viernes, 12 de noviembre de 2021

Muñoz Molina

Me enteré de casualidad que acudía a Málaga el magnífico escritor Antonio Muñoz Molina para ofrecer una charla patrocinada por la Fundación Manuel Alcántara, en el Salón de Actos de Unicaja en la Plaza de la Marina. Lo presentaba o introducía, Guillermo Busutil y el tema principal del que trataría sería La mirada del escritor. Algo tan amplio como etéreo y personal. Desde que supe sobre estos diálogos tenía claro que quería asistir.

Llegado el día acudí con toda la antelación que pude, porque era un jueves laborable y tuve que hacer algunos cambios para poder acudir y, especialmente, porque la entrada era gratuita hasta completar aforo, y estas cosas se llenan pronto, sobre todo si hay un premio Príncipe de Asturias de las letras por medio. Además todo venía envuelto en una feria del libro que tenía lugar en la misma plaza. 

Mi amigo Miguel, mi habitual acompañante a coloquios, firmas de libros, presentaciones culturales y a todo cuanto huele a representación artística se apuntó sin dudarlo. Como llegamos con tiempo, pudimos acercarnos a la firma de libros de José Antonio Garriga Vela, que acababa de publicar su novela Horas muertas y estaba en la caseta esperando atender a sus lectores.

Seguidamente nos fuimos para el salón de actos y esperamos pacientemente el inicio. Como estábamos inmersos en una pandemia tuvimos que entregar nuestros datos antes del acceso, para llevar un control por si acaso nos dijeron.

No sé qué me gusta más, si escuchar a Muñoz Molina o leerlo. Creo que prefiero leerlo pero también me gusta mucho escucharlo. Además, como regalo, al final de la conferencia tuvo la paciencia de quedarse a firmar algunos ejemplares de los lectores que quisimos esperar. Algo tan simple como una sencilla firma a mí me hizo una especial ilusión, porque he pasado muchas horas de mi vida leyendo a Muñoz Molina, como si hubiera estado sentado junto a él en esa famosa terraza, de la que tanto habla en su último libro, escuchando lo que estaba pensando. Porque los último libros de Muñoz Molina apenas están disfrazados. Son una especie de diario personal de vida y sociedad. 

Regresé a casa deseando llegar a la cama y seguir escuchando en sus páginas lo que me quisiera contar.


 

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