domingo, 29 de marzo de 2015

Una Barbãr

El mismo día que junto al hotel me tomé La Chouffe que les presenté el mes pasado, seguidamente, después de visitar el Museo de Ciencias Naturales de Bruselas y de fotografiarnos como japoneses en la Grand Place cenamos en un mercadillo navideño frente a la Bourse, que estaba muy bien ambientado. Allí no vendían cerveza tampoco, pero me las ingenié de nuevo para comprarme una cerveza estupenda en un pub justo al lado de la Bourse.

La Barbãr  es una cerveza belga con un muy disimulado 8% de alcohol, lo que le confiere la singular característica de ser una cerveza traicionera, pues no te das cuenta y bebes y bebes sin darte cuenta hasta que ya es demasiado tarde. Otra característica particular de esta cerveza rubia es que entre sus ingredientes contiene miel. Y yo, que no soy muy amigo de las excentricidades cuando de pimplar cervezas se habla, he de admitir que me sorprendió gratamente. En principio supuse que la miel y la cerveza no podrían ser muy buenas compañeras de brebajes, pero la suavidad y la dulzura  de la miel aportan un singular gusto a la cerveza. La miel me pareció proporcionarle una cremosidad que se hacía patente especialmente en la espuma, y que potenciaba el sabor del lúpulo. Entre los ingredientes también viene incluido el curaçao, que -según me informo en Internet- es algo así como una especie de licor de naranja.
 
El color es muy anaranjado para ser rubia -¿tal vez el curaçao?- y el envase, con tapón como la antigua casera, le da un aire distinguido. Es una cerveza que estaré encantado de volver a catar.

El entorno navideño de aquel día, la compañía junto con mis niños y mi santa, y el perrito caliente que aderezó  el conjunto hacen que tenga un magnífico recuerdo de esta cerveza. ¡Si tienen ocasión, pruébenla que no saldrán decepcionados!
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario