lunes, 30 de marzo de 2015

Una lectora nada común - Alan Bennett

Acababa de terminar un partido de fútbol de mi pequeñajo, Miguelito, y como después del partido y de correr tanto decía que estaba algo cansado,  decidimos que, antes de regresar de vuelta a casa, la biblioteca era un buen lugar para descansar.

Entramos a la biblioteca en busca de un remanso de tranquilidad y sobre todo de descanso, pero sin ninguna intención de llevarnos ningún libro para casa. Sin embargo, debido a mi curiosidad por conocer nuevos autores y mis ganas por desembrutecerme, no pude evitar llevarme un libro,  a pesar de que en esos días llevaba más de dos y de tres libros empezados.

Me traje bajo el brazo Una lectora nada común del reconocido autor británico Alan Bennett, un libro al que ya le había echado el ojo en anteriores ocasiones pero que nunca halló su momento.

 Una vez leído estoy encantado con la elección, porque ha sido un acierto completo. Es una novela corta, de apenas ciento veinte páginas y estoy muy contento por varias razones. Primero, y sobre todo, porque me lo he pasado en grande leyéndola, y segundo porque a pesar de que el tema principal del libro podía, en principio, parecer un tema frívolo, incluso simple, en el fondo es un grito arrollador a favor de la lectura, del poder de los libros sobre las personas, sea cual sea su clase social, y sobre lo subversivamente reflexiva que puede llegar a ser la lectura.

Éste es un libro para todos los públicos aunque lo disfrutarán mejor todos aquellos que sean algo leídos, porque hay bastantes referencias a otros autores entre sus páginas. Es un libro divertido, soñador, algo melancólico, una pizca irónico y muy aleccionador.

domingo, 29 de marzo de 2015

Una Barbãr

El mismo día que junto al hotel me tomé La Chouffe que les presenté el mes pasado, seguidamente, después de visitar el Museo de Ciencias Naturales de Bruselas y de fotografiarnos como japoneses en la Grand Place cenamos en un mercadillo navideño frente a la Bourse, que estaba muy bien ambientado. Allí no vendían cerveza tampoco, pero me las ingenié de nuevo para comprarme una cerveza estupenda en un pub justo al lado de la Bourse.

La Barbãr  es una cerveza belga con un muy disimulado 8% de alcohol, lo que le confiere la singular característica de ser una cerveza traicionera, pues no te das cuenta y bebes y bebes sin darte cuenta hasta que ya es demasiado tarde. Otra característica particular de esta cerveza rubia es que entre sus ingredientes contiene miel. Y yo, que no soy muy amigo de las excentricidades cuando de pimplar cervezas se habla, he de admitir que me sorprendió gratamente. En principio supuse que la miel y la cerveza no podrían ser muy buenas compañeras de brebajes, pero la suavidad y la dulzura  de la miel aportan un singular gusto a la cerveza. La miel me pareció proporcionarle una cremosidad que se hacía patente especialmente en la espuma, y que potenciaba el sabor del lúpulo. Entre los ingredientes también viene incluido el curaçao, que -según me informo en Internet- es algo así como una especie de licor de naranja.
 
El color es muy anaranjado para ser rubia -¿tal vez el curaçao?- y el envase, con tapón como la antigua casera, le da un aire distinguido. Es una cerveza que estaré encantado de volver a catar.

El entorno navideño de aquel día, la compañía junto con mis niños y mi santa, y el perrito caliente que aderezó  el conjunto hacen que tenga un magnífico recuerdo de esta cerveza. ¡Si tienen ocasión, pruébenla que no saldrán decepcionados!
 

jueves, 26 de marzo de 2015

Naturaleza finita

Cada cierto tiempo es bueno pararse y recordarse a uno mismo que la vida es de naturaleza finita, y que el tiempo desperdiciado es un tiempo definitivamente perdido, y que las risas ahorradas caen al espacio impreciso de la nada. De vez en cuando tenemos que sacar la cabeza de avestruz que enterramos en el limbo de nuestra existencia y comprender que la vida no es estar todo el día entrando y saliendo de nuestros ombligos. De hecho, bien pensado, la naturaleza propia de la vida, quizá, trata más de compartir nuestro tiempo que de reservárnoslo.

Por eso, cada vez que alguna noticia o circunstancia, sea por la razón que sea, me recuerda que esta vida tiene un punto y final y que no siempre vendrán comas o puntos y seguido, me despierto del letargo diario y procuro sacarle algo de zumo a los días. Normalmente opto por tomarme una cerveza, o un whisky de malta, otras simplemente juego con los niños o le dedico mi tiempo a mi santa, que es una buena forma de aprovechar los días. No hay como conocer una noticia desgraciada como la del avión estrellado en los Alpes como para relativizar muchos de los problemas que nos atosigan.

Es curioso que a pesar de que todos somos conscientes y sabemos que inexorablemnte existe un punto y final, un portazo definitivio a nuestra vida, sin embargo, seguimos preocupándonos por menudeses, a pesar de que somos conscientes de que nuestro tiempo no es eterno y que quizás el día siguiente, nunca se sabe, sea el último.

Conseguir no estar pendientes de nuestra cita segura con la parca es quizás el mejor método para alcanzar la felicidad. Pero, por otro lado, tener presente que existe un fin, a mi juicio, puede ayudarnos para suavizar nuestro mal carácter y, sobre todo, para tomar distancia y objetivizar los verdaderos problemas que la vida nos lanza a los pies. Estoy seguro de que la mayoría de ellos son completamente insignificantes comparados con el día en el que finalmente revientan los plomillos sin remedio.

viernes, 20 de marzo de 2015

Marilyn Monroe 27

Anoche terminé de ver un documental sobre Marilyn Monroe que me gustó bastante. Comencé a verlo la noche anterior, pero se estaba haciendo demasiado tarde y tuve que dejarlo casi por la mitad. Me agradó verlo en versión original y poder escuchar así la auténtica voz de Marilyn, porque aunque ya la había escuchado antes en alguna película, no es lo mismo escuchar su voz actuando que cuando no lo hace, como por ejemplo cuando afirmó que se sentía enamorada de Arthur Miller, o que había roto su contrato con la Fox, o simplemente saludando, dando las gracias o bromeando con un periodista.

Es posible que la voz de las personas sea el nexo más directo con su sensibilidad. El timbre de voz, la dulzura en las expresiones, y algo que no sé explicar bien, mostraban y ocultaban al mismo tiempo una gran parte de la personalidad de Marilyn. Su sentimientos parecían estar siempre flotando a flor de piel.

Hay quien afirma que Norman Jean Baker fue una víctima de Marilyn Monroe, y puede que fuera cierto, puede que aquella joven nacida en Los Angeles, ingenua y atrevida, consiguiera alcanzar sus sueños como Marilyn Monroe, pero... ¿valió la pena alcanzar sus sueños? ¿o, una vez alcanzados, resultaron no ser lo que ella esperaba? Sea como fuere Marilyn parecía -o esa sensación me da a mí- estar muy enamorada, o muy dolida, o muy entusiasmada o muy al borde de un precipicio. Siempre daba la impresión de vivir al límite de los sentimientos. Debió ser duro vivir sintiendo tan en los extremos y mantenerse alejada del equilibrio intermedio.


domingo, 15 de marzo de 2015

Arte callejero 31

Los que de vez en cuando se dejan caer por este blog ya sabrán que soy aficionado al arte en general, y que de vez en cuando suelo colocar una entrada relativa al tema. En muchas ocasiones ese arte llega presentado como una interpretación al aire libre, o en un lienzo,  en una máscara africana, como una canción, un poema o sobre el inmenso lienzo de una pared de un edificio. Los graffitis, según mi criterio, pueden mejorar una ciudad, o un barrio, o incluso la esquina de un parque. La idea es proporcionar algo distinto. A veces ese algo distinto es una idea original, o a veces inesperada, o simplemente dar luz y color a un entorno gris y nublado.

La semana pasada bajando al centro desde el colegio de mis niños corté camino por el Boquetillo y me encontré con un inmenso graffiti que ocupa dos amplias fachadas. El graffiti mejora claramente la vista y además encaja perfectamente con el espíritu del barrio, muy afín al mar, pues el Boquetillo tradicionalmente ha sido un barrio de pescadores.

Esa misma tarde tuve la oportunidad de llevar a mi chico a jugar un partido de fútbol en el estadio Elola y desde las gradas se pueden ver los graffitis perfectamente. Un verdadero viento fresco marino para los ojos.


viernes, 13 de marzo de 2015

Enganchado

Las drogas, vaya tema para tocarlo en un blog. Cuantas vidas perturbadas, destrozadas y aniquiladas por las drogas. Cuánto dolor y cuánta muerte detrás de ellas. La química de la necesidad, la locura envenenada por el virus de la desgracia. Me pregunto cuántas distintas formas existen de arruinarse la vida por las drogas. ¿Cuántas existencias malogradas por buscar una vía de escape equivocada? Por pretender salir de una vida insulsa, o depresiva. El estrés, la fatiga, el desamor, la búsqueda de inspiración, la ruina o la gran evasión. Cualquier excusa es terriblemente inválida cuando de acudir a las drogas se trata. ¡Qué lástima! Las drogas es el auténtico elixir enmascarado de lo estimulante, el auténtico río revuelto de la desgracia y el inquebrantable camino de la perdición. Caer en las drogas es un salto al vacío del que pocos consiguen salir. Su búsqueda es un tremendo error, probablemente la gran equivocación de la vida, donde un pequeño traspiés puede iniciar el huracán de la fatalidad.

Todos conocemos a personas que se han perdido en el lodazal de las drogas. En el más amplio e interminable sentido de la palabra perder.

Hay quien ha salido, pero ya no es la misma persona. Es otra, probablemente más deteriorada, avergonzada y arrepentida. Difícilmente se acierta más en la vida que cuando uno rechaza un ofrecimiento de algún tipo de droga.

En mi opinión no hay droga tan perfecta como la vida. Respirar hondo, beber agua cuando se está sediento, descansar después de una dura jornada, las carcajadas de un bebé, el abrazo sincero de un amigo, la alegría compartida, el sentimiento de satisfacción, el orgullo de las cosas bien hechas, el amor, la música en soledad, la brisa que impregna de olores las mañanas, las noches estrelladas, el primer bocado a nuestra comida favorita, perderse por una ciudad desconocida, los minutos posteriores al pasar la última página de un buen libro, el temor a equivocarse, darle la mano a un hijo, tu nombre dicho por la persona amada... la vida es la droga a disfrutar.


jueves, 5 de marzo de 2015

El rojo y el negro - Stendhal

A finales del pasado verano comencé a leer El Rojo y el Negro, que es como siempre he conocido a la famosa novela de Stendhal, Le rouge et le noir, y no como la han titulado en la edición que tengo por casa, que es la que he leído, donde han suprimido los artículos. Alguna explicación debe haber pero se me escapa.

Comencé a leerla a finales del pasado verano, digo, pero no la he terminado hasta ahora, y es que la novela está dividida en dos partes, que no capítulos, algo así como El Quijote, para que nos entendamos, y cuando terminé de leer la primera parte del libro, la aparqué para retomarla más adelante, y ese más adelante ha sido el mes pasado.

Cada un incierto número de novelas me gusta entremeter entre mis lecturas un clásico, y esta novela de Stendhal es una de los clásicos cuyo título está resaltado en dorado y mayúscula en la inmensa biblioteca de la literatura mundial. Una de esas novelas de las que todo el mundo ha oído hablar pero que nadie ha leído. Bueno, todo el mundo excepto unos cuantos aficionados a los clásicos entre los que ahora me encuentro.

La novela trata sobre las ambiciones y desventuras -más que aventuras- de Julien Sorel, tercer hijo de un aserrador en una comarca ficticia del este de Francia, que desde tierna edad comienza destacando por sus dotes en los estudios, lo que enoja más que agrada a su familia, que lo quiere como mula de carga para el aserradero. Julien decide revelarse a su destino establecido de nacimiento, y ... hasta aquí voy a contar.

En El rojo y el negro tienen cabida el amor, los sueños de libertad, la muerte, la envidia, la guerra, la venganza, la hipocresía, el orgullo, la ambición o el arrepentimiento.  Todos ellos grandes temas si se saben jugar con ellos. Stendhal -no hay duda- sabía.

martes, 3 de marzo de 2015

Homeland. Temporada 1

Después del buen sabor de boca que nos dejó a mi santa y a mí la primera temporada de la serie Fargo y teniendo en cuenta que la segunda temporada no se estrenará hasta el próximo otoño, en el mejor de los casos, hemos decidido lanzarnos a otra serie, pues las noches, después de acostar a los niños, recoger los líos de casa y dejar medio preparado el avituallamiento habitual del día siguiente, no da para mucho más que una hora pelada y mondada, de manera que, si no es nuestra intención adornar nuestras miradas con profundas y llamativas ojeras y pretendemos ser capaces de tener energía para sobrellevar el día siguiente de una manera digna, hemos tomado la decisión de dejar las películas para los fines de semana y las series para los días de entresemana.

Así que nos volcamos en Homeland, una serie que nos habían recomendado varios de nuestros amigos, y si bien a mí personalmente no me ha gustado tanto como la serie basada en la película de los hermanos Cohen, sí admito que me ha entretenido suficiente como para querer ver la segunda temporada. Homeland, hasta donde sé, tiene cuatro temporadas completas, de 12 capítulos cada temporada, y según parece ya está anunciada la quinta temporada para este mismo año.

Nosotros no vamos a ir tan ligeritos, y una vez que acabamos de terminar la primera temporada ya hemos pensado en saltar a otra serie -ya os contaré cuál-, porque queremos darle tiempo entre una temporada y otra, para separarlas un poco, aunque sólo sea unas semanas.

Lo mejor de la serie, a mi juicio, es lo bien que mantienen la intriga, aunque a veces es algo forzada. Los personajes son creíbles, aunque la protagonista, Carrie Mathison, interpretada por Claire Danes, en ocasiones me parece demasiado desaforada y compleja. Todo lo contrario que Nicholas Brody, interpretado por Damian Lewis, que es más efectista de la cuenta y que creo que sería un caramelo para otro actor que alcanzara más registros interpretativos. Pero sin duda, de entre todo el elenco de actores, mi favorito es Mandy (Mandel) Patinkin, que aunque tiene nombre de mujer (al menos así lo creía yo) interpreta magistralmente al jefe de división de Oriente Medio de la CIA y el antiguo jefe y mentor de Carrie. Seguiré informando.
 

lunes, 2 de marzo de 2015

Gozosamente desaclimatado

Ha entrado marzo en el calendario y es como si el verano hubiese llegado de repente. Es probable que vuelvan a bajar las temperaturas y que incluso tengamos que sacar de nuevo el paraguas, pero en nuestro ánimo, contagiados por la limpieza del cielo y la suavidad de las temperaturas, la primavera ya está aquí, y el verano a la vuelta de la esquina.

Ayer domingo (primer día del mes) mis hijos pedaleaban alegremente por el parque con sus bicicletas nuevas, mientras mi santa y yo, junto con un par de amigos, cuyos niños también disfrutaban de la libertad de un día primaveral, nos sentamos en una terraza, bajo la protección de una amplia sombrilla publicitaria de una bebida carbonatada, para comer bocadillos y pizzas y sobre todo, en mi caso, para pimplar un par de jarras de cerveza helada.

En estos primeros días casi veraniegos muchos andamos con bastantes dudas sobre el vestuario que usar. Yo, por ejemplo, me llevé una chaqueta para ponerme sobre el polo de mangas largas, por si acaso, y después me sobraron hasta las mangas del polo. Y es que el cambio de temperaturas ha sido tan contundente como imprevisto y nos ha pillado a muchos desaclimatados.

Apenas dos meses he utilizado el pijama, y ya desde antes de ayer vuelvo a la libertad desnuda de la piel bajo las sábanas, a caminar descalzo y a pedir las cervezas heladas y el resto de bebidas con mucho hielo. ¿He dicho que me encantan estos primeros días primaverales?