
Aplausos
También recuerdo que yo tenía un barco de los clicks con el que jugaba a menudo, y recuerdo que jugaba a que el barco encallaba en una isla desierta, tras una terrible tormenta, de la que sólo quedaría un superviviente para luchar contra los canibales, cuyo nombre pueden imaginar.
La primera novela que leí del premio Nobel de Literatura J.M. Coetzee fue Diario de un mal año, y me dejó buen sabor de boca. Y cuando esto suele ser así, me gusta repetir, así que en una de esas visitas a la librería me regalé otra novela de Coetzee, en este caso Desgracia.
Sin embargo, confieso que he cambiado de parecer, esta tercera temporada me ha gustado más que la anterior. Han dejado a un lado tanta carnaza y tanta escena sádica, aunque todavía algo persiste, y se han centrado más en la Historia, introduciendo personajes, aunque sea fugazmente, que la historia ha colocado en primera plana, como es, por ejemplo, el famoso retratista alemán Hans Holbein el Joven, autor del famoso cuadro, entre otros muchos, de Los Embajadores, que también se dejan ver por la serie.
En mi opinión, Stefan Zweig es el escritor de entre todos los escritores que he leído que mejor sabe describir los sentimientos humanos. Es evidente que poseía un ojo observador agudo y un don y saber hacer a partir del cual conseguía, párrafo a párrafo, hacernos sentir exactamente lo que él deseaba que sintiésemos. Poseía una amplia paleta de colores para dibujar los contrastes de la personalidad, así como de los estados de ánimo de sus personajes, dando un brillo a sus libros que pocos pueden alcanzar. Era un verdadero maestro.
Ayer, en La Rosaleda, en un partido épico vimos un poco de todo lo que escribo antes en un solo partido. Después de que al Málaga no le pitaran un penalti claro, de que el equipo de enfrente, el Getafe, aliado con la diosa Fortuna hiciera un gol sorprendente, y que más tarde volviera a adelantarse con un gol ayudado con la mano, que el árbitro, desacertado, no vio, o al menos no pitó y validó. Después de todo esto, a tres minutos del final, el Málaga, el equipo de mis amores, consiguió empatar el partido para que cuatro minutos después en una fabulosa chilena, estéticamente perfecta, La Bestia Baptista -que además celebraba justamente ese día su treinta cumpleaños y que esta misma semana había sido padre- perforara la portería del Getafe consiguiendo un auténtico go-la-zo. Darle la vuelta al injusto resultado, en los minutos de descuento, y de esa manera, supuso un auténtico éxtasis de alegría.
Disculpen si en los próximos días ven que ocurren cosas raras en este blog, porque estoy haciendo algunas pruebas, pequeños cambios sin importancia que todavía no sé si llevaré a cabo en este blog o en el de sofiaylaluna, aunque puede que quizás finalmente no los lleve a cabo en ninguno de los dos, o en los dos. Nunca se sabe.