sábado, 21 de agosto de 2021

Días de verano

En los últimos años, cuando llega agosto, coincide que en casa todos estamos de vacaciones. Normalmente solemos hacer un viaje, ya sea en coche o en avión  para conocer ciudades, o países que no conozcamos. Mezclar cultura con viajes. Pero este año, con la dichosa pandemia, no nos sentíamos con muchas ganas de meternos en aviones, ni tampoco de andar por ahí yendo a hoteles y comiendo fuera. Así que decidimos hacer una escapada rural con unos amigos y dejar el viaje para más adelante si es posible.

Finalmente fuimos un par de noches a la Villa Turística de Laujar de Andarax, en la Alpujarra Almeriense. No es la primera vez que íbamos. Acudimos a tiro fijo, sin error, buscando algo que nos diera confianza y donde teníamos garantizado el descanso, la buena comida y a un precio aceptable. Piscina, siestas, buena cocina, lecturas y poco más es necesario para un descanso en mayúsculas. Incluso a la vuelta hicimos parada para almorzar en el Asador El Camping, junto al embalse de La Viñuela. Otro homenaje que nos ofrecimos antes de regresar a casa para continuar con las vacaciones.

Las vacaciones son para disfrutar suele decir Miguelito, el pequeño de la casa.  Y no le falta razón. El descanso de estas vacaciones pandémicas vino rodeado de sobresaltos, contactos Covid, test de antígenos (afortunadamente todos los nuestros negativos), paseos y sobre todo de actividades en familia. Todo muy acotado. Intentando mantener lo más cerrada posible la burbuja de casa. Una visita a Ikea un día, pescadito frito en la Freiduría Villalba -que nos encanta-, muchos paseos buscando recorridos distintos, ver algún que otro amanecer y bastantes atardeceres. Todo siempre intentando realizar actividades lo más al aire libre posible.

En las vacaciones siempre procuramos dejar tiempo para realizar tareas por casa, para intentar hacer un hogar más confortable. Siempre hay cosas que mejorar. Encargamos al carpintero una estantería que irá en mi dormitorio (siempre nos falta sitio para los libros), de nuestra visita a Ikea trajimos una butaca que creo que nos va a venir bien y también hicimos algunas quedadas escogidas con amigos. Pocas. A finales de mes comenzó la pretemporada de Miguelito, que ya está en su último año de infantil.

En definitiva, pasamos un verano con la vista en la balanza en la complicada valoración de en qué merece la pena arriesgar o en qué no. Decisiones siempre muy difíciles de tomar. Intentar vivir manteniendo la precaución, estimar qué es más eficaz en cada situación si la mascarilla, la distancia, o la ventilación. Buscar siempre que el mayor número de precauciones estén presentes, aunque sabemos que no es posible en todo momento. Los riesgos, los potenciales peligros y la madre que lo parió a todo. Vivir continuamente en un sinvivir. Así estamos.


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