viernes, 21 de julio de 2017

Sting en Fuengirola

Fue una sorpresa. No hubo ni rumores ni nadie lo esperaba. De repente lees en la prensa que Sting tocará en Fuengirola, donde presentará su último lanzamiento 57th & 9th. Algo que unas horas antes me hubiera parecido inverosimil, inesperadamente va tomando cuerpo poco a poco en mi cabeza. Se anunciaron además que también visitaban nuestra localidad Jamie Cullum, Michael Nyman o los Beach Boys, entre otros. Demasiados conciertos para tan poco tiempo. Hay que elegir. Mi economía no estira para tanto.

El elegido fue Sting. A Jamie Cullum ya lo había visto en dos ocasiones -ambas muy satisfactorias- y a Nyman también en una ocasión. Pero el elegido fue Sting. No iba a ser, a priori, su mejor gira, pero siempre quise ver a Sting.

El concierto me gustó mucho, si acaso, por ponerle una pega, es que fue justito de tiempo. Un par de canciones más en el bis, y ya todos hubiésemos salido plenamente satisfechos.

Las entradas que compramos resultaron estupendas. Centradas a más no poder en la única grada que colocaron expresamente para los conciertos de verano. Detrás del escenario el mar y la noche estrellada. El ambiente era estupendo y la puesta en escena no defraudó.

Antes de Sting tocó Ara Malikian, que te deja cansado de verlo corretear de un lado para otro del escenario con el violín entre las manos. Da miedo imaginar que se caiga en uno de sus acrobáticos saltos y rompa el violín.

Sting salió puntual -no esperaba menos de un británico-. Consultando los setlist de conciertos anteriores puedes comprobar que conforme ha ido avanzando la gira, el repertorio ha ido dejando atrás las canciones del nuevo disco y ha ido añadiendo los grandes clásicos que Sting y The Police atesoran en sus álbunes. Sting aún mantiene aún ágil sus cuerdas vocales.

El comienzo fue animado, con Synchronisity II, If I ever lose my faith in you y Spirits in a material world. Su tema ya clásico, English man in New York, me dejó algo descolocado, la cambiaron demasiado para mi gusto. Luego todo fue sobre ruedas hasta Shape of my heart, que fue uno de los momentos del concierto. Muy bien interpretada. Sólo esta canción ya valía la entrada. Me emocionó.  Sting siguió visitando sus discos, saltando de uno a otro a lo largo de toda su carrera, hasta acabar con Roxanne. Todos esperábamos que regresara al bis, faltaba el que es su gran éxito. Regresó e interpretó Every breath you take, pero para mi gusto el colofón llegó con Fragile, con Sting solo en el escenario, guitarra en mano. Una maravilla.

El setlist resultante fue muy equilibrado, incluso hubo tiempo para que su hijo, que le servía de coros durante el concierto, rindiera homenaje a David Bowie, con una estupenda y personal interprestación de Ashes to ashes. Se despidió y eché en falta uno de mis temas favoritos: Mad about you. Lástima. Otra vez será.


No hay comentarios: