viernes, 16 de junio de 2017

M.C. Escher en Madrid

El día anterior había asistido al concierto de los Guns N' Roses en el Calderón. Seguía en Madrid con mi cuñado Francisco y no teníamos que coger el AVE hasta primera hora de la tarde. La idea era pasear por la capital, comprar unos regalos a la familia y poco más, pero si era posible, en ese poco más, visitar el Palacio de Gaviria, en la Calle del Arenal, junto a la Sala Joy Eslava.

El atractivo no era tanto visitar el Palacio de Gaviria en sí como disfrutar de la exposición sobre M.C. Escher que allí se exponía. Soy admirador del artista holandés desde hace muchos años. Desde pequeñito. Mi hermano solía comprar todos los meses la revista Muy Interesante y yo me la devoraba vorazmente. Ahí lo descubrí, en un artículo sobre geometría y las matemáticas. Algo así era. No recuerdo bien.

La exposición resultó ser estupenda. Muchas obras de muy buena calidad, muy bien expuestas, adecuadamente documentadas y explicadas, en un entorno precioso, y además como era lunes por la mañana la disfrutamos casi en solitario, sin prisas ni interrupciones.

Lo cierto es que practicamente todas sus obras me agradaron. Las hay que me gustan más y otras que menos, lógicamente, pero casi todas me atraen. Los grabados son maravillosos. Desde sus obras iniciales y de pequeño formato hasta las últimas. Su minuciosidad, su enrevesadas perspectivas, la imaginativa selección de la naturaleza, la creatividad geométrica, en general, todos sus obras tienen esa chispa distintiva que lo hace especial. Las obras realizadas para encuadernar libros, las que hizo de su viaje a Italia. Las estampas nocturnas son verdaderamentes extraordinarias. Una maravilla de exposición. Y por si fuese poco estaba muy bien montada en todos los aspectos. Incluso tenían espacios visuales interactivos muy amenos y divertidos. 


Pd: Incluso los precios de la tienda me parecieron adecuados.



sábado, 10 de junio de 2017

Segundas oportunidades

Hay ilusiones que se escapan, propósitos que se vuelven imposibles, proyectos inaccesibles y no siempre es culpa nuestra. Vinieron los Guns N' Roses a tocar a Sevilla, con los Faith No More y con Soundgarden. No recuerdo bien la razón ahora, pero no pude ir. Algo importante sucedería, imagino.

En aquellos años seguramente yo estaba volcado de lleno con los álbumes Angel Dust y Use Your Illusion, el I y el II. El Superunknown estaba a punto de caer. Por la razón que fuera no pude asistir al concierto y siempre me quedó una espinita por ello. Tengo amigos que fueron y siempre que lo nombran el pellizco aprieta.

Slash y Axl comenzaron a torcer su amistad y la separación fue un hecho. Poco después Mike Patton decidió involucrarse en nuevos proyectos. Y Soundgarden también puso un punto y seguido en su carrera poco después. Recientemente ese punto y seguido se ha convertido desgraciadamente en punto y final.

Cuando me llegaron los primeros rumores de que quizás hubiera gira de reunión de Guns N' Roses (Not in this lifetime Tour!) me prometí que en esta ocasión no podía faltar. No siempre hay una segunda oportunidad. Finalmente se hizo realidad. Hubo reunión y fui a verlos al Vicente Calderón, junto con mi cuñado Francisco y un par de amigos. Para colmo de telonero actuó Mark Lanegan, que me encanta, aunque el sonido en su caso dejó que desear. Como primeros teloneros también estuvieron Tyler Bryan and The Shakedown.

Lo cierto es que disfrutamos del concierto de lo lindo. Guns N' Roses tiene grandísimos temas que son ya clásicos del rock. Axl aún mantiene el timbre y Slash soporta el peso de gran parte del show más que brillantemente. Duff es esencia de rock, Fortus estuvo tremendo, como Dizzy y Frank Ferrer. Incluso Melissa encajó perfectamente. Un set brillante. Una noche para el recuerdo.



lunes, 5 de junio de 2017

Aprendiendo de la experiencia

Nos montamos en el coche mi niño y yo para ir hacia la Rosaleda. Partido grande. El Barcelona venía a nuestro campo con la liga en juego, en su habitual mano a mano con el Real Madrid. El Málaga en cambio estaba en la cuerda floja. Teníamos nuevo entrenador, pero de los últimos cuatro partidos habíamos perdido los dos partidos de casa y habíamos empatado contra el Leganés, aunque la jornada anterior habíamos ganado un partido decisivo en Gijón, 0-1.

El Barcelona llegaba y todo hacía presagiar una nueva derrota. Mi hijo me decía, como justificándose, que era muy probable que el Málaga perdiera e incluso que el Barcelona nos goleara. Yo le dije que sí, que era probable, pero que bueno, en el fútbol cada partido hay que jugarlo, que cada equipo juega a ganar y que nunca se sabe. Él me escuchaba, pero seguía con la misma cantinela: ya papá, pero el Málaga no está muy bien y el Barcelona tiene a Messi, y a Luis Suárez, Neymar, Iniesta, y a un montón de jugadores buenísimos. Lo veía imposible. Yo le insistía que sí, pero que seguro que jugaban con once, y que yo ya había visto ganar al Málaga 5-1 al Barcelona, y que tuviera fe. Me miró sorprendido, como si yo le estuviera engañando. Le expliqué que todo puede pasar, que es posible que perdamos pero que seguro que los jugadores lo iban a dar todo para ganar primero, y si no para no perder, y que lucharían incansablemente para evitar una goleada. Me miraba y callaba, no estaba muy convencido con lo que yo le contaba.

Comenzó el partido. Kameni salvó la primera del Barcelona a Luis Suárez. En el minuto 30 Sandro marcó en una contra a su ex-equipo. Neymar se expulsó en una niñería absurda en la segunda parte. Y al borde del final Jony marcó el segundo. Miguelito no se lo creía. El Málaga estaba derrotando al Barcelona. No cabía en sí de sorpresa. Finalizó el partido con salto de alegría.

Después de aquel día siempre me dice muy convencido que cualquiera puede ganar, por difícil que parezca. Y es que nada como el fútbol para aprender de la experiencia.