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Este año, para seguir invariable, como todos lo inicios de año, llego cargado de buenas intenciones, de nuevos propósitos positivos por cumplir, pero también de objetivos a largo plazo.
Aunque de todos los objetivos marcados hay uno que sobresale y se antepone a los demás, y es que, este año, voy a intentar, de una vez por todas, tomarme las cosas más a la ligera. No tan a pecho. Intentar disfrutar más de las cosas que tengo ahora, y dejar de pensar en lo que me vendrá después. Voy a intentar darle un valor máximo a lo que tengo y olvidarme del resto. En definitiva, lo que pretendo, es aislarme de esta envoltura general en forma de crisis, de esta mala leche política y este crujir de dientes constante, que son un obstáculo en mi anhelado camino hacia la felicidad, y disfrutar de este regalo mágico que es la vida.
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