Que los viejos rockeros nunca mueren es una de las frases más manoseadas de la historia de la música, y es tan manoseada porque, en parte, es cierta. Es posible que Supersuckers no sean tan viejos como para que se les pueda atribuir tan severa sentencia, pero al ritmo que van (crucemos los dedos) tienen pinta de que nos van a durar para largo.
Supersuckers volvían al Louie Louie Rock Bar de Estepona y no me lo quise perder. Nunca es un mal día para ver a los de Arizona, y menos un viernes y a sólo una hora en carretera de casa. Habían planeado una extensa gira de ocho conciertos por España, empezando por Bilbao y pasando por San Sebastián, Vitoria, Logroño, Santander, León, Madrid, Jerez, Estepona, Valencia y terminar en Barcelona.
Los que conocemos a la banda desde hace años y los seguimos habitualmente tuvimos mucha suerte con el setlist porque lo variaron mucho de la vez anterior. De memoria creo que repitieron sólo tres canciones. Éste fue un concierto para todos aquellos que los seguimos desde hace años, y especialmente a los que amamos sus primeros discos. Comenzar con Caliente fue un guiño castellano a la gira, siguieron canciones tan poco habituales como On the couch, Sugie o She's my bitch. Disfruté especialmente con Santa Maria High y 'Till I die. Hubo un tramo que cantó Metal Marty que venía con un disco debajo del brazo y quería promocionarlo. Terminaron con Rocket 69, Pretty Fucked Up y su éxito Born with a tail. En esta ocasión tan sólo interpretaron una versión I can't hold myself in line.
Fue un concierto rebosante de energía, como en ellos es habitual. No hay fallo. Si vuelven, pueden estar seguros que haré lo posible por estar ahí, porque Supersuckers no defraudan nunca.
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