Lord Bishop Rocks es una fuerza de la naturaleza. Así, sin tonterías. Para que se hagan una idea Lord Bishop es un negro de potente voz profunda, de casi dos metros de altura, que cuando agarra una guitarra entre sus enormes manos parece un juguete apunto de romperse, en cambio lo que realmente consigue es arrancar enérgicos riffs de rock punk n' funk.
Todo es grandilocuente en Lord Bishop Rocks, su puesta en escena también lo es. Luce una barba teñida de rosa, el pelo rapado lo lleva tapado con un pañuelo cual pirata y sobre el pañuelo va tocado con un sombrero púrpura, al cuello lleva atado un largo y sedoso pañuelo de flores. Camiseta de Kiss y chaqueta de solapa.
Después de tan extravagante conjunto Lord Bishop se sube al escenario con un vaso de whisky en la mano, y tras una pomposa presentación al micro por el bajista -que tenía acento argentino-, agarra la guitarra, se coloca delante del micrófono y ya no hay nada que reprocharle. Una guitarra como un navajas, riffs al más estilo Prince, solos cual Hendrix y una voz como si John Lee Hooker le hubiera prestado la garganta. Entre trago largo y trago largo de whisky Lord Bishop Rocks fue entremetiendo temas suyos y versiones de sus bandas favoritas y así fue avanzando el concierto hasta las dos horas de duración.
Durante el concierto pidió que le acercaran un disco para promocionarlo y una vez lo hubo mostrado al público me lo ofreció desde el escenario ya que yo estaba en la primera fila. Me lo regaló. Luego en la zona donde venden el merch le compré otro y ya me lo firmó. Conciertazo.
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