miércoles, 9 de octubre de 2013

La mirada Picasso

Salí de la exposición Pablo Picasso. Álbum de Familia y tenía la cabeza hecha un lío con los distintos estilos de Picasso que había contemplado dentro de la exposición. Conocía más o menos el orden cronológico de sus distintas tendencias como pintor, pero mantenía algunas dudas que la exposición no aclaraba, o bien yo no entendí. Así que en cuanto llegué a casa aclaré mis dudas en Internet. Entonces fue cuando me acordé de una pequeña biografía sobre Picasso que había leído hacía ya bastantes años. En realidad es tan escueta que cuesta llamarla biografía, especialmente si hablamos de un artista tan longevo como Picasso.

El asunto es que la encontré y la releí, y como tenía la exposición tan presente, tan cercana en mis recuerdos, casi pude encontrar una lógica dirección en la secuenciación de las distintas etapas de Picasso, de los distintos Picassos que hay encerrados dentro de un solo Picasso. Porque afirmar que Picasso era un pintor es mentir. Y mentir de lleno.

El que conoce la obra de Picasso, aunque sólo lo haga por encima, comprenderá de sobra que no existe un solo Picasso. Existen muchos Picassos distintos en su obra. Y no me refiero al Picasso escultor, o al Picasso pintor, ni siquiera al de su etapa gris o azul, sino al Picasso que se asoma en unas obras y se oculta en otras, el Picasso que se derrama por un lienzo y sobrevuela otro, o el que solamente da pinceladas largas y firmes o por contra enreda y recorta al mismo tiempo. Picasso es a la vez repetitivo y persistente y ligero y sutil.

El genio malagueño podía pintar con colores muy vivos o utilizar la más triste escala de grises, podía pintar en una servilleta, en una caja de cerillas o sobre un lienzo de varios metros de altura. Podía dar cuatro pinceladas y acabar la obra sin que se resintiese, o recargar una obra hasta la desesperación. Pero de todas sus características más personales, en mi opinión, lo más relevante de Picasso, lo que más sobresale de su pintura, aun sin darnos cuenta, es que a pesar de que existe una completísima variedad dentro de su obra, al mismo tiempo, todas, incluso siendo tan distintas, respiran el mismo aire. Viven bajo la misma mirada. La mirada de la invención. La mirada del arte. La mirada Picasso.

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