lunes, 28 de diciembre de 2015

Fargo. Season 2.

Suelo ver las series a toro pasado, sin riesgos, quiero decir que las veo cuando ya llevan un tiempo emitiéndose, o incluso ya han finalizado y puedo tener una perspectiva más acertada de si una serie me agradará o no. No me atrae mucho eso de meterme en una serie que no sé bien de lo que va, aunque algunos casos también hay. Tampoco me gusta ser esclavo de la rigidez de la programación de las series. No quiero estar pensando que el siguiente capítulo se emite tal día y que ese día hay que estar sentado a tal o cual hora frente al televisor para no perderme el capítulo. No tengo esa ansia por la novedad, ni por estar al día, y la tecnología hoy día me permite relajarme en ese aspecto.

De manera que en raras ocasiones veo algo en estreno de televisión. Pero como todo tiene su excepción la segunda temporada de Fargo ha sido una de esas. Cada fin de semana, o sino el lunes como muy tarde, mi santa y yo nos sentábamos en el sofá por la noche dispuestos a disfrutar del capítulo que se había estrenado en la semana anterior. Ni sé el canal ni sé el día ni la hora, pero sé que cada semana teníamos un capítulo nuevo en el menú de series del paquete digital. No podría decirse que es ver algo en estreno pero casi.

La segunda temporada de Fargo ha sido una grata sorpresa. No voy a escribir mucho sobre ella porque no me gusta destripar nada. Puede que me haya gustado quizás menos que la primera temporada, pero también me ha gustado. Si hay una tercera temporada de Fargo -que parece que sí- no me la pienso perder, ustedes hagan lo que quieran, pero no digan que no les avisé.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Odio las campañas electorales

Cada vez tengo más claro que detesto las campañas electorales. Ver a un político hablar me parece una absoluta pérdida de tiempo. Dicen que tienen propuestas, que las soluciones económicas les salen de las orejas, que en el bolsillo tienen una barita mágica y sólo les falta decir que si te tocan en el hombro te sanarán o te tocará la lotería. Los observo y saco mis conclusiones más de su expresión corporal, de lo comedido o abrumador de sus gestos, que de lo que les sale por la boca. Todos creen ostentar la razón y todos creen fervientemente que son la solución a nuestros problemas. Mantienen una seguridad sobre sí mismos desbordante, una palabrería admirable. Tampoco admiten tener lagunas en sus impecables programas electorales y todas sus estupendas propuestas parecen ser soluciones eficaces a nuestros problemas.

Sin embargo, después de estar oyéndolos unos pocos minutos, mientras te cuentan sus múltiples ideas innovadoras y sus propuestas acomodadas a las soluciones individuales pero enfocadas en el problema general y tal y tal, comprendes que llevas escuchándolos un buen rato hablando maravillas de lo que van a hacer pero no han explicado nada del cómo lo van a hacer.


Esta actitud me parece muy desconcertante, pues a mí me pasa todo lo contrario. Mientras más edad tengo más dudas me surgen. Cada día tengo más incertidumbres, y cada vez tengo más claro que lo que me hace bien por un lado me perjudica por otro, y que por muy bien que haga una cosa siempre tengo la seguridad de que podría hacerse mejor. Tengo tan claro que las cosas buenas no necesitan publicidad y que es mucho mejor obrar que hablar, que me parecen charlatanes de feria. Entonces cambio de canal y casi cualquier cosa que encuentre mejora lo anterior, así recuerdo por qué detesto tanto las campañas electorales.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Narcos. Temporada 1.

Comencé a ver la serie Narcos casi por casualidad. Alguien en un grupo de WhatsApp comentó que la estaba viendo y que andaba enganchado y ese mismo día, inesperadamente, casi como ocurren las mejores cosas, tuve un hueco libre y decidí ver el primer capítulo. La serie trata sobre la lucha del gobierno colombiano y la DEA contra los narcotraficantes colombianos, y más concretamente contra Pablo Escobar.

Narcos es una adictiva serie de diez capítulos de algo menos de una hora cada uno, en el que Pablo Escobar hace y deshace a su antojo todo lo que le rodea. Abastece a las fábricas de cocaína, prepara las rutas desde la profunda selva colombiana hasta las mismísimas narices de los jóvenes universitarios californianos. Compra a los agentes de adunas, controla a la policía de Bogotá, posee más armamento que todo el ejército Colombiano junto. Asesina, secuestra, amenaza, extorsiona jueces, policías, políticos. Nada escapaba a su influencia. Nada, o casi nada.

Es una serie dura, donde igual se mete un tiro en la nuca, o se mata a golpes con una barra de acero que se tortura a cuchillo. Con Pablo Emilio Escobar Gaviria no había medias tintas, o estabas con él o contra él, y aún estando de su parte tu vida dependía de su antojo. La elección era obligada: plomo o planta. El patrón, como se le conocía, no era partidario de dejar cabos sueltos, y cuando sospechaba que algo no iba bien, cortaba de raíz. Espero con impaciencia la segunda temporada.

martes, 15 de diciembre de 2015

El jamonero

Eran sobre las ocho y media de la noche cuando salí de trabajar y fui directo al supermercado a hacer la compra que mi santa me había whatasappeado minutos antes. Una lista digital de la compra. Los tiempos cambian. 

Minutos después caminaba por uno de esos gélidos pasillos de supermercado y mi barriga se retorcía de mala manera al ver tanto alimento transgénico. Mal momento para hacer la compra -pensé-, con el apetito que suelo manejar normalmente, a estas horas del día, no hace falta tener mucha imaginación para comprender que iba a encontrarme con alguna tentación imposible de evitar. Una pared atiborrada de patas de jamón fue el anzuelo que no supe esquivar. Las navidades, los Reyes Magos, la paga extra de mi santa, o que el Málaga le ganó al Rayo... cualquiera de ellas me pareció una excusa adecuada.

Una vez con el jamón en casa sólo faltaba sacar el jamonero para ponerme manos a la obra.  Por el trastero debía estar perdido, así que ni corto ni perezoso bajé a buscarlo. Una jamonero rústico de madera, simple y sencillo. Sería fácil de encontrar. Nuestro trastero tiene sólo cuatro metros cuadrados de superficie, pero son cuatro metros cuadrados de desorden absoluto. El caos hecho trastero. Tras veinte minutos removiendo polvo, trastos y cajas de cartón no lo encontré. Pero no perdí el ánimo, subí a casa para preguntar a mi señora que tiene un gran olfato para encontrar cosas y  minutos después regresé al trastero con la mejor ayuda posible: mi mujer. Ahora sí, sería mucho más fácil.  Éramos dos removiendo cajas y trastos en cuatro metros cuadrado de anarquía absoluta. El imperfecto desorden laberíntico en el reino del caos. Cajas de batidoras, de plancha, de árbol de navidad, botes de pintura, la sombrilla y las sillas de la playa, esterillas viejas del coche, un reproductor de vídeo VHS, las cajas de los apuntes de la universidad, un par de cuadros, la cesta con las palas y los cubos de la playa, una mesita de noche, encontramos de todo pero no encontrábamos el jamonero. Llegó el momento en el que teníamos la certeza de que aún removiendo cajas dos días más nunca encontraríamos el jamonero. Parecía que buscáramos una diminuta partícula de hidrógeno en la inmensidad infinita del espacio exterior. Una tarea inalcanzable, absolutamente estéril. Regresamos a casa sin el jamonero dichoso, pero al menos nos deshicimos de tres o cuatro cajas que llevábamos guardando inútilmente varios años. Batalla perdida.

Después en la cama con las luces apagadas mi cabeza todavía seguía encendida. ¿Tiraríamos el jamonero la última vez y no lo recuerdo? ¿lo habremos prestado? ¿si no lo guardamos en el trastero... ¿dónde diantres lo haríamos?

Esta noche me parece que tengo un nuevo viaje espacial. 


martes, 8 de diciembre de 2015

Breaking Bad. Season 2.

Ya he escrito por aquí que últimamente casi sólo nos dedicamos a ver series, que es el formato que mejor se ajusta a nuestra falta de tiempo libre, pero también habría que añadir que las series, a mi juicio, han dado un gran salto de calidad en los últimos tiempos.

Ahora hemos terminado la segunda temporada de Breaking Bad, que si bien los primeros capítulos fueron trepidantes luego se paró y nos dejó un poco extrañados porque desde el primer capítulo de la primera temporada había llevado un ritmo trepidante, pero a los pocos capítulos, afortunadamente, la trama se recondujo de nuevo a la gran serie que es.

Lo que más me gusta de Breaking Bad es lo impredeciblemente desconcertantes que son los guiones. Difícilmente pueda uno si quiera medio adivinar lo próximo que vaya a ocurrir, aunque a veces esa misma circunstancia, si no es lo suficientemente convincente puede llegar a parecer absurdo. En el final de la segunda temporada me ha pasado esto, es tan inverosímil que no me lo creí, pero como es más un artificio de decorado que un maniquí principal, al final no quedó tan mal.

Ahora para la tercera temporada espero un paso más. Un siguiente paso contundente, donde algunos pequeños dobleces que quedaron a la vista, se solapen definitivamente. Ya estoy ansiosamente preparado para el primer capítulo de la tercera temporada.


domingo, 6 de diciembre de 2015

El desvío a Santiago - Cees Nooteboom

Hay libros y autores que son inclasificables, los casos que ahora me ocupan en esta entrada son dos de ellos. 

El autor es tanto articulista, como novelista, autor de guías de viaje, historiador y poeta. Algo así como un renacentista de la escritura. El libro es harina de otro costal, pero antes me gustaría responder a la pregunta fundamental sobre un libro: ¿qué tal está el libro? No podría decirles menos que es un libro estupendo, tremendamente recomendable. Para leer y disfrutar a pasitos cortos. Una acertada recomendación. Para la siguiente pregunta -¿de qué va?- me costaría horrores encontrar una respuesta acertada, pero como soy hombre de retos inalcanzables voy a intentarlo.

El desvío a Santiago es básicamente un libro de viaje (¿qué libro realmente no habla de un viaje?), el viaje alrededor de El Camino de Santiago, pero teniendo en cuenta que al mismo tiempo es un libro de historia, ¿qué es el camino de Santiago? ¿cómo se creó? ¿qué sentido tenía hace siglos? ¿cómo ha ido evolucionando? ¿qué personajes relevantes tejen la historia alrededor de El Camino de Santiago? Todo esto se explica en sus páginas simplemente imaginando situaciones, explicando los entresijos históricos de los que todos hemos oído hablar alguna vez. 

Podemos empezar afirmando que El desvío a Santiago es un libro sobre un viaje, o mejor, sobre varios viajes, pero al mismo tiempo también es un libro de historia, y habría que añadir que además un diario, el diario intermitente y sinuoso del autor holandés por los distintos Caminos de Santiago que ha recorrido a lo largo de su vida. Un diario personal en el que la historia va conectada con el  camino, en la que el autor nos cuenta sus anécdotas y sus ocurrencias. Lo mismo nos habla del hombre junto al que se sienta en la barra de una vieja tasca de un pueblo apartado como del erudito guía de una catedral de capital. Sueños y pesadillas, venganzas y desaires, degüellos y traiciones, guerras y batallas, religión y locura, oportunidades desaprovechadas y enlaces interesados. Emperadores y reyes, cetros y coronas, sangre y poder, la historia repetida una vez tras otra. La cíclica historia que se repite. La historia está repleta de pequeñas intrigas que completan la hache mayúscula que preside la Historia. Nooteboom pasea por los lugares elegidos, allá donde la historia clavó sus circunstancias. Campos de batallas, lugares santos de peregrinación, salas capitulares, tronos, en definitiva, nos muestra el papel sobre el que se firma con sangre la Historia.

Si con todo esto no fuese ya suficiente, el libro además está bañado en el oro del arte. Catedrales góticas enormes, esculturas y relieves majestuosos, cuadros de incalculable valor. Ostentación y riqueza. Pequeñas y sobrias iglesias románicas, pobreza en el interior y simpleza en el exterior, exhibicionismo en obispos y austeridad en los claustros. Humildad versus vanidad. Fortunas que cambian de manos como coronas de cabezas. Herederos y usurpadores. Un libro que flexibiliza y despliega el conocimiento. Un libro que he releído mientras leía. Que me ha obligado a volver atrás un capítulo entero porque el placer ha sido inmenso y deseaba volver a él. La historia como ejemplo democrático y aleccionador. Un libro que me prestó mi amigo Miguel, al que le estoy muy agradecido. Un libro que después de leerlo sé que algún día me tendré que comprar, aunque eso en realidad ya lo sabía tras los primeros capítulos.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Scott Weiland

Esta mañana nada más despertar, echando un vistazo por las noticias en Internet me llega un mensaje por Whatsapp de un amigo diciéndome que Scott Weiland ha fallecido. El que fue cantante de las bandas de rock Stone Temple Pilots y Velvet Revolver  ha dejado este mundo a la edad de 48 años. Las circunstancias de la muerte son por ahora bastantes confusas, pero en realidad sea lo que fuere ya casi no tiene importancia. Un músico menos en el mundo es un mundo peor. Eso es lo cierto.

Los dos primeros discos de Stone Temple Pilots fueron banda sonora de mis días allá por los primeros noventas. Los escuché tropecientas veces entonces y desde entonces los sigo con atención. Suelo tenner cosas suyas siempre en el móvil y en los cds del coche. Siempre he tenido la esperanza de que se unieran y de verlos en directo, pero ya no va a ser posible definitivamente. Va a ser que no. En fin, para quitarme este mal sabor de boca,  voy a ponerme la discografía completa en los oídos y para ustedes les dedico este vídeo de su primera época. Espero les ayude.



Interestate love song - Stone Temple Pilots

jueves, 3 de diciembre de 2015

Arte callejero 35


Muchas veces cuando estoy delante de una obra de arte me pregunto qué es lo que realmente pretendía el artista representar con el cuadro, qué se dejó fuera, qué ocultó, qué no incluyó del cuadro, qué se le escapó o dejó escapar. En ocasiones es fácil de deducir o están implícitas las respuestas, pero en la mayoría de las ocasiones hay que tirar de imaginación, pues el artista pinta en un atelier o directamente en un exterior pero o bien no pinta lo que tiene delante, o bien lo acota. A mí, por simple divertimento, me gusta imaginarme qué hay detrás de un cuadro. Este graffiti me facilitó el ejercicio.


martes, 1 de diciembre de 2015

Happy eighty Woody

Hoy, primer día de diciembre, es el cumpleaños de Allan Stewart Königsberg, genio nacido en Brooklyn, más conocido como Woody Allen. Ochenta tacos en la buchaca. Es sin duda mi director de cine favorito. Le tengo un cariño especial porque lleva toda mi vida haciéndome reír, año tras año, incansable y puntualmente. Su agudo ingenio, sus alocadas ocurrencias, sus giros en los diálogos, sus gags de dos frases, sus guiones surrealistas, sus fobias, sus citas sobre la vida, la muerte y el futuro. Todo me encanta.

Así que quería aprovechar la oportunidad que me ofrece este insignificante blog para desearle felicidades a él y recomendarles a todos ustedes que si aun no se han dejado atrapar por el maestro, se den una vuelta por sus películas y ya no habrá vuelta a atrás.


¡Happy birthday Woody!