperar que el temporal pase.

De modo que poco nos queda por hacer más que poner al mal tiempo buena cara. De esto Marilyn sabía bien.


domingo, 17 de enero de 2016

Pequeñas gotas de felicidad

Existe un periodo de tiempo indefinido que abarca desde el final de las fiestas navideñas hasta casi el comienzo de la primavera que es un bálsamo perfecto para los excesos de las fiestas. Un periodo de tiempo en el que apetece verdaderamente la austeridad. Las comidas, en la búsqueda de perder el sobrepeso adquirido en la sobreabundancia de las navidades, se vuelven frugales. Uno llega a terminar hastiado de tanta comida copiosa y desea comidas ligeras y sencillas. Vuelven el descanso y el tiempo libre paulatinamente y va quedando atrás la locura de las compras navideñas que sólo permanecen en nuestra renovada agenda en las devoluciones para aprovechar las rebajas.

Ahora, los fines de semana son auténticos remansos de paz y sosiego. Una vez bajado el árbol y los adornos navideños al trastero, la butaca que fue desplazada por el árbol regresa a su lugar, el Belén cede su sitio a las flores y a la vela, y así, poco a poco, cada cosa desplazada vuelve a su sitio. Una sensación de amplitud satisface nuestro espíritu hogareño. Los regalos nuevos sustituyen a los viejos, y existe un sensación de estreno que alegra la convivencia. Los niños están capturados por sus nuevos juguetes, como calmados por la novedad, y todos buscamos un hueco de tranquilidad para dedicárselo a lo que nos apetece. Todos andamos ocupados en nuestros nuevos juguetes. Incluso al final del día, al estar menos cansados, apetece ver una película o un capítulo de una serie.

Además, las comidas menos copiosas mejoran el descanso y activan automáticamente las ganas por realizar tareas: arreglar los cajones, ordenar la ropa, pasear, reencontrar tiempo para leer... Todo parece refrescar las actividades de la vida, hay una especie de complacencia hacia los demás, como una alegría y entusiasmo por retomar un ritmo vital que parecía perdido. Y esta alegría -a mi juicio- no es más que alcanzar pequeñas gotas de felicidad.


viernes, 15 de enero de 2016

Una breve Historia de casi todo - Bill Bryson

Creo que fue a Muñoz Molina en su blog al primero que leí comentar algo sobre algún libro de Bill Bryson, o al menos eso es lo que recuerdo. La curiosidad me hizo navegar por Internet a investigar y pensé que podría ser interesante apuntármelo en el móvil, como un autor que podría resultarme interesante. Un buen día, varios meses después, en una de mis visitas a la biblioteca me encontré con Una breve Historia de casi todo, un libro de divulgación científica. 

Bryson es uno de los más reconocido escritores sobre divulgación científica, y ahora que ya lo he leído comprendo perfectamente el porqué . No sólo explica las cosas de una manera concisa sino que lo hace de una forma divertida y entretenida. Con múltiples ejemplos explicativos podemos ver en mejor dimensión lo inalcanzablemente difícil que es a veces comprender las cosas sencillas, por ser extremadamente pequeñas o extremadamente grandes, o lejanas.

Conforme uno va avanzando en la lectura va dándose cuenta de lo extraordinariamente complicada que es la vida, sus inicios y su avance a lo largo de la Historia. Es algo casi milagroso. Las causas, los modos, las dificultades, los millones de ensayos y la fortuna sin igual hasta llegar a la actualidad. Millones de años de circunstancias, conjunciones imposibles e irrepetibles que se dieron para la creación de una simple célula. La aleatoriedad de la evolución. Todo está explicado de manera amena y pasional. No se me ocurre nada mejor que darle las gracias a Bryson por el tremendo trabajo que se ha echado encima para finalmente ofrecernos en este libro.

Pd: Los Reyes Magos, siempre tan atentos a mis gustos, se encargaron de traerme un nuevo libro de Bryson.


martes, 12 de enero de 2016

Pido perdón

Cada día que pasa me doy más cuenta que estoy inmerso en un proceso lento y perezoso a la vez que firme y constante de sencillez personal. Cada vez aprecio menos lo material y más lo que tiene que ver con los sentimientos. Cada vez tengo más claro que prefiero gastarme el dinero en sentir que en tener. El límite entre tener y sentir no siempre es sencillo de discernir. Para sentir un buen whisky de malta hay primero que tenerlo, para disfrutar de un libro o de música no es tan necesario hoy en día, tenemos bibliotecas e Internet que nos facilitan mucho el proceso.

Ni soy el único, ni soy nada original, ni estoy absorbido por ninguna moda, o eso creo. Ya el año pasado me pasaba y este año esta sensación ha explotado completamente. No deseo tanto poseer las cosas como disfrutar de ellas. Con esto no pretendo criticar a nadie ni nada. No creo tener más razón que nadie, ni creo merecer más respeto ni nada que me dé ventaja sobre el resto. Cada cual es cada cual y sus preferencias. Y mis preferencias hoy día están más en disfrutar de las cosas que puedo sentir que en las que puedo almacenar. Es la manera con la que espero alcanzar más directamente mi tan anhelada felicidad. Evidentemente como no soy una persona rígida e inflexible en sus pensamientos, puede que todo esto cambie o se vea interrumpido en cualquier momento, parcial o totalmente. No lo sé.

Sólo sé que prefiero ver a mi mujer feliz con un vestido que le guste, o con un bolso que desee que a mí con un reloj nuevo. Prefiero asistir a un teatro que un nuevo jersey. Lo siento, soy así de raro, por eso este año he devuelto casi todos mis regalos de Reyes, o todos aquellos que sólo incrementaban en número lo que ya tenía en exceso. Perdón a quien le pueda molestar.

viernes, 8 de enero de 2016

Star Wars Family

Durante estas pasadas navidades hemos revisado en casa la saga completa de Star Wars. No era mi intención en principio, pero vi a los niños mostrando un inusual interés en la historia de la Guerra de las Galaxias y no desaprovechamos la oportunidad para verlas todos juntos. Ya saben, los anuncios del último episodio en la tele, los juguetes alrededor de la saga, el Halcón Milenario, la Estrella de la Muerte, Yoda y sus puntiagudas orejas, las espadas láser, el atractivo lado oscuro, la fuerza misteriosa de los jedis... Demasiados atractivos para que unos niños no piquen el anzuelo, y no les culpo, yo con su edad también caí de lleno, de hecho yo era muy de Star Wars y pasé muchas tardes solitarias jugando con soldados imperiales y jedis. Libré batallas y batallas hasta que finalmente dominé la galaxia.

Así que en seis ocasiones nos sentamos los cuatro en casa (creo que Pepi faltó a la primera) y vimos los seis episodios por orden cronológico, para que a los niños les fuese más fácil seguir la historia. Les encantó. Especialmente a Sofía, que es ya una pequeña padawan, y desde hace unos días, cada noche antes de acostarse, me dice aquello de: que la fuerza te acompañe.

El siguiente paso era visitar las salas de cine y disfrutar del séptimo episodio, El despertar de la fuerza. Así lo hicimos. Despertamos pronto, desayunamos ligero y con unas palomitas y unas gafas 3D, los cuatro disfrutamos como enanos en la sesión matinal de cine. Ya estamos deseando que estrenen el episodio octavo.

Pd: Feliz año nuevo.