domingo, 18 de febrero de 2024

Sofía en Roma

Una de las primeras consecuencias de que los años van pasando es que todos nos vamos haciendo mayores. Pepi y yo nos acercamos vertiginosamente a lo que se suele llamar amablemente la madurez, mientras que mis hijos pisan con suficiencia y elegancia la juventud. Las cosas como son. Ya me gustaría a mí estar en su lugar, especialmente en el de Sofía, que en estos días está de viaje de fin de curso por Roma y nos manda fotos que nos ponen los dientes largos. Es inevitable. ¿A quién no le gustaría visitar Roma o Pizza con diecisiete años? Yo, por ejemplo, a mis cincuenta y pocos aún no he visitado Pizza. 

Amo Italia, pero sólo he estado en dos ciudades: Roma y Venecia. Circunstancias de la vida. Mi mujer  visitó Italia en su viaje de fin de curso del Instituto, hizo un tour recorriendo el país que ni ella recuerda bien qué ciudades visitó (en esa época las fotografías eran escasas), así que durante un tiempo decidimos intentar no repetir lugares que ya conocíamos, pero ya el año pasado ya llegó el momento de poder visitar ciudades italianas. Ahora, a ver si la economía nos lo permite, aunque está complicado porque estos viajes de nuestros niños están realizando con sus institutos, aunque salgan económicos, no son gratis y alguien tiene que pagarlos.

Costeamos estos viajes con algo de envidia y también con la satisfacción de darles la oportunidad de hacer cosas que nosotros también hicimos y que, al menos en mi caso, han tenido un eco importante en nuestras vidas. Son vivencias irrepetibles y aunque ellos ya han viajado con nosotros, y muchas de las cosas que van a hacer, ya las han vivido, van a ser repetidas, ahora tienen la posibilidad de hacerlas por sí mismos, o casi. No con la supervisión constante de unos padres. 

Si no recuerdo mal mi primer vuelo fue a los dieciséis años, Pepi creo que incluso algo después. Tengo un movido recuerdo de mi primer vuelo en avión, pero es una larga historia que mejor cuento otro día por aquí. Ellos por suerte, o por las posibilidades actuales de encontrar vuelos a precios asequibles, han volado muchas veces y desde niños.

La novedad en realidad de esta entrada de blog, a lo que yo venía a poner mis ideas en orden aquí, es que Sofía está en Roma y como la echo mucho de menos, camino mis días entre nostálgico por no estar allí con ella, pero al mismo tiempo ilusionado porque sé que lo está pasando estupendamente. Esta casa sin ella está algo vacía. Falta algo, y es que Sofía se hace escuchar. Por eso ando algo apenado porque echo de menos por casa el derroche de energía que ella va despidiendo por donde quiera que va.  Es mi hija pequeña y eso lo será por siempre jamás. Antes se erosiona el Everest a que eso cambie.

Pd: Ardo en deseos de saber qué cosas se trajo en su cabeza desde su viaje italiano.



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