Hoy voy a presentarles una cerveza exótica donde las haya, aunque es más extravagante por su procedencia que por su elaboración. Ésta es la Kirin Ichiban. Una cerveza que llega desde el lejano Japón, y está elaborada con malta de cebada, lúpulo, maíz, arroz (¿cómo no?) y agua mineral natural.
Mi primera impresión he de reconocer que fue buena. La esperaba con algún resto de sabor extraño, pero no puedo decir que nada me desagradase, si acaso, puedo sostener que es muy suave y su amargor muy ligero. Contiene una grado alcohólico del 5%, que la sitúa en el mismo centro del abanico estándar. Es de color muy cristalino y la espuma es muy densa y nívea. Tal vez le falte aroma y personalidad, y puede que sea ese su mayor defecto. Aunque en general es muy agradable.
En definitiva es una cerveza que cumple con lo que espero de una cerveza, pero tampoco tiene nada que me llame la atención como para desear volver a cruzarme con ella, aunque, sin embargo, la preferiría por encima de muchas cervezas que lucen su apellido de nobleza y bla, bla, bla.
A mí me gusta que las cervezas me hablen en el paladar y ésta cerveza que llega desde Japón, pasa con gusto la prueba.
Quiero reseñar que me gusta mucho el diseño del botellín. El fondo de la etiqueta de la botella es de color crema y las letras están en una dorado brillante. Sobre el nombre de la marca viene representado una especie de unicornio o dragón con fuego, como un ser mitológico, y en las esquinas hay dibujadas flores con tonalidades rosas, que en conjunto adornan muy atractivamente.
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