El día después del concierto de Texas, con la sonrisa tonta aún en la cara, fuimos a Málaga a almorzar en uno de los sitios que más me gustan, el Asador Iñaki. Todos los veranos intento al menos ir una vez, y aunque hace años que cambiaron de dueño, los cambios han sido pocos y en la mayoría para mejor. Aún siguen manteniendo lo realmente esencial del sitio: la buena cocina.
En esta ocasión fuimos con los niños, a los que acabábamos de recoger de casa de los abuelos. Les comentamos la posibilidad de ir a almorzar al Asador Iñaki y la alegría no les cabía en la expresión de la cara. Bien sabían que allí nos esperaba buena cosa. Así que sin tiempo que perder tiramos para Málaga, porque al Asador Iñaki hay que llegar con tiempo sí o sí. O eso o poseer una enorme paciencia.
Nuestra intención era pedir chorizo criollo y buey de mar, pero no quedaba ya de ninguno de los dos. Tampoco pasa nada, carta hay de sobra. Para empezar pedimos unas zamburiñas que estaban riquísimas. En casa los cuatro somos unos enamorados de las zamburiñas. Pedimos de entrada también una ración de pulpo a la brasa que es una recomendación obligatoria para cualquiera que ame el pulpo. Como plato principal para compartir entre los cuatro pedimos dos, chuletón de buey y un T-Bone de ternera con patatas. ¡Exquisitos! Todo ello regado con una cerveza Alhambra 1925. Los postres ni que decir que estaban para chuparse los dedos. ¡La cuenta justa! ¡Volveremos!