domingo, 2 de marzo de 2025

Florencia. Día 3

Nuestro segundo día por las calles de Florencia también venía acompañado de un buen madrugón. Habíamos comprado tickets para visitar la Galleria degli Uffizi a primera hora de la mañana, así que a las 8:30 de la mañana ya estábamos desayunando en Twist Bistrot, una cafetería frente al hotel con una decoración kitsch, que ellos definieron como vintage charme, que viene a ser un lugar con encanto y nostálgico, o algo era.

Accedimos a la Galleria degli Uffizi, que es un palacio y un museo al mismo tiempo, sin colas, por unas amplias escaleras que nos llevaron directamente a la segunda planta, donde se iniciaba el recorrido por el museo. No voy a escribir sobre todo las obras que vi durante nuestra visita, entre otras cosas porque mi memoria no es fotogénica, pero es que además sería algo tedioso e interminable. Pero sí diré que estuvimos casi cuatro horas visitando el museo y se nos pasó el tiempo volando. Y que el museo estaba abarrotado a pesar de ser un miércoles de febrero por la mañana. Me pregunto cómo es posible que al visitar estos museos vea a tanta gente que guste el arte y luego, fuera de estos museos, parezca que no interesa a casi nadie.

En resumen, sin ahondar en explicaciones alrededor de las obras, pudimos ver los famosos cuadros de Giotto y de Sandro Botticelli, entre ellos El Nacimiento de VenusLa Primavera, o La Calumnia de Apeles. Algunas maravillas de Leonardo Da Vinci como la Adoración de los Reyes Magos o La Anunciación. De Miguel Ángel contemplamos su colorido Tondo Doni, de Rafael su Virgen del Jilguero. Precioso es el lienzo de Tiziano, la Venus de Urbino, y no menos espectaculares son los cuadros de Caravaggio con su famoso Baco con su copa de vino o el Escudo con la Cabeza de la Medusa. También admiramos el díptico con la nariz más famosa del arte del duque de Urbino por Piero della Francesca y paralelamente, el de Lutero y Katharina, por Lucas Cranach el viejo. 

La Sala de los Mapas es especialmente llamativa y la Sala de la Tribuna es posiblemente la más bonita de todas las salas de los Uffizi. No debemos olvidar los pasillos del segundo piso, decorados en toda su longitud y adornado con esculturas y bustos de personajes históricos (yo busqué y encontré la del emperador Adriano, en cambio, la de Antinoo no la hallé). Las vistas desde el pasillo hacia el río gozan de una extraordinaria panorámicas del Ponte Vecchio y desde la terraza también hay unas vistas únicas a la torre del Palazzo Vecchio.

La escultura del Niño de la espina, que representa a un muchacho sentado mientras se quita una espina de la planta del pie, aún siendo una copia de la original en mármol blanco, es espectacular. 

En los Uffizi también se pueden disfrutar de obras de pintores españoles de primerísimo nivel. Algunas que vimos fueron el Retrato de torero de Goya, El aguador de Sevilla así como Autorretrato con llave en el cintura, ambas fabulosas obras que siempre he deseado contemplar por Diego Velázquez

Hay varias salas en la Galleria degli Uffizi que están dedicadas a retratos, en muchos casos de autorretratos, a cada cual mejor. Algunos autorretratos son verdaderamente admirables como el de Peter Paul Rubens,  Eugène Delacroix, William Holman Hunt o el del virtuoso Frederick Leighton.

Otro dos retratos muy destacables son el Retrato ecuestre del Emperador Carlos V, de Antoon van Dyck y el de Galileo Galilei por Justus Suttermans. Muchos de estos cuadros son referencia mundial en el mundo del arte, pero además son cuadros que hemos visto mil veces, porque son patrimonio mundial. Llegó la hora de abandonar la Galleria degli Uffizi entre exhaustos y maravillados, con la satisfacción de haber podido visitar uno de los mejores museos del mundo. 

Pero el día aún no había llegado a su ecuador, y antes de buscar un sitio para descansar y comer aún teníamos previsto visitar la Basílica di Santa Croce.  Justo a la entrada de la Basílica franciscana, a la izquierda si miras frente al pórtico de la fachada, hay una gran estatua de mármol blanco de Dante Alighieri, que anteriormente estaba ubicada en el centro de la plaza, pero por razones prácticas se decidió reubicar. La Basílica comenzó a construirse, según leí, antes que la Catedral de Santa María del Fiore, pero unos 50 años después de Santa María Novella, que era dominica y el encargo era superar a ésta. Ya saben, la envidia no era un pecado exclusivo entre el clero del medievo, en el renacimiento también se practicaba.

Una curiosidad de la Basílica es que se encargó como arquitecto a un italiano con antepasados judío español, Niccolò Matas, que quiso añadir una estrella de David en la fachada, según algunas fuentes representando la conexión cultural y espiritual entre las dos religiones. Por su religión, Matas no pudo ser enterrado dentro de la basílica, y su tumba se encuentra justo debajo del porche de entrada.

Es una basílica un tanto extraña, porque es casi más un museo y un panteón de glorias del renacimiento que un lugar de culto religioso. Su interior es sobrio, con arcos góticos y la cubierta de armazón de madera. El altar mayor es verdaderamente esplendoroso y visitando las capillas interiores podemos encontrar admirables frescos restaurados de Giotto o un crucifijo de Cimabue. Pero a mí lo que más me llamó la atención del interior de la Basílica son las tumbas de Dante, Maquiavelo, Galileo Galilei o Miguel Ángel. 

Junto a la Basílica, en un recinto exterior pero adosado a ella, está la preciosa Capilla Pazzi, que es una obra de Filippo Brunelleschi. Desde el claustro el pórtico de la capilla recuerda a los arcos triunfales romanos con arco de medio punto. Nos sentamos a descansar y tomar un poco el sol que había salido con fuerza esa mañana, mientras, recordaba que este es el lugar del que Stendhal salió padeciendo los síntomas de palpitaciones y mareo tras la contemplación de tanta belleza, que más tarde se bautizó como el Síndrome de Stendhal. No fue mi caso. A mí se ve que me aumentó el apetito.

Muy cerca de allí, nos habían recomendado, en el hotel, la Pizzeria Caffe' Bistrot Malborghetto. Allí que fuimos. Yo me pedí una calzone y Pepi una pìzza. Ciertamente fue un acierto. No pedimos postre. Ya encontraríamos un helado por el camino.

Con el tanque de combustible repuesto salimos en dirección al Mercato di Sant Ambrogio pero, como era lógico, ya estaba cerrado, así que no pudimos visitarlo. Continuamos hacia la Gran Sinagoga de estilo árabe en Via Luigi Carlo Farini. La idea era verla por el exterior, pues queríamos visitar la Galleria dell'Accademia di Firenze, donde está el David de Miguel Ángel. Pero aún tuvimos que hacer un rato de cola para acceder (como media hora) que aprovechamos para tomarnos un par de cannolo. Riquísimos. 

Lo primero que hay que contar de la Galleria dell'Accademia es el David, pero no sólo está el David. Lo que ocurre que la escultura de Miguel Ángel es tan sublime, que todo, incluso lo sobresaliente, queda pequeño a su lado. Pero como digo hay más cosas que admirar, como el modelo del Rapto de las sabinas, o cuatro esculturas sin terminar de Miguel Ángel, incluso una multitud de bustos y estupendas esculturas en yeso, o una viola y un violonchelo de Antoni Stradivari.

Pero claro, el David es con probabilidad la escultura más famosa del mundo. ¿Quién discute esto? Una obra de una sola pieza de mármol blanco de Carrara, de más de cinco toneladas y media y más de cinco metros de altura. David con la mirada hacia Roma (Goliat), en tensión y preparado para el combate, concentrado. Símbolo de una amenaza o una advertencia. Una obra de una belleza y un atrevimiento sin igual. Un hombre desnudo con un cuerpo que es el arquetipo de belleza física masculina. Lo rodeamos, incluso nos sentamos para observarlo. Ver el David de Miguel Ángel es tan imponente como admirar la torre Eiffel o el Coliseo de Roma. Casi no te crees lo que estás viendo. Parece algo increíble.

Salimos de la Accademia y todavía encontramos fuerzas para visitar la capilla con las tumbas de la dinastía Medici. Todo allí me pareció rimbombante hasta la ostentosidad. La Cappella dei Principi es básicamente desmesurada. Cargante de mármoles de distintos colores, escudos de apellidos insignes y una cúpula símbolo del poder y estatus social. Se entiende a simple vista que es el mausoleo privado de alguien tremendamente poderoso.

Fuimos al hotel a descansar unos minutos y a abrigarnos con unas bufandas porque habíamos quedado para cenar esa noche en el restaurante La Grotta Di Leo cerca de la Basílica di Santa Maria Novella, con unos compañeros de Pepi, que casualmente estaban en Florencia. Así que después del pequeño descanso fuimos para allá. Cruzamos por la Piazza di Santa Maria Novela y pudimos contemplar la fachada de la Basílica con iluminación nocturna. Estaba preciosa. Cenamos estupendamente y pasamos un buen rato con amigos, que siempre es algo agradable. Fuimos tres parejas y todos estábamos bajo el influjo de Florencia. 

A la vuelta al hotel, todavía por via dei Banchi, nos acercamos de nuevo a visitar la Piazza del Duomo. Ver la Cattedrale di Santa Maria del Fiore de noche siempre es un placer. Eran casi las once de la noche y apenas había ya nadie por las calles. Era hora de recogerse, a pesar de venir de estar sentados los pies pedían descanso. Los angelitos del fresco del techo estaban esperándome.


sábado, 1 de marzo de 2025

Pisa y Florencia. Día 2

Realmente nuestro viaje comenzaba en este día. El día previo fue, en práctica, para llegar al punto de salida. Así que comenzamos despertando poco antes de las siete de la mañana y tras dejar todo preparado, bajamos al comedor del hotel donde teníamos incluido el desayuno. El salón era precioso y con clase y lo más importante: el desayuno fue estupendo. Muy completo. Si vuelvo a Pisa, volvería al mismo hotel con seguridad.

Regresamos a la Piazza dei Miracoli, que estaba a pocos metros del hotel, pero en esta ocasión con luz de día. Aún estaba nublado, pero nada que ver a lo cerrado de la noche anterior. Como aún era temprano, todavía no habían aparecido ni las excursiones ni el resto de turistas. Pudimos hacer unas fotos magníficas a esa primera hora y tuvimos tiempo de sobra para recorrer el recinto admirando con detenimiento la fascinante belleza de las fachadas románicas. 

Lo primero que visitamos fue el Camposanto monumentale. Este precioso cementerio es en realidad el que ha dado nombre a todos los camposantos en los países católicos, ya que, según cuenta la tradición, la tierra que en él se encuentra la trajeron desde el Gólgota, en Tierra Santa, para enterrar en Pisa como si fuera en tierra santa. Es un cementerio muy particular. Casi no lo parece. Es un edificio de planta rectangular, de una altura y posee un claustro en el centro, de estilo gótico. Hay multitud de sarcófagos y lápidas, muchas de ellas con clara influencia griega y los frescos realizados entre el s. XIV y el s. XV son verdaderamente admirables. Podría haber pasado horas observándolos, pero no disponíamos de tanto tiempo. Había unos cuantos restauradores trabajando en el interior. Sentí envidia de ellos. Entre las maravillosas esculturas que allí se encuentran estaba la de Leonardo Fibonacci, famoso por la sucesión de Fibonacci, o también por la conocida espiral áurea.

Nuestra siguiente visita fue el Battisterio di San Giovanni. Un baptisterio inmenso y al mismo tiempo sencillo. Este inigualable edificio redondo comenzó a construirse en 1152 en estilo románico para acabar en 1363 en estilo gótico. Es un edificio especialmente llamativo por varias razones. Es un edificio alto, más de 50 metros de altura, que para cumplir más de siete siglos no está nada mal. Posee tejas a un lado de la cubierta del lado occidental, y placas de plomo en el lado oriental, supuestamente por falta de presupuesto. Lo que le da un aspecto llamativo. El baptisterio -como la torre campanario- también está inclinado, pero no con tanta inclinación y no es tan evidente a simple vista. En su interior curiosamente encontramos columnas de estilo bizantino. Lo cierto que su belleza parte de ser una mezcla armónica y equilibrada de estilos.

Una de las joyas que ostenta el baptisterio, como es normal, es una pila bautismal del siglo XIII y más valiosa aún es el púlpito pentagonal, con escenas de la vida de Cristo en distintos paneles. Esta obra está considerada por los expertos como el punto de partida del Renacimiento. Es algo casi intimidante encontrarte delante de una obra que ha sido contemplada por muchos de los grandes artistas de la historia. Puedes sentir que estás en el interior de un lugar que ha sido, con seguridad, recorrido por Miguel Angel, Leonardo Da Vinci o Galileo Galilei. Millones de personas han visitado este lugar y estar ahí te convierte en parte de la historia menor de una multitud de paso. Para la historia no serás nada, pero el conjunto de millones de visitantes durante siglos de visitas, en parte, es lo que provoca que ese lugar sea historia.

Cuando estábamos justo en el interior un par de jóvenes que deben estar trabajando para el conjunto monumental cantaron una especie de aria que sonó de maravilla. Habíamos oído hablar de la estupenda acústica del lugar, pero fue una experiencia inolvidable. El sonido se expandía y ampliaba por momentos. Había como un eco apagado, que resonaba sin distorsionar.

Ascendimos al segundo piso desde donde había unas estupenda vistas a la fachada de la catedral, que iba a ser nuestra siguiente visita. La Catedral Santa María Assunta de Pisa, Duomo di Pisa, fue el primer monumento de la Plaza de los Milagros que fue construido. Según parece se costeó con el botín recibido en la victoria contra los musulmanes en Sicilia en 1063. Es tremendamente bella, los mármoles de distintos colores, la geometría simétrica en general, con planta en cruz latina, producen una sensación casi de rendición. Su fachada es tan sumamente bella que uno queda paralizado.

El interior es algo inesperado. Las columnas en primera planta son de mármol gris, en la parte superior parecen de estilo bizantino con reminiscencias islámicas y el techo realizado mediante un artesonado de madera. El púlpito es obra de Giovanni Pisano, y es análogo al del baptisterio vecino, donde hay que destacar que, en este caso, posee la presencia de cariátides. Algunas de las bases de las columnas están apoyadas sobre leones de piedra. Una obra de arte sin duda, pero a mi juicio un poco abuso del collage también.

Salimos con la intención de visitar la torre campanario, más conocida como la torre inclinada de Pisa. No hay mucho que contar sobre ella que no esté a un golpe de clic en nuestros navegadores. A mí me pareció -como ya he contado- mucho más grande e inclinada de lo que la esperaba. Decidimos no ascender, porque teníamos que esperar un buen rato, y bueno, porque no nos apetecía. Tampoco pensamos que nos aportaría mucho, aparte de cansancio.

Abandonamos la piazza dei miracoli en dirección a la Piazza dei Cavalieri, pero antes nos cruzamos con la sencilla y sobria Chiesa di San Sisto. Pepi dijo que era un sitio muy especial y que le parecía ideal para una boda. Sí que lo era. 

La Piazza dei Cavalieri es una de las plazas más importantes de Pisa, durante mucho tiempo ha simbolizado el poder civil, frente al poder religioso de la Piazza dei Miracoli. Es una plaza algo deslavazada e irregular, de estilo renacentista y dominando la plaza está la estatua de Cosimo I de Médici. En la plaza se encuentra la torre de la Muda, en el palacio del reloj, donde se desarrolla un episodio del Inferno de Dante. Ya ven que es una plaza muy literaria. La abandonamos pasando por delante de la fachada de la Chiesa di Santo Stefano dei Cavalieri.

Continuamos nuestra visita por Pisa intentando perdernos por sus calles. Cada pocos pasos encontramos algún detalle que nos llamaba la atención. Encontramos la Torre del Campano, una torre del siglo XIII, famosa por la campana que indicaba las horas a los universitarios. En la Piazza delle Vettovaglie había montado una especie de rastro. La cruzamos y desembocamos en el río Arno por la Piazza Garibaldi, donde está, algo descentrada, la escultura de Giuseppe Garibaldi, frente al Ponte di Mezzo. No lo cruzamos en ese momento, decidimos continuar por la ribera del Arno, hacia el Ponte Solferino, desde donde habíamos leído que estaban las mejores panorámicas del río a su paso por Pisa. 

También al cruzar ese puente pudimos admirar la Chiesa di Santa Maria della Spina, que a simple vista parecía el un sarcófago de un ser gigante. No se podía visitar, ni siquiera se podía adivinar su interior, pero el exterior era suficiente para que la caminata valiera la pena. Continuamos hasta la Piazza XX Settembre, al otro lado del Ponte di Mezzo, y ascendimos por Corso Italia,  que es una arteria vertebral de la ciudad de Pisa. Cualquier cosa que busques comprar en esta ciudad, está en esta calle. Desembocamos en Piazza Vittorio Emanuele II, donde justo al lado está el mural de Keith Haring, Tuttomondo. Al otro lado de la piazza está la estación de trenes, desde en un rato partiríamos hacia Florencia. No muy lejos de allí, aunque al otro lado del Arno, en la Piazza della Repubblica, yo tenía anotado que estaba la Casa Ammannati, casa natal de Galileo Galilei, el 15 de febrero de  1564. Nos acercamos a verla.

Antes de regresar al hotel para coger las maletas de camino a la estación de trenes, recorrimos una de las calles más bellas de Pisa, Via Borgo Stretto, donde además pude fotografiarme junto a la estatua de Galileo Galilei. Me hacía ilusión. Siempre he sentido atracción por este eminente hombre del Renacimiento. A él debemos el telescopio y es considerado como el padre de la astronomía moderna y también de la física, por lo que tuvo sus enfrentamientos con la Inquisición por apoyar, con una base empírica, el modelo heliocéntrico de Copérnico.

Desde la estación ferroviaria de Pisa Centrale tomamos el tren que nos llevaba a Florencia, donde cargados con las maletas fuimos andando desde la estación hasta nuestro hotel. Un B&B HomEdo Florencia, que a Pepi le encantó. La verdad es que la habitación era enorme, estaba muy céntrica y cumplía perfectamente todo lo que le pedíamos a una habitación. Me gustaría apuntar que el techo de nuestra habitación era un fresco de dos ángeles sosteniendo una guirnalda de flores. Precioso.

Eran más de las tres de la tarde y no habíamos almorzado nada. Nos decidimos por un lugar cercano al hotel que habíamos leído que era popular en la Toscana, All'antico Vinaio, que servían, a buen precio, unos bocadillos con un pan especial hecho por ellos, que era una especie de mezcla entre pan crujiente y pizza. Tenían muchos ingredientes a elegir, a cada cual más suculento. No recuerdo con exactitud lo que pedí, ¿sbriciolona?, pero era una especie de salchichón que, la verdad, estaba muy rico pero me costó tragarlo a causa de mi estrechamiento esofágico. Ya saben, cosas de la edad.  Para terminar de pasarlo en su descenso al estómago tomamos en la gelateria Carabe un estupendo helado para llevar.

No nos pudimos entretener mucho porque habíamos quedado para iniciar una visita turística guiada por el centro de Florencia. La visita comenzó en la Piazza di San Lorenzo y fue la primera visita que hicimos con auriculares, ya que, por lo visto, los florentinos están hartos de tener que escuchar a guías turísticos dando gritos por sus calles. Así que te colocas unos auriculares, un receptor, y el guía lleva un micrófono conectado a un emisor, y así, fuimos realizando la visita turística. 

Tras una introducción histórica y ponernos en contexto iniciamos nuestro caminar por vía Borgo San Lorenzo donde nos explicó lo que eran las buchette del vino, o ventanas del vino, que era una tradición que se había perdido pero que el Covid había vuelto a poner "de moda".  La siguiente parada era una de esas paradas inigualables, la Piazza del Duomo, o de la Cattedrale di Santa Maria del Fiore, junto a su Battistero di San Giovanni. Lo cierto es que es impresionante. La Cúpula Brunelleschi desde fuera es algo incomparable, imponente. El Campanile di Giotto, revestido de mármol, las tres edificaciones parecen vestidas a juego, es algo que te deja sin palabras. Era mi primera vez, y no se me olvidará nunca. 

Abandonamos la vista del Duomo por Via Roma hacia Piazza della Repubblica, donde rebosaba vida, en un lateral lucía un precioso tiovivo, y las cafeterías eran elegantes y con bastante gentío. Apetecía sentarse a tomar un café, pero la visita debía continuar. Tras una breve explicación de la piazza continuamos por Via dei Cerchi en su cruce con Via Dante Alighieri, donde supuestamente vivió Dante, el poeta supremo, en el corazón de la Florencia medieval. Hay un Museo Casa de Dante, que esos días estaba cerrado por reforma.

Estaba anocheciendo y aunque el tiempo era fresco, la lluvia parecía que nos iba a respetar. Nos acercamos a la Piazza di San Firenze, donde está el Museo Nazionale del Bargello, allí hicimos una parada técnica de avituallamiento. Comprendes que las piazza tienen mucha historia a sus espaldas cuando su forma es casi siempre irregular y sus edificios históricos. Las tiendas estaban cerrando y se podía comprobar que mucha gente estaba huyendo a sus hogares empujados por un posible aguacero por llegar. 

Accedimos al Palazzo Vecchio (Palacio Viejo), por el lateral, para admirar los tres patios de la planta baja. Los patios son de un esplendor arquitectónico sobresaliente. En ellos hay repartidos fuentes, esculturas y las bóvedas de los soportales están decoradas con escenas de distintos motivos como el enlace de Francesco I de Médici y Juana de Austria en 1565. Los pilares del segundo patio eran enormes, para sostener el peso del Salón del Cinquecento. 

Abandonamos los patios del Palazzo Vecchio directamente a la Piazza della Signoria, que es un auténtico museo al aire libre. Lo primero que a uno le llama la atención, nada más salir a la derecha, es el David de Miguel Ángel, que en realidad es una copia exacta pero en la ubicación original que tuvo la escultura tal y como Miguel Ángel la pensó. Justo en paralelo, pero al otro lado de la preciosa puerta del Palazzo Vecchio, está la escultura de Hércules y Caco.  A la izquierda del Palazzo está la Logia, o pórtico de la Señoría. Bajo su pórtico encontramos, entre otras, las esculturas de Perseo con la cabeza de Medusa y el Rapto de las Sabinas.

En la plaza además encontramos la voluptuosa Fuente de Neptuno  y una escultura en bronce ecuestre de Cosme I de Médici. Hay más esculturas pero estas son las que más me llamaron la atención en una primera visita nocturna. Una característica principal de la Piazza es la torre almenada del siglo XIV, que es uno de los símbolos emblemáticos de la ciudad. Es una torre muy particular, con una balconada y un reloj, aparte de un mirador. Según los últimos descubrimientos arqueológicos se estima que los inicios de esta plaza se remontan a la época del emperador Adriano, que no es poca cosa. Si no es de las plazas más bellas que he visto, sí es la más artística.

Ya era noche cerrada y llevábamos despiertos desde muy temprano, pero antes cenar y de irnos de vuelta al hotel quisimos acercarnos a ver los exteriores de la Gallerie degli Uffizi, donde pudimos ver algunas de las esculturas de personajes como la de Niccolo Macchiavelli, Michelangelo Buonarroti, Petrarca, Leonardo Da Vinci o Dante Allighieri. Al final de la Piazzale degli Uffizi hay una balconada con vistas al río Arno y al Ponte Vecchio. Algunas fotos nos hicimos allí.

De camino al hotel, en la Piazza del Mercato Nuovo nos detuvimos frente al restaurante Mammamia! Nos hizo gracia porque en Fuengirola, desde hace muchos años, solemos ir a uno que se llama O Mamma Mia. Así que entramos y la verdad es que no estuvo nada mal. Me comí unos pappardelle su crema di burrata e pomodoro datterini que estaban riquísimos. De camino al hotel pasamos de nuevo por la Piazza del Duomo y le dimos la vuelta completa a la Cattedrale. Apenas quedaba gente en la calle ya a esas horas. Fue un paseo inolvidable.

Una vez duchado y acostado en la cama, con el bello fresco de los ángeles en el techo, fue complicado concentrarse en la lectura, pero dormí como si estuviera un poco más cerca del cielo.


viernes, 28 de febrero de 2025

Pisa - Día 1

En navidades, nuestra hija Sofía, con el poco dinero que había ganado dando clases particulares, con un enorme esfuerzo de apretarse el cinturón y apartar moneditas de aquí y de allí, además del asesoramiento de mi hermano, nos regaló a Pepi y a mí un vuelo de ida y vuelta a Pisa, con la intención de que visitáramos Pisa y Florencia, ciudades que personalmente estaba deseando conocer. Pepi ya las conocía, ya que en el viaje de estudios del instituto realizó un tour por Italia, aunque ha pasado tanto tiempo que, según comprobamos, poco recordaba de la ciudad. Por esta circunstancia de que ella ya las había visitado, las habíamos ido dejando atrás en nuestros viajes. ¡Pero Sofía las adelantó por la derecha!

Aterrizamos en el aeropuerto Galileo Galilei alrededor de las siete y media de la tarde de un lunes de semana blanca, rodeados de un cielo denso de nubes grisáceas. Bajamos del avión con el equipaje de mano y en la misma puerta del aeropuerto cogimos un taxi que nos acercó a la puerta de nuestro hotel en la ciudad, The Rif. No había nadie en el hotel para recibirnos. Era un hotel boutique de estos que se han puesto de moda ahora que son con autoservicio. Ya saben aquí tienen un código, allí pueden recoger las llaves y en este número está su stanza. La habitación estaba en perfecto estado, amplia, muy bien decorada y con el baño moderno, que es como le gustan a Pepi. El hotel era un pequeño palacete situado a escasos metros de la Piazza dei Miracoli. 

Una vez instalados, cogimos un paraguas, nos abrigamos y bajamos hacia la plaza declarada Patrimonio de la Humanidad. Era noche cerrada y el cielo parecía que en cualquier momento podía vomitar un buen chaparrón. No nos amedrentó. Accedimos a la plaza por la Porta Nova, la más cercana al Battistero di San Giovanni, famoso por su estupenda acústica como al día siguiente comprobamos. 

Esta visión de la piazza la recordaré por siempre. Una humedad densa, casi neblinosa. Enormes lombrices peregrinaban por el húmedo suelo de piedra irregular, desgastado por los siglos y los millones de pisadas. El olor a tierra mojada era intenso y el vago resplandor de las farolas daban un aire lúgubre a la plaza. No contábamos en la piazza más de veinte personas. Los autobuses turísticos ya se habían llevado a sus pasajeros al siguiente destino, tal vez a un hotel de las afueras, tal vez a otra ciudad italiana.

La Cattedrale di Pisa mantenía un andamiaje en gran parte del ala más cercana a la Torre di Pisa. Supusimos que debido al mantenimiento, pareciera que la catedral sufriera un dolor en el costado y el andamiaje estuviese ayudando a aliviar el padecimiento. Posiblemente -supusimos- un castigo inevitable por la edad.

Todo me pareció de un tamaño inmenso. Estamos tan acostumbrados a ver la típica foto de colocar las manos sosteniendo a la Torre di Pisa, que para que quepa en la foto, siempre es una foto alejada. Quizás por eso mi sensación era de que todo era más pequeño. Caminamos despacio queriendo mantener en nuestra memoria esta visión para siempre. Tras un buen rato, al final del paseo, junto a la Fontana barroca dei Putti, donde tres querubines sostienen el escudo de la localidad, empezaron a caer unas gotas premonitorias. Era el momento de ir a buscar un restaurante que sólo debía cumplir un requisito, que fuera de cocina típica toscana.

Nos dirigimos por Via Santa María, que estaba salpicada de un buen número de restaurantes, aunque al ser lunes, y además de noche y había estado lloviendo, encontramos algunos cerrados. Entramos a uno que se llamaba Bar & Food 62, que imagino que era por el número en la calle. Pepi pidió un plato de pasta típico de la zona, un pappardelle tartufo e porcini. Tenía una pinta estupenda. Yo me pedí una lasagne al forno y de postre un tiramisú. Todo riquísimo. Bebí agua que, a causa de mi reciente intervención, es lo que me podría permitir durante todo el viaje.

Mientras cenábamos, la lluvia apretó de lindo  durante un buen rato. Cuando parecía que había parado de llover, pedimos il conto. Tras apoquinar, regresamos a la Piazza dei Miracoli y nos encontramos aún con menos gente. Casi lo único que se escuchaba en la plaza era el sonido de nuestros pasos. Estábamos prácticamente solos. La torre inclinada, o campanario, seguía en pie a pesar de lo que apretaba la gravedad, y así lleva siendo desde su construcción allá por el año 1173. La plaza es una joya del arte románico con merecimiento. Paseamos un buen rato de aquí para allá observando la belleza de cada detalle. Imposible quedar indiferente. Regresamos al hotel que a la mañana siguiente habíamos previsto un buen madrugón.

lunes, 17 de febrero de 2025

Unicaja campeón de Copa del Rey 2025

Acabo de buscar en la wikipedia, porque mi memoria cada vez da para menos, y si los datos no están mal, el Unicaja de Baloncesto conquistó su primera Copa del Rey en 2005, en Zaragoza, frente al Real Madrid. La siguiente final se perdió frente al Baskonia en 2009, y se volvió a perder otra final en 2020 frente al Real Madrid. Hace dos temporadas se volvió a ganar, en esta ocasión frente al C.B. Canarias, el segundo título de copa, y este año de nuevo el Unicaja ha levantado de nuevo el título, otra vez contra el Real Madrid, en la que ha supuesto su tercer título. Unicaja 93 - 79 Real Madrid. ¡Enhorabuena!

Ganar tres títulos de cinco finales no está nada mal. Yo no lo vi venir, la verdad. El Real Madrid venía de ganar la final del año anterior con bastante facilidad al Barcelona y era el claro favorito, además es el campeón de la ACB las últimas dos temporadas, y aunque todo el mundo sabíamos del gen competitivo que gasta el Unicaja en las finales. Quieras que no, hay dos equipos y sólo puede ganar uno. En esta ocasión el Unicaja se llevó el gato al agua o el título a la buchaca. 

El título se fue fraguando poco a poco, punto a punto. Tres puntos de ventaja en el primer cuarto, igualados en el segundo, otros 6 puntos en el tercero y en el cuarto y definitivo otros cinco puntos más, lo que suma los catorce puntos totales al final del encuentro. Kendrick Perry fue nombrado el MVP del partido con 27 puntos, 6/7 en triples y un total de 8 asistencias. Kameron Taylor anotó 15 puntos y consiguió siete rebotes, lo que no son para nada malos puntos.

El partido fue tan emocionante como se esperaba porque el Real Madrid fue prácticamente todo el partido por detrás en el marcador, pero a muy corta distancia. El Unicaja de Ibón Navarro llegó incluso a distanciarse de dieciocho puntos, pero sólo al final del partido. Un título que bien vale esta entrada. Alberto Díaz alzó la copa al cielo y todos los que amamos este club nos sentíamos orgullosos y emocionados por el triunfo.


jueves, 13 de febrero de 2025

Bill Bryson - Un paseo por el bosque

Cuando estuve leyendo el libro de Bill Bryson Una breve Historia de casi todo, incluso antes de acabarlo, supe que tendría que leer otro libro del escritor estadounidense nacido en Iowa. ¡Me encantó! Era como leer algo ameno al mismo tiempo que aprendías una cantidad de cosas, que si no te las explican, en otras circunstancias, no te enterabas de nada. O quizás sí, pero no desde una perspectiva tan completa. Es un libro verdaderamente didáctico. Un híbrido estupendo entre conocimiento y diversión.

Indagando un poco en esto de Internet supe que tenía publicado unos cuantos libros de viajes y que en uno de ellos contaba su experiencia al recorrer el sendero de los Apalaches -¿cómo?-. De pronto comprendí que sabía poco de la cordillera de los Apalaches y que leer a Bryson contando su experiencia recorriendo la cordillera norteamericana, rodeado de una interminable vegetación era una lectura que no me quería perder.

También averigüé que Robert Redford había protagonizado en el cine una adaptación del libro en la que él mismo interpretaba a Bryson y que Nick Nolte fue el elegido para el papel de Stephen Katz, quien acompañó a Bryson en su aventura. No podía dejar pasar este libro.

Así lo hice. Una lectura muy entretenida, editado estupendamente por RBA Libros, en el que Bryson y su compañero Katz comenzaron una aventura prácticamente imposible de llevar a cabo a lo largo de trece estados, rodeados entre pinos, abetos y robles... envueltos en paisajes majestuosos y en ocasiones sobrecogedores, acompañados en su recorrido por el silencio del bosque, el rumor de los arroyos y de una gran cantidad de ardillas, a veces castores y también algún que otro oso negro.


domingo, 9 de febrero de 2025

Una habitación con vistas - E. M. Forster

Hace como mil años vi una película en el cine titulada Regreso a Howards End (1992), con Anthony Hopkins y Emma Thompson como protagonistas. Me gustó tanto que luego la he vuelto un par de veces más en televisión. Es una película que adoro. No sólo goza de unas enormes actuaciones y una fotografía magnífica, también posee un guión redondo, lleno de pausas y sofisticación. Con esa película fue cuando descubrí a James Ivory, el director americano más británico de todos. Una película basada en una novela de Edward Morgan Forster.

Su siguiente película fue Lo que queda del día (1993), que también me gustó mucho, incluso más que la anterior. Basada en una novela de Kazuo Ishiguro y protagonizada por los mismos protagonistas. Una obra maestra a mi juicio. Si no la han visto, ya ha llegado el momento. En esos años estaba convencido de que Ivory era el director con más clase de todo el planeta.

Comencé a investigar sobre James Ivory y todo me llevaba a una película suya anterior, Una habitación con vistas (1985), que contaba con la interpretación de Helena Bonham Carter, Maggie Smith o Julian Sands. Quería verla pero no tenía claro si esperar, antes de verla, a leer la novela homónima de E. M. Forster en la que estaba basada la película, ya que con las películas anteriores me pasa que vez que veo la película me da mucha pereza leerme después el libro. Así que decidí no verla, con la idea de leer la novela primero. La novela estaba por casa en la colección que publicó el diario El Mundo de las 100 joyas del Milenio. Ahora sólo faltaba que la leyera.

El libro se iba a tirar  años en la estantería pero finalmente, las circunstancias y mi inminente viaje a Florencia, precipitaron la lectura de la novela situada en la ciudad capital del Renacimiento. No quería ir a la ciudad italiana sin leer antes la novela. Y así fue. Cuando fui a buscarla por casa no la encontré. ¡Qué coraje me da no encontrar los libros! Fui al rastro y allí la encontré en otra edición, estaba a un euro, y no lo pensé más. Merecía la pena.

Una vez leída he de confesar que sí que Florencia aparece en la novela, e incluso es un tanto protagonista, pero más por el aire de su cultura, por la sensación de huída que allí alcanzaban los protagonistas, que por la ciudad como conjunto monumental, que es lo que a mí me interesaba. Aunque hubo cosas que sí aproveché de la novela, además de ir preparándome el cuerpo.

La novela es una novela clásica de amor y enredo. Dimes y diretes de una sociedad en el que el papel de la mujer está encorsetado por el qué dirán.

Pd: ¡Ahora ya puedo ver la película!

viernes, 7 de febrero de 2025

Grease. El musical.

Uno de los regalos que recibimos mi mujer y yo para los Reyes fueron un par de entradas del musical de Grease. Dos entradas con una situación perfecta en cuarta fila en el patio de butacas del Teatro del SoHo.  Nos hizo ilusión aunque yo mantenía ciertas reservas de llegar recuperado a la fecha de la bora, porque aún estaba convaleciente de la operación y digamos que no estaba seguro de que llegada la fecha me encontraba bien. No habían pasado diez días desde la operación, aún mantenía los puntos en la barriga y ya me veía en la sala de un teatro disfrutando de un musical.  

¿A quién no le gusta la película Grease? Seguro que hay alguien, la verdad. Hay gente para todo y en realidad es bueno que haya gente para todo y con todo tipo de gustos. No seré yo el que critique los gustos y disgustos de nadie siempre que se realicen de manera respetuosa. Pero a Pepi y a mí es una peli que nos gustaba, y habíamos comentado ir a ver el musical, pero lo fuimos dejando, así que cuando vimos el regalo nos hizo ilusión. ¡En mi trabajo me escuchan!

Una vez que se apagaron las luces y comenzó la magia del teatro te olvidas de todo. No hay nada aparte de unos actores y un espectador, salvo, algún que otro móvil sonando porque su despistado dueño no ha hecho caso a todos y cada uno de los avisos que dan para recordar apagar los teléfonos. En fin, cosas del directo. Mientras contemplaba lo ágiles que son los actores, lo estupendamente bien que cantan, lo extremadamente ligeros que se muestran al saltar y con la alegría y especial destreza que realizan todas y cada un de sus actuaciones, se te viene un poco el mundo abajo. Al menos a mí me pasó.

Empiezas a darte cuenta -aunque ya hace tiempo que lo sabes- que  no eres un joven que tiene la misma capacidad que los que tienes delante. Ese despliegue de energía te supera. Sabes que un tiempo en tu vida pudiste hacer algo así, aunque no lo hicieras, pero podría haber sido posible, pero ahora, ya, es imposible.

Lo sé, sí, tengo 51 años y me tendría que haber dado cuenta antes. De acuerdo, tienen razón, pero en mi descargo diré que me miro poco en el espejo, y todavía ando por el mundo sin tener una presencia exacta de mi envejecimiento. Aunque suene ingenuo, a veces tengo la sensación de que sigo creyendo que podría hacer cualquier cosa, y que tengo suficientes energías para todo pero la realidad es que no. La vida, la realidad, te da un guantazo de vez en cuando y te recuerda que aunque aún eres muy capaz de muchas cosas, ya hay una lista negra de cosas de la que hace tiempo que no eres capaz. Hice lo que pude, lo que quise o lo que me dejaron. Déjenme que crea que no soy lo que soy, ya me daré la hostia.

Pero al acabar me puse en pie a aplaudir a los artistas del musical. ¡Divina juventud!


miércoles, 5 de febrero de 2025

Blancura - Jon Fosse

Ya saben que soy caprichoso con las lecturas. Que un libro puede estar por casa varios años -también podría escribir décadas- y sin sospecharlo, sin ninguna razón aparente, salvo mis arbitrarias elecciones, tan azarosas e inciertas como impredecibles, podría ser el libro elegido.

En esta ocasión tenía en el horizonte acudir al hospital, ya saben, al trasteo de la entrada anterior, y se suponía que iba a estar una temporada con más tiempo libre, aunque todavía no sabía si con ganas de leer. El asunto es que tenía desde hace tiempo curiosidad por leer algo de Jon Fosse, el autor noruego galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 2023 y su última novela Blancura, me pareció que podría ser la adecuada. Me la habían regalado recientemente los Reyes Magos, y estaba todavía sin ubicar en ninguna estantería. Me lo llevé al hospital, me pareció que podría ser una lectura adecuada.

Un hombre conduce sin un rumbo en mente, hasta que su coche queda atascado al final de una pista forestal. Es una tarde de finales de otoño, ya casi no hay luz y comienza a nevar. En lugar de volver caminando hacia atrás en busca de ayuda o quedarse en el coche, de forma imprudente y sin saber muy bien por qué, el hombre decide adentrarse en el bosque. Inevitablemente, se pierde, y la noche sigue avanzando. Cuando el agotamiento y el frío empiezan a vencerlo, vislumbra un extraño resplandor en medio de la oscuridad.

Cuando leí este párrafo, que es parte de la sinopsis que acompaña al libro, no pude evitar pensar en la muerte, esa luz misteriosa era una especie de hipnótico fin, una puerta de salida o tal vez de entrada. Tendría que leer la novela. No andaba yo tan perdido como el protagonista, o tal vez sí. Pero lo acompañé a su viaje de descubrimiento, al principio algo aturdido por el efecto de la anestesia y lo acabé con una mezcla de esperanzadora desilusión. No sé si esto es posible, pero así fue. Luego pensé que el libro no es tanto religioso, como sí espiritual. No contesta preguntas directamente, pero te deja con muchas rondándote la memoria. 

En mi imaginación el libro me hizo evocar a las ballenas que se apartan de su grupo para acabar muriendo varadas en una playa. O a los elefantes que se separan de su manada, para alejarse en soledad al cementerio de elefantes, donde muy posiblemente perecieron sus padres y seres queridos. Es un final trágico el de las ballenas y los elefantes, pero al mismo tiempo -al menos a mí me lo parece- es romántico. ¿Y si los humanos hiciéramos lo mismo? ¿Y si pudiéramos prever nuestro último momento y decidiéramos coger el coche e ir al sitio donde todos tuviésemos nuestro final?


jueves, 30 de enero de 2025

Me trastearon

Me operaron, o como he querido poner en el título de la entrada, me trastearon. Me cambiaron tres bujías, apretaron ocho tuercas, sustituyeron cuatro manguitos, engrasaron el conjunto y listo. Cosquillitas. ITV superada.

Llevaba esperando el sello de la ITV desde hace años. Primero tuve que pasar cuatro veces por el chamuscador de entrada, luego unas cuantas revisiones preparatorias hasta que por fin me llamaron para el gran día. Me dijeron que sería un proceso largo, pero ni en mis peores presagios pensé que tanto. Años pasando por el chamuscador, retrasos incluidos, y seguidamente sus consiguientes atragantadas recuperaciones. Así una detrás de otra.

Avisado estaba pues me dijeron que echara paciencia, que me quedaba un largo trayecto de recuperación. No sé yo. Hay cosas para las que no tengo paciencia ninguna, y quizás con la que menos sea conmigo mismo. A ver qué tal esta vez.

La suerte que tengo es que me acompañaba la mejor enfermera, nadie me cuida mejor que ella. Yo me dediqué simplemente a dormir, a leer, a ver películas y de vez en cuando a eructar -los gases eran importante sacarlos-. Ella se ocupó del resto, es decir, de todo.

Encontrar la posición adecuada en el sofá dependía del tiempo que llevara sentado, pasado unos minutos cualquier posición molestaba. Encima tuve que ver todas las películas sin palomitas, porque durante un buen tiempo he subsistido a base de liquidito y puré. ¿Qué le vamos a hacer?

La cosa es que tras la inspección yo me encontraba peor que antes, aunque me aseguraron que todo había ido bien, y que era normal el malestar inicial, que poco a poco iba a ir notando mejoría. No sé, por ahora, no lo veo, pero como los mecánicos están hartos a encontrarse trastos como yo, pues supongo que llevarán razón, así que a hacerles caso y a tirar de optimismo y, por hacerlo más ligero le añado algo de guasa.  

No se preocupen por mí que bicho malo... ya saben.

Pd: He puesto una foto de paciente poser, para la tranquilidad de mis millones de fans... (jajajaj). Por cierto, tuve una habitación con vistas.

domingo, 26 de enero de 2025

Los Planetas + Airbag

He perdido la cuenta de las veces que he visto en directo a la banda granadina Los Planetas. Si me pongo seguro que puedo averiguarlo, pero en realidad me da igual, porque sean las que sean nunca son suficientes y siempre es bienvenida una más. Además en esta gira se cumplía en 30 aniversario de su disco Super 8, y venían comentando en redes sociales que la idea iba a ser tocar el disco tal cual se engendró el disco en 1995. Es decir, los diez temas en el mismo orden, y luego pues lo que ellos fuesen viendo según les apeteciera, pero primero, el disco Super 8 para celebrar el aniversario. La idea me pareció maravillosa, porque es un disco que he escuchado muchísimas veces pero que no tuve la fortuna de escuchar entero tal cual. Así que allí me apunté al concierto en la Sala París 15.

Por si fuese poco atractivo, los teloneros eran el trío de Estepona, Airbag, que nunca fallan. Tocaron Películas de miedo, que es un tema que me hizo mucha ilusión. Fui pronto para no perdérmelos. Hay que apoyarlos porque se lo merecen, aunque sólo sea por insistir, que a mi juicio es muy importante.

El concierto de Los Planetas comenzó con unos de sus temas más emblemáticos De viaje, para sorpresa de nadie, y continuó así hasta acabar con La caja del diablo. Después de ahí todo era posible. Segundo premio, Nunca me entero de nada, David y Claudia, Espíritu olímpico, Islamabad, que siempre me emociona en directo, Santos que yo te pinte, Un buen día... y para los dos últimos temas subieron Airbag al escenario a tocar con ellos Pesadilla en el parque de atracciones y terminaron el aniversario con lo que fue un Cumpleaños total.

Al salir del concierto, de vuelta en el coche a casa, no paraba de pensar que si vienen otra vez, ahí me tendrán.


Pd: Al concierto acudimos finalmente, Iker, un amigo de Iker, Francisco y yo.

domingo, 19 de enero de 2025

Los guapos

El año pasado, por estas mismas fechas, fuimos a ver una obra de teatro al majestuoso Teatro Cervantes, Camino al Zoo. Siempre he creído que el invierno casa bien con el teatro. Cosas mías. Luego regresamos por mayo a ver La Colección, pero esta vez en el novedoso Teatro del SoHo. 

Hemos llevado siempre que hemos podido a nuestros niños al teatro, intentando ofrecerles una educación cultural completa, pero siempre los hemos ido llevando a ver obras de teatro infantiles o juveniles. Como Sofía se ha decantado en sus estudios claramente hacia las letras pensamos que sería una buena idea traerla de nuevo al teatro, pero esta vez para ver una obra adulta. De entre las posibilidades elegimos una basada en un texto de David Trueba, con producción del Centro Dramático Nacional: Los guapos.

En la obra se representa el reencuentro de dos amigos, Nuria y Pablo, que una vez estuvieron unidos en su juventud, compartiendo pandilla, aunque separados de barrio. La juventud pasó y se fueron separando por caminos diferentes. Personas distintas partiendo desde el mismo punto, pero con direcciones opuestas. ¿Qué sucede cuando pasado ese tiempo vuelven a encontrarse? Queda algo de lo que una vez hubo o el tiempo y las circunstancias los han alejado tanto que ya es imposible volver al punto de salida. 

Actuaron Anna Alarcón y Vito Sanz. Nos gustó.