Hay veces que no te crees las cosas hasta que las ves, hasta que las tienes delante, y aun así, todavía cuesta creerlo. Se anunció el concierto de los Red Hot Chili Peppers en Sevilla, en el Estadio de La Cartuja. Mi cuñado Francisco y yo hacía años fuimos junto con la familia, a pasar unos días navideños por Madrid y ya de camino ir a ver a los pimientos picantes en el Palacio de Deportes de la Comunidad, lo que ahora se conoce como el Wizink Center. Y la verdad es que vimos un muy buen concierto.
En aquel lejano diciembre de 2011 venían de gira a presentar su disco I'm with you y en esta ocasión, a Sevilla, venían con otro disco bajo el brazo titulado Unlimited Love. Lo cierto es que en aquel concierto en Madrid tocaron muchas de su repertorio clásico. Aparte de Give it away y Under the bridge, que sí suelen ser más fijas, también tocaron Breaking the girl o clásicos como Higher ground, By the way, Dani California, Can't stop o Scar Tissue. Recuerdo que salimos muy contentos del concierto
Aquella escapada madrileña aparte de ser un fin de semana turístico nos sirvió para quitarnos el gusanillo de no haberlos visto en directo, pero se nos quedó la espinita de no haberlos visto antes, cuando John Frusciante, su guitarrista de toda la vida, estaba con la banda. En aquella gira el guitarrista era Josh Klinghoffer que hoy día gira con Pearl Jam. Estupendo guitarrista también, pero Frusciante es Frusciante y se nos quedó ese pero.
Ahora venían a Sevilla, y venían con Frusciante a los mandos de su Fender stratocaster. Los dos estábamos con los dientes largos. Pero la fecha no ayudaba. Aunque era sábado a primeros de junio, alrededor de esa fecha hay muchos eventos por anunciarse, festivales pendientes, fin de curso, de manera que lo dejamos pasar. Nos hicimos la idea de que en esta ocasión no podría ser y ya está. Las entradas se pusieron a la venta y se agotaron y nosotros, con cara de bobos, contemplamos desde la distancia una oportunidad perdida.
Luego anunciaron que Beck y Trundercat serían los teloneros. Beck, otro artista de Los Ángeles que nunca había tenido la oportunidad de ver. Pero ocurrió lo inesperado. Pocos días antes del concierto pusieron un lote de entradas a la venta, no muchas, las suficientes para evitar la reventa. La oportunidad de reengancharnos estaba servida. Los dos con ganas, ir y venir, un Veni, vidi, vici de cajón. No nos lo pensamos dos veces y a Sevilla que nos fuimos.
Mi cuñado se llevó la peor parte. Él conducía y yo tenía como misión descargarlo de fatigas y darle conversación para que no se me durmiera a la vuelta. Trato hecho.
Nos fuimos temprano desde Fuengirola, aparcamos por el centro, comimos como señores, paseamos por donde todos los turistas cuando viajan a Sevilla. Después del café tiramos para el concierto. Hicimos más cola de la cuenta para acceder -y sin necesidad- porque nosotros íbamos con asiento numerado, pero por la desorganización que allí había tuvimos que hacer algo de cola, al pegajoso sol de un junio sevillano.
Al principio del concierto estábamos algo molestos porque desde nuestra zona el sonido era deficiente, pero decidimos cambiarnos lo que pudimos más cerca y bueno, los ingenieros fueron mejorándolo. Thundercat no sirvió para que la espera se hiciera más llevadera y Beck, que fue muy animoso, el que de verdad calentó el ambiente antes de la banda californiana. Hay que decir que Beck tocó a todo trapo. Tocó un buen número de temas sin descanso. No faltó su himno Loser, pero tampoco temazos como Devil's haircut, Mixed bizness, Debra, Lost cause o Where it's at!. Un no parar.
El escenario que traían montado para esta gira los Red Hot Chili Peppers era un lujo. Para ellos debía ser mareante, incluso fastidioso, pero para un espectador con ubicación en la grada era maravilloso. Estabas entretenido todo el rato. Ver a Frusciante en el escenario fue otro sueño cumplido. Al acabar el concierto, que se pasó volando, tocó regresar, un largo camino de vuelta a casa, que a mí se me pasó rápido y creo que a Francisco también porque nos faltó tiempo para hablar todo lo que queríamos hablar.
Si tengo que quedarme con uno de los dos conciertos, creo que me quedaría con el de Madrid, pero ver a Frusciante tocando los acordes en Nobody weird like me o Soul to Squeeze o el estupendo tease que nos regaló del clásico de Jimi Hendrix, Hey Joe, también es un recuerdo que me llevaré por siempre bajo tierra.