domingo, 29 de agosto de 2021

Los Planetas en el Castilllo de Gibralfaro

Casi acabando las vacaciones, como guinda a este extraño y pandémico verano, la banda granadina Los Planetas vino a Málaga a ofrecer un concierto en el Castillo de Gibralfaro, uno de los entornos más bonitos y con más historia de la ciudad costasoleña. Supuso mi primera ocasión disfrutando de un concierto en el bello emplazamiento amurallado. Compramos las entradas Francisco, Iker y yo el primer día. Decidimos darnos prisa y comprar pronto las entradas y por lo visto  hicimos bien, porque el segundo día se colgó el cartel de entradas agotadas. Entre el tirón de la banda, que los precios eran aceptables, que el sitio era maravilloso y que el aforo era reducido. 

Acudimos pronto, sabíamos que estaba todo vendido y que el primero que llegara era el primero que se sentaba. A quien madruga, dicen, que Dios ayuda. Nosotros no madrugamos pero sí que no nos quedamos dormidos y pillamos unas estupendas butacas centradas (eran sillas de plástico) en la mismísima primera fila.

Se presentaron en un amplio escenario, con un formato trío, en lo que se tituló como concierto esencial. Sin batería ni bajo, Banin al piano de cola, Jota a la voz y a la guitarra, y Florent con otra guitarra interpretaron muchos de los temas que todos estábamos esperando. Un concierto muy currado, con muchísimos arreglos, con versiones muy desnudas por un lado y muy emperifolladas y complejas por otro, que dieron como resultado un concierto irrepetible. Me encantó. Se me pusieron los pelos de punta en más de una vez. Toxicosmos fue brutal. Cosas que me llevaré en esta vida y que no están en ningún cajón.

Luego salimos del concierto, poco a poco, entre el éxtasis y el descanso. Bajamos a pie en silencio, todavía con la reverberación de las notas en nuestras cabezas, con las luces de la ciudad al fondo y la brisa fresca traía el vivo olor de los pinares. Nos detuvimos frente al mirador y a pesar del complicado momento que estamos viviendo, en mi interior vencía un sentimiento de agradecimiento. Un Mediterráneo tan inmenso como oscuro fue testigo. 



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