Antes de finalizar agosto hay un evento musical en la Costa del Sol de primera línea. El Festival de música Cala Mijas. Un festival de tres días a un paseo de casa. Algo que he estado soñando toda mi vida. En la primera edición ahí estuve, los tres día a pie de tajo, en la segunda edición no podía faltar. Mi compañero de semejante aventura siempre es Francisco. Ambos nos hemos criado bajo la magnética influencia de la distorsión rockera. Somos súbditos fervientes de los riffs y esclavos de la música en directo.
El primer día del festival no venía flojo en absoluto. Para abrir el festival fuimos al escenario principal, bautizado como Sunrise, para ver al dúo catalán
Cala Vento, que ya había visto en dos ocasiones con anterioridad y llegaban al festival para presentar su nuevo disco
Casa Linda. Las dos veces que los había visto antes fue en la misma sala,
en el Theatro Club de Málaga. A mí me gustan mucho, tienen una mezcla perfecta entre modernidad y rabia. Son divertidos y en directo suenan de maravilla. No nos los quisimos perder. Tocaron bajo un sol pegajoso a las seis y media de la tarde de finales de agosto, que no es poca cosa, pero había algo de brisa y eso nos ayudó a aliviar los rigores veraniegos. El final de concierto tocando
Conmigo, con ellos bailando me dejó de un buen rollo total para varios días. No se me quitaba de la cabeza.
El siguiente artista era un joven cantante de origen griego aunque nacido en Bélgica, Tamino. Había escuchado hablar de él como el Buckley belga, que es una etiqueta que pesa mucho, porque Jeff Buckley es referencia vocal de primera línea. Lo cierto es que bueno, esas comparaciones no le benefician a nadie, y menos a alguien que está empezando a darse a conocer para el gran público pero sí que hay que reconocerle que un aire sí le da. La escenografía del concierto fue estupenda porque el sol se estaba poniendo a la espalda del escenario Victoria y los rayos se filtraban por el backstage de una forma muy bella. Había estado escuchando mucho su música y Habibi y especialmente Indigo Night sonaron estupendamente. Terminé muy contento de haber visto su actuación. Aunque a veces me dio la impresión que la voz estaba tratada con un pedal o algo. Puede que fuesen impresiones mías.
Seguidamente de vuelta al escenario Sunrise se esperaba Siouxsie, la conocidísima cantante británica líder de Siouxsie and the Banshees. Citada como referencia de gente que admiro tanto como PJ Harvey o Thom Yorke de Radiohead, por ejemplo. Tuvo a Robert Smith, líder de The Cure tocando la guitarra en su grupo. Susan que es su nombre real fue una verdadera revolución mediados los setentas. Una de sus primeras apariciones públicas fue junto a Sex Pistols que estuvo salpicada por una gran polémica que en cierta manera ayudó al lanzamiento de la banda. Una artista irreverente, comprometida, moderna y tremendamente original fue poco a poco labrándose su hueco en la historia musical del que años más tarde se fue conociendo como la New Wave. Mis aplausos a una señora historia del rock. Hizo un concierto muy a gusto de sus acérrimos seguidores.
Nuestro siguiente objetivo del día era Arcade Fire, pero como quedaban casi dos horas hasta la hora prevista, nos acercamos a ver algunas canciones de Amaia, que tanta fama tiene entre la juventud actual y justo después nos desplazamos al otro extremo del festival, hasta el escenario más alejado donde actuaba Baxter Dury, apellido que sonará a aquellos familiarizados con los inicios del punk, pues es el hijo de Ian Dury, ya saben aquella famosa canción que tenía como estribillo algo así como Sex & drugs & rock n roll. La calidad del sonido era sorprendente buena. Sonaba de lujo.
Se acercaba el momento del inicio del concierto de Arcade Fire, quisimos irnos pronto para el escenario con la intención de verlos cerca, pero todo el mundo había pensado de la misma manera que nosotros. Aún así nos acercamos bastante. La forma que tuvieron de realizar el inicio del concierto fue muy divertida. Empezó a sonar una versión disco de Rabbit Hole y mientras la canción sonaba, se veía a la banda bajar la rampa que les dirigía al escenario. Venían con un buen rollo impresionante, bailando y sonriendo, saludando, muy estilosos. Parecía casi una pasarela de rock. Comenzaron con Age of anxiety II, y una tras otra fueron cayendo sus canciones más conocidas, como Reflektor, The Suburbs of Everything now y dejaron para el final Wake up, que es un bombazo de canción aunque tuvieron la mala pata de que les falló el micrófono. Tardaron poco en cambiarlo pero estropeó gran parte de la canción, por mucho intentos que hicieron en que no se notase. Fue un show maravilloso, lanzaron pequeños papeles de brillo durante la canción, que supuso un estallido final de euforia común. No imaginaba yo que Arcade Fire tuvieran tantos seguidores.
No nos dio tiempo a asumir lo vivido y nos fuimos rápido hacia el siguiente concierto. Una banda que yo llevaba mucho tiempo de ganas de ver. Idles, una de las bandas revelación del nuevo rock, post punk lo llaman. La banda de Bristol, liderada por Joe Talbot, tiene una energía desmedida en directo. Sus shows son rabia y vigor llevadas al extremo. Comenzaron con Colossus, que sonó contundente. Durante el concierto se montó el pogo más loco que he visto en mucho tiempo. Fue muy intenso.
Mark Bowen, el guitarra, apareció con su bigotazo y con un vestido de mujer. No paró de moverse, y en general la banda desplegó una ganas brutal, mucho empuje y mucha garra. Dan la sensación de estar divirtiéndose de lo lindo con sus canciones y es algo contagioso. El tramo final con Never fight a man with a perm, Danny Nedelko y Rottweiler fue fabuloso.
Volvimos al escenario principal para ver a Foals, pero no lo vimos entero, estábamos reventados y bueno, en otro momento nos hubiéramos quedado el concierto entero, pero teníamos que pillar el autobús de vuelta y teníamos por delante aún dos días de festival. El primer día no estuvo nada nada mal.