sábado, 26 de marzo de 2016

Café Society

Hace ya un par de meses que se filtraron las primeras noticias del próximo film de Woody Allen. Se sabe que la película cuenta con Steve Carell, Jesse Eisenberg, Blake Lively y Kristen Stewart como nombres más sobresalientes. Se sabe también que comenzó a rodarse en Los Ángeles y seguidamente en Nueva York y que está ambientada en los convulsos años treinta americanos, como ya hizo el director neoyorquino anteriormente en Días de Radio o Balas sobre Broadway.

Esto es prácticamente todo lo que se sabe del nuevo proyecto. Es sobradamente conocido que Woody Allen pone el sello de Top Secret y es muy celoso con todo lo que rodea a su trabajo y tanto  los actores como el equipo de trabajo tienen prohibido desvelar nada sobre la trama, ni siquiera sugerir pistas ni indicios sobre ninguna cosa. Tendremos que esperar a mayo que es normalmente cuando se presentará la película en Cannes. Por esa misma fecha se adelantará el cartel y el trailer y ya, salvo sorpresas, no habrá ninguna novedad hasta mediados de julio o primeros de septiembre, que es cuando normalmente estrena el maestro.

Lo que sí ha trascendido es que la película se titulará Café Society. ¡Me encanta el título! Por si no lo saben (yo no lo sabía y he tenido que investigar por la red) Café Society es el nombre de un club muy famoso de Nueva York. Yo ya estoy frotándome las manos.




domingo, 20 de marzo de 2016

Instrumental - James Rhodes

Hace un par de días terminé de leer Instrumental, la atípica biografía del concertista de piano James Rhodes. Así, en principio, el tema no parece muy interesante, sino más bien un tostón. Podría pensarse que me he metido por los ojos, directo al cerebelo, doscientas setenta largas páginas de interminables notas y escalas interpretadas pirotécnicamente, pero nada de eso es cierto. Todo lo contrario.

Instrumental es una chispa revolucionaria en el rancio y añejo universo de la música clásica. Un intento alocado e imprudente, algo psicótico y trastornado, de intentar mantener el concepto pero cambiando las apariencias. Mantener la belleza deshojando la arrogante antipatía de un mundo encorsetado y maniatado por una industria conservadora, elitista y egoísta.  

Pero este libro también es un infierno, un drama, el sufrimiento de un niño de seis años violado durante años. Es triste, muy triste. Uno puede preguntarse qué llevó a ese hombre a abusar de un niño, y puede escuchar millones y millones de respuestas y ninguna, absolutamente ninguna acierta ni de cerca, porque es imposible creer que algo así puede tener ninguna justificación ni explicación. Ni siquiera la palabra enfermedad puede hacernos dudar. No puedo imaginarme el sufrimiento de alguien que pase por una cosa así. No puedo.

Las drogas, el alcohol, las autolesiones, el suicidio no son una salida apropiada nunca, pero puedo perfectamente entender cómo Rhodes logró salir increíblemente de la cerrada oscuridad de una vida maltratada, avasallada. Puede sonar cursi y pedante, pero sólo hay una forma de escapar. El amor. El amor a la vida. Encontrar ese anzuelo que tire de uno, que lo arranque de una realidad y le saque de ese pozo hacia otro plano, otra dimensión, donde poder respirar aire nuevo y finalmente ver la luz. Ese anzuelo puede ser el amor por otra persona, por la pintura  o qué sé yo. En el caso de de Rhodes el gancho fue la música y su Dios fue Bach. El proceso es de lo que trata este libro.


Este libro es un canto a la vida.

domingo, 13 de marzo de 2016

Arte callejero 36

Venía pensando que hace mucho tiempo que no les pongo unas de esas pequeñas obras de arte que una mano inspirada va dejando por las calles. Un graffiti de esos que sirven para conseguir que una triste pared de los suburbios de un barrio periférico, o un contenedor de basuras tras una esquina abandonada, o una escalera sin uso parezcan algo mejor de lo que podrían ser. Mejorar, porque el arte puede mejorar las cosas. La música, un poema, la arquitectura, la pintura, la escultura, cualquier representación artística por pequeña e insignificante que sea o parezca, puede no tener ningún sentido práctico, pero seamos conscientes o no, mejoran este mundo, de alguna manera casi mágica.


jueves, 3 de marzo de 2016

Tiempo libre

Lo que más deseo en este mundo es tener tiempo libre. Tiempo para comenzar el día con una larga ducha caliente, sin prisas ni urgencias, sin tener que medir los minutos en rebanadas de prisas para llegar en hora a ningún sitio. Tiempo para prepararme un café con calma, en silencio, y poder escuchar como el azúcar al echarlo en la taza se sumerge en el líquido. Tiempo para acudir al mercado a media mañana, para seleccionar con mimo los ingredientes para cocinar un almuerzo sin prisas, a fuego lento. Tiempo para charlar con mi mujer, mirándonos a la cara, disfrutando del almuerzo, no como esa especie de intercambio de información que llevamos a cabo mientras nos vestimos por las mañanas, o cuando vamos en coche, o cuando nos cruzamos al medio día, en el cambio de turno. Tiempo para elegir un libro que me acompañe en la butaca en esa inmediata hora después del almuerzo. Tiempo para poder despertar de una siesta que no haya buscado ni evitado. Tiempo al atardecer para pasear con las manos en los bolsillos, descansando la vista en el horizonte mediterráneo. Ansío tener tiempo para escuchar música con atención y sin interrupciones. Con dedicación.

Cada día que pasa el tiempo es más escaso y también más valioso. Conforme avanzamos en edad, menos nos queda, menos tiempo disponible tenemos ante nosotros y más a nuestras espaldas. Disponer de tiempo a veces es una lucha contra las distracciones. Los medios de comunicaciones, las llamadas telefónicas, los anuncios, los semáforos, las obligaciones... Todo nos roba tiempo, que infalible e infatigablemente avanza en nuestro perjuicio. Seleccionar en qué invertir nuestro tiempo es la verdadera esencia de la sabiduría de vivir. Por favor, no lo malgasten.