Una de las pocas cosas buenas que tiene que tu equipo de fútbol esté en una categoría inferior es que las distancias se acortan. La antigua Segunda B, o la Primera Federación -como la denominan ahora- al final hace que las distancias se reduzcan, pues hay dos grupos para toda España. Si bien hay veces que los desplazamientos son largos y engorrosos otras veces son cercanos.
Esta temporada el Málaga tiene como rivales equipos como el Antequera, el Córdoba, el Granada B, el Ceuta o el Algeciras. Mi idea era poder asistir a algún partido para seguir al Málaga como aficionado visitante, pero no es tarea sencilla porque se tienen que dar muchas casualidades. La principal es que no sea entre semana, porque entonces el desplazamiento queda descartado. La siguiente circunstancia que se tiene que dar es que no tengamos ningún evento familiar a la vez, lo que lo complica todo mucho, además Miguel está federado y juega casi todos los fines de semana. El asunto es que se tiene que dar todo lo anterior y que él pueda jugar un sábado y el partido se dé un domingo, o viceversa.
Llegábamos al partido en buen momento después de ganar 1-0 en casa al Intercity, y con el equipo clasificado en cuarto lugar con 12 puntos de margen sobre los puestos que dan acceso a la lucha por el ascenso y a 5 puntos del Castellón, que es el que mantiene la primera posición que da acceso directo a Segunda División. Un objetivo complicado, pero no imposible.
El Algeciras también venía de ganar en casa, 2-1 al Linares. El Algeciras disfrutaba de dos partidos seguidos en casa. El calendario es así de caprichoso. Además estaba séptimo en la clasificación, a cuatro puntos de los puestos que dan acceso a la lucha por el ascenso y que ostentaba el Recreativo de Huelva. El partido tenía todos los alicientes para ser un partido disputado. Y lo fue, aunque lo cierto es que fue bastante aburrido. 0-0. Al menos puntuar fuera no está mal, pero el sueño de ascender directos se esfuma.
Mi sobrino y mi cuñado -que también son malaguistas- se apuntaron y finalmente compramos las entradas por Internet y fuimos en dos coches, con las dos familias. Encontramos aparcamiento en el mismo puerto, y reservamos en un restaurante marroquí, La Flauta Mágica, que había recomendado Arturo Pérez-Reverte en su cuenta de redes sociales. Lo cierto es que comimos estupendamente y estuvo bastante bien de precio. Antes tomamos unas tapas en la Plaza Alta, y paseamos por el centro hasta el Parque María Cristina. No diría que Algeciras es una localidad cautivadora, pero sí tiene vida, y posee el atractivo de estar situada en una bahía.