Woody nunca decepciona, el libro comienza desternillante, contándonos sus motivaciones, su manera de trabajar, cómo conoció a muchas de las personas más influyentes de su vida, así como inocentes intimidades sobre algunas de sus relaciones de parejas, desde Louise Lasser pasando por Diane Keaton hasta Soon-Yi. Todo es divertido y ameno hasta que comienza a explicar como la desquiciada relación que mantuvo con Mia Farrow fue derivando en la obsesiva a la par que vengativa reacción de ésta a su desconcertante relación con Soon-Yi.
Está claro que Woody comenzó a escribir el libro con un ánimo, digamos divertido, pero todo se fue al carajo -según mi opinión- cuando escribe que Mia Farrow supo de su relación con Soon-Yi. Entonces Woody se pone serio, e intenta hacernos comprender que está libre de culpa y que todo es una invención de Mia por arruinarle la vida a él y a Soon-Yi y que si para ello tiene que pasar por encima de sus propios hijos, así lo hace. Cuesta creer que alguien pueda obrar así, pero...
Me gustó más la primera mitad del libro, y aunque estuvo bien saber por puño del artista todo aquello que fue comidilla de la prensa rosa durante un buen tiempo se me hizo tediosa la larga diatriba de juicios, acusaciones y amenazas.
Probablemente la culpa sea mía, porque yo esperaba un libro entretenido, divertido y ocurrente, pero lo cierto es que no es un guion de cine sino la biografía de un director de cine. Y su vida, por lo que se lee, ha sido sólo comedia.
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