Un día tienes a tu hija en tus brazos, tomando el biberón y estás mirándola, embelesado, con cara de bobo, y casi en un santiamén estás sentado en la butaca del salón de actos de su instituto, viendo cómo le entregan un premio, como puede ser un premio nacional de Infografías de Finanzas para Jóvenes de la Fundación Caixa Bank, con la misma cara de bobo, aunque con algo más de canas. A mi niña, mi pequeña, le otorgaron un tercer premio nacional, la primera de Andalucía. Sí, lo confieso, estoy orgulloso.
Un premio Nacional no es cualquier cosa. El departamento del instituto decidió participar y a través del voluntariado, que los formó en unas pocas jornadas además de facilitarles las bases de participación fueron la chispa que lo inició todo. Hay que darle las gracias por preparar al alumnado. A todos. También a la directora del Instituto, a su tutora, al director de oficina de La Caixa en Fuengirola, que también acudió a la entrega de premios y a la Delegada de Educación en Málaga, que pudo hacer un hueco en su apretada agenda para venir a entregarlo.
A Sofía le entregaron varios regalos, al departamento también, pero el premio gordo nos lo llevamos Pepi y yo, su madre y su padre, que no cabíamos en nosotros de lo anchos que estábamos. No he montado en globo nunca, y puede que no lo haga, pero dudo que pueda subir tan alto como yo flotaba ese día.
Pd: Días más tarde recibimos en casa una carta personal de la alcaldesa de Fuengirola para felicitarla personalmente por el premio. Un bonito detalle.
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