Hace tiempo que teníamos en la cabeza realizar una escapada de ida y vuelta en un día a Gibraltar, pero entre que el calendario está siempre saturado de actividades y que la climatología es a veces caprichosa, lo cierto es que por una razón o por otra al final siempre íbamos postergando la excursión. Pero llegó el día en el que el calendario parecía estar despejado de acontecimientos y obligaciones ineludibles y el cielo completamente despejado.
Madrugamos con la intención de llegar a Gibraltar pronto, para evitar atascos y también para aprovechar el día, porque el centro, las tiendas y la actividad comercial en Gibraltar y la vida en general no va mucho más allá de las 19:00, en muchos casos de las 17:00.
Es una visita recomendable porque es original e irrepetible, bastante completa pero algo cara, porque todo allí es bastante más caro que lo es en España.
La única pega del día fue que la pobre Pepi se cayó y se hizo bastante en la mano al caer. Por suerte nada que necesitara intervención médica. Aunque el móvil necesitó pasar por el garaje. ¡Qué susto nos dimos con su caída!
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