Los años van pasando y casi no nos damos cuenta. La tarea diaria, el trabajo, el ir y venir, los problemas, las obligaciones, dos pasos hacia delante y otro hacia atrás, a veces cuesta arriba, a veces cuesta abajo. La vida es un camino por el que vas andando sin saber a dónde te lleva, desconoces el destino o fin, pero vas avanzando. Más o menos llevas un rumbo, tienes un norte. A veces disfrutas del paisaje alrededor, otras no te da tiempo a detenerte.
En ocasiones pierdes el rumbo, has perdido de vista el camino por el que ibas, entonces como una estrella polar, buscas el norte. Mi norte es Pepi, mi mujer, mi compañera de vida.
Cumplimos ahora 20 años de casados, pero juntos llevamos una vida. Hemos estado separados por los trabajos, con horarios casi incompatibles, con mejores y peores épocas, pero siempre hemos estado juntos. Los niños están siendo nuestro mayor dolor de cabeza, pero al mismo tiempo nuestro mayor orgullo. Sin ella mi vida no sería la misma. He tenido la suerte de encontrarla pronto y de poder andar este camino de la mano de la mejor. Gracias Pepi, espero seguir caminando a tu vera.
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