viernes, 31 de octubre de 2014

Una Leffe Brown

Se acaba el mes y todavía no he echado un trago virtual en este blog, ni siquiera he ofrecido un gentil y discreto brindis, ni nada. ¡Qué soso me estoy volviendo! Al final va a tener razón mi santa. La edad me está erosionando tanto que estoy perdiendo hasta las malas costumbres. ¿Quién lo iba a decir?

Aún así, no pienso faltar a la cita mensual con mi gran número de seguidores ausentes y voy a contarles que un buen día de hace ya demasiados años, en nuestra irrepetible visita a Bélgica, junto a la majestuosa Grote Markt de Amberes, en una pequeña y coqueta taberna, me pimplé una estupenda Leffe Brown. ¡Qué sabrosos recuerdos aquellos!

Recuerdo también que me eché entre pecho y espalda una especie de bocadillo de pequeñísimas gambas, casi camarones diminutos, aderezadas con una salsa entre mayonesa y curry, acompañado también de cangrejo y una extraña lechuga que me deleitó el paladar. Y no se me ocurrió nada mejor -y todavía sigue sin ocurrírseme- para tragar semejante maravilla que unas buenas cervezas. Primero fue una Leffe Brown, después, según leo en una entrada anterior, me tragué una Stella Artois.

La Leffe Brown es de las cervezas negras que más buen regusto me han dejado en la memoria. Así que si quieren tener bonitos recuerdos, ya saben, brinden con una Leffe Brown.

martes, 28 de octubre de 2014

Donde sea

Casi a diario visito las páginas de compañías aéreas intentando encontrar algún vuelo cuyo precio irresistible voltee la penuria de nuestros escuálidos ahorros en una incierta e improbable escapada hacia cualquier lugar. No es plato de buen gusto perder el tiempo buscando lo que uno cree que no va a encontrar, rebuscando entre cientos y cientos de posibilidades de vuelos para que, en última instancia, uno vuelva a salir por las puertas de atrás de las páginas, día tras día, aterrizando en la rutina de las mismas aceras.

Esta metódica y aparentemente estéril búsqueda nos ha llevado a viajar con anterioridad, y en más de una ocasión, a sitios a los que no teníamos ni remotamente pensado viajar, y ha emplazado en nuestras vidas recuerdos inesperados en ciudades imprevistas. Muchos de ellos verdaderamente inolvidables.

Estos recuerdos no hacen más que acrecentar la esperanza por encontrar algo -lo que sea- que nos permita escapar hacia alguna ciudad que esconda esquinas y rincones donde podamos situar un buen puñado de recuerdos inolvidables. 


martes, 21 de octubre de 2014

Wants - Philip Larkin

Hace tiempo que quería colgarles un poema, uno de esos poemas que llegan por la puerta pequeña, pero que con el roce del cariño se hacen asiduos y necesarios. Es un precioso poema del poeta británico Philip Larkin, que en realidad yo no he escogido, pero que ya me hubiera gustado. Me explico:

Fui al rastro en busca de libros abandonados a la suerte imprecisa de un comprador improbable, buscando algo que me tirara del flequillo y me obligara a abrir sus páginas. A veces ocurre como un flechazo, un amor a primera vista, otras, en cambio, sucede de manera lenta y perezosa. Aquel día era un sábado caluroso de junio, y entre ediciones viejas y maltratadas encontré un libro en aceptable estado de Philip Larkin, autor muy del agrado de mi buen amigo Miguel. El poemario estaba en inglés, en versión original, idioma con el que Miguel se acomoda muchísimo mejor que yo, de manera que decidí regalárselo, comprarlo para él, con una única sugerencia, que si le apetecía, podía traducir uno de los poemas, el que él eligiera, para que después yo pudiera publicarlo y engrandecer así este blog.

Miguel me devolvió el poema traducido en pocos días, pero yo he atesorado esta traducción, egoístamente, durante unos meses antes de compartila. Hoy, cortés y orgullosamente, comparto el poema y la traducción.


Wants

Beyond all this, the wish to be alone:
However the sky grows dark with invitation-cards
However we follow the printed directions of sex
However the family is photographed under the flagstaff -
Beyond all this, the wish to be alone.

Beneath it all, desire of oblivion runs:
Despite the artful tensions of the calendar,
The life insurance, the tabled fertility rites,
The costly aversion of the eyes from death -
Beneath it all, desire of oblivion runs.

Philip Larkin



Deseos

Más allá de todo, el deseo de estar solo:
Aunque el cielo se nuble con invitaciones
Aunque sigamos los caminos cartografiados del sexo
Aunque la familia se retrate al pie de la bandera;
Más allá de todo, el deseo de estar solo.

Bajo todo esto, discurre el deseo de olvidar:
A pesar de las arteras tensiones del calendario,
Del seguro de vida, de los ritos de fertilidad establecidos,
De la costosa aversión de los ojos a la muerte;
Bajo todo esto, discurre el deseo de olvidar. 

Traducción por Miguel Simón

No me den las gracias a mí.

viernes, 17 de octubre de 2014

Así empieza lo malo - Javier Marías

Pasé a última hora del día antes de que se pusiera a la venta la esperada novela de Javier Marías por mi librería habitual, y ya la tenían a la venta, y como quiera que yo mantenía unos euros apartados para la novela desde el día de mi cumpleaños, allá por el mes de junio, me la llevé para casa. No era mi intención adentrarme en lo malo por empezar  hasta pasados unos días, porque estaba en otras lecturas y llega un momento en el que si simultaneo más de la cuenta, al final, voy dispersándome en las lecturas y, según qué casos, se me terminan atrancando unas y tomando ventaja otras. Y me da la impresión de que soy injusto y bastante desequilibrado a la hora de leer.

No era mi intención, decía, pero llegué a casa y no había nadie aún. Mi santa estaba fuera con los niños y yo me tiré en el sofá desgajado y machacado después de un día bastante ajetreado. Como estoy a régimen, antes de tenderme en el sofá agarré una hermosa y sonrojada manzana y me la llevé conmigo junto con la novela al salón. Comencé a leerla y cuando llegaron los niños y la santa, ya había leído unas cincuenta páginas. La manzana, sin embargo, estaba aún casi entera sobre la mesa. Apenas le había dado tres o cuatro mordiscos. La había olvidado por completo. Fue mi mujer la que me advirtió sobre la manzana abandonada sobre la mesa junto al sofá.

A la hora de dormir, después de acostar a los niños, tranquilos en la cama (mi lugar de lectura más habitual), seguí leyendo y adentrándome en el mundo del escritor madrileño, el cual, creo, ha utilizado en mayor medida que en otras de sus novelas parte de sus recuerdos y de su biografía. Pero esto es una apreciación muy personal. La novela fue enganchándome página a página.

La novela tiene episodios de verdadero deleite, y Marías mueve la pluma, o debería decir: pulsa las teclas de su máquina de escribir, con una intención medida en cada uno de sus párrafos. Es una novela bastante redonda, quizás de las más redonda de las novelas de Javier Marías, con muchos temas principales que vienen a cuento con las idas y vueltas en la vida del protagonista. No es la novela de Marías que más me ha gustado pero sí es una buena novela. La recomiendo.

Pd: Siguen apareciendo algunos de los personajes habituales en sus novelas, lo que a mí, la verdad, me divierte bastante.

  


miércoles, 15 de octubre de 2014

Pindongas

Un abuelete en la cafetería estaba con el diario deportivo As sobre la mesa. Observé que era el periódico marcado con el sello de la cafetería, para diferenciarlo del que pueda traer cualquiera bajo el brazo, y como el buen hombre parecía haberlo terminado, ya que lo tenía doblado en el lado opuesto de donde estaba sentado, le pregunté si podría coger el periódico. Me dijo con un gesto elocuente que sí, que ya lo había visto, luego añadió que no se había acordado de traer las gafas y que sólo había podido leer los titulares gordos, pero que era suficiente, lo peor era no haber disfrutado, lo bien que hubiera deseado, a la pindonga de detrás. Entendí lo que quería decir con lo de pindonga, pero lo entendí por el contexto y porque yo también comienzo mis atenciones al diario por ahí cuando lo tengo entre las manos.

Supe que se refería a la chica que muestra cacho en las últimas páginas, esa que gasta poca parte de su salario en vestuario. Di la vuelta al periódico y comprobé que en esta ocasión la joven, aunque voluptuosa, venía más recatada que en otras veces, así que le dije, bueno, hoy viene muy tapadita. Ya, ya, -contestó- ese es el consuelo que me queda.

Me senté en la mesa de al lado, y comencé a hojear el periódico. A los pocos minutos el hombre se levantó y se acercó para despedirse y me dice: si se me olvidan las gafas otro día tendré que regresar a casa a por ellas. A lo que le contesto: eso dicen, que quien no tiene buena cabeza que tenga buenas piernas. Se vuelve y con una cara de lamento me dice: "pues yo ni buena cabeza, ni buenas piernas ni buena vista...."

Pindonga en la RAE: 1. f. coloq. Mujer callejera.


domingo, 12 de octubre de 2014

Bacchante in a landscape - Camille Corot

Estaba viendo un documental que había grabado sobre arte, cuando comentaron que uno de las pintores que influenció en mayor medida a los impresionistas fue el pintor francés Corot, Jean Baptiste Camille Corot (1796 - 1875),  y en ese preciso momento pusieron un magnífico cuadro de una mujer tumbada. En apenas unos segundos la imagen se me quedó incrustada en algún lugar perdido del cerebelo.

Nada más terminar de ver el documental me senté delante del ordenador, y cinco o seis clicks más tarde estaba delante del cuadro, Bacchante in a landscape, óleo sobre lienzo realizado por Camille Corot en una fecha indeterminada entre 1865 y 1870, es decir, cuando el artista rondaba entre los 68 y los 73 años. Entre diez y cinco años antes de fallecer. Teniendo en cuenta que Corot exponía en el Salón de París desde los 31 años, podemos suponer que el cuadro es una obra madura en su última época.

En esta época tardía -particularmente en esta obra-, si observamos detenidamente,  podemos apreciar que la pincelada se desplaza suelta y despreocupada. Corot ha perdido tal vez  la preocupación por los detalles y se desempeña a la hora de ejecutar la obra con diversión y regocijo, incluso con una pizca de holganza. No afirmaré que influenciado por una copa de más, aunque así lo sospeche, de hecho, siempre imaginé que esa era una de las características esenciales del impresionismo, especialmente en su primera etapa. A mi juicio, este cuadro da la impresión de estar pintado con alegría y placer, de una manera descuidada y veloz, incluso mareada y desenfocada. Por supuesto que es una opinión personal y nada más.

Click obligatorio

Además, la temática  principal de la obra, como el título indica, Bacchante in a landscape -podemos traducirla como Bacante en un paisaje-, parece reforzar esa primera impresión al ver el cuadro. Según leo en la RAE, Bacante significa en la primera acepción: Mujer que celebraba las fiestas bacanales, y en la segunda acepción una Bacante es una mujer descocada, ebria y lúbrica. Proclive a participar en orgías.

Según la mitología griega, las bacantes eran mujeres adoradoras del Dios Baco, asociado a la embriaguez. Se suponía que el rito que llevaban a cabo las bacantes, lanzándose desenfrenadamente al alcohol, los alucinógenos y al misticismo, favorecía la fertilidad. Y que duda cabe que si bien con la celebración de este rito no está claro que aumente (al menos que yo sepa)  la fertilidad, sí parece lógico afirmar que aumenta la desinhibición y el entusiasmo hacia el sexo.

En cualquier caso, creo más que posible que Corot estaba tomándose alguna que otra copa cuando rendía homenaje a las bacantes con esta obra. La mujer desnuda, o bacante, está tumbada, totalmente desnuda y despreocupada, con los brazos tras la cabeza, las manos entrelazadas tras los cabellos, como disfrutando en la contemplación de algún objeto distante, tal vez con la mirada perdida, abandonada a sus instintos. Yace sobre lo que parece sere una piel de leopardo, en alusión -supongo- a que, según la mitólogía griega, los leopardos tiraban siempre del carro de Baco.

En segundo termino del cuadro hay una escena difusa, apenas bosquejada e insinuada, donde aparentemente se puede suponer que hay tres mujeres desnudas, o apenas atabiadas de vestimenta, quizás preparando o llevando a cabo alguna fase del rito. La figura de la derecha parece estar sentada, y se puede vislumbrar que estuviera fumando algo, pues parece que hay como un punto de luz incandescente justo delante de la boca, y en torno a él, parece haber humo, pero todo es muy tenue y secundario. También, la figura de la izquierda, situada de lado, casi de espaldas al espectador, parece sostener algo entre las manos, ¿un espejo? ¿una botella? ¿una herramienta? ¿un hacha quizás? Parece que estuviera realizando alguna tarea, ya que con la mano derecha, debido a la posición, parece tener agarrado algo, puede que una presa. Por otro lado tampoco queda claro que sean figuras femeninas, ni que estén completamente desnudas. La figura central de esta escena apartada, es la figura que está de pie, algo girada, casi de lado, parece estar adornada con un collar, e incluso puede que esté vestida con un atuendo de cintura hacia abajo. Todo está muy insinuado y apenas detallado. Es escasamente un fondo impreciso y ambiguo.

Las discretas dimensiones del cuadro tampoco favorecen el desarrollo del detallado. Éste es un cuadro apaisado, de 30,8 por 61,5 cm. La tripa, la pierna elevada en ángulo, el pecho, aunque éste en menor cuantía, han sido rectificados, pero no se ha puesto demasiado empeño en la subsanación. El gemelo derecho o la zona donde se cruzan el tobillo apoyado con la zona de la rodilla están terminados de una manera muy brusca y hasta tosca, por donde el pincel ha pasado rápida, muy por encima, con poca dedicación y profundidad.

Por supuesto, al fondo (las nubes y el pequeño lago o río) tampoco se le ha prestado atención. Evidentemente también ha sido llevado a cabo con presteza y levedad. Unos pequeños apuntes para dar cierre y una profundidad somera al cuadro y poco más.

Pero me arriesgaría a pensar que este comportamiento desdeñoso frente al cuadro, puede ser en realidad una búsqueda, una meta, la forma de alcanzar mediante un insistente estado de liviandad un enfoque embriagante. Puede que sí, que todo sea provocado. Puede que esa dejadez y desidia sea un tanteo, un envoltorio o escenario con la intención final de alcanzar una mirada diferente.

Desconozco si existe algún diario que dé respuesta a todo lo que divago, si hay algún tipo de documentación que certifique o rechace lo que aquí escribo. De hecho, no es verdaderamente relevante e  importa poco si fue una búsqueda persistente o una simple casualidad. Lo importante, no cabe duda, es que este cuadro, esa forma de languidecer frente a la obra, es una forma de expresión personal muy válida, acaso más sensorial y personal que otras. Quizás es el principio hacia una nueva tendencia de representación, o tal vez no, puede que no, que Corot ya lo intuyera en otra obra anterior y simplemente desarrolló su cuadro a partir de impresiones propias entresacadas en largas contemplaciones de obras ajenas. No lo sé. Sólo sé que anoche esta obra capturó mi atención, y que tras buscarla por Internet deseaba infinitamente tener la posibilidad algún día de acercarme al Metropolitan de Nueva York, y una vez en la sala, detenerme junto a la entrada en la que está ubicada la obra.

Corot fue un pintor principalmente de paisajes, pero también pintó bastantes obras relacionadas con las bacantes. Uno de ellos, Bacchante by the sea, también está en el Metropolitan Museum of Art (MMA), colocadas juntas. Ambas, según parece, están basadas en un estudio previo fechado en 1837, La ninfa del Sena. Les animo a navegar por la red. Aquí les coloco un buen enlace.

sábado, 11 de octubre de 2014

A carcajadas

Algunas de las personas que me conocen dicen de mí que soy una persona positiva, incluso alegre, sin embargo yo no me veo  tan así, la verdad. Puede que ciertamente sea así como me presente, o como al menos así intente presentarme ante los demás, porque es cierto que en ocasiones intento serlo pero creo que más de la mitad de las veces fracaso. Es posible que sea la actitud que pretenda y persiga, porque en realidad no es una cualidad mía propia -creo-, en cualquier caso les aseguro que pongo bastante empeño, no crean.

En multitud de circunstancias, incluso en las muy desfavorables, intento ver el lado positivo de las cosas, aunque no siempre lo consiga. Procuro apartar, por el bien de mi tranquilidad mental, todo aquello que me es negativo y me quedo con lo positivo, incluso cuando no parece posible. En ocasiones lo que parece ser algo positivo, luego, una vez pasado el tiempo, tal vez no lo es, y lo negativo de alguna manera muta hacia algo mejor, hacia algo distinto y digamos más adecuado.

Sí que creo que las personas positivas, probablemente, tienen más posibilidades de ser felices. Buscar el lado positivo de las cosas es una manera como otra cualquiera de tirar hacia adelante y de evitar detenerse en arrepentimientos estúpidos que no llevan a ningún sitio. Si uno se equivoca, al menos aprende de los errores, si uno se cae, puede que tenga la suerte de que no se hayan roto los pantalones, o tal vez sí, pero quizás no un hueso, y si se lo rompió, siempre pudo ser peor. Cualquier circunstancia de la vida siempre es mejorable, siempre puede faltarle algo que la redondee, pero de igual manera, cuando algo sale mal, por muy mal que salga, siempre pudo ser peor, y puede que esta forma de pensar, de canalizar la pena, de neutralizar la tristeza sea un buen antídoto para la tristeza y un apropiado brebaje para la felicidad. Siempre existe una salida hacia adelante. Siempre hay que darse cuenta que por muy mal que fuera siempre pudo ser peor. Hay, en definitiva, que mirar la vida con ojos positivos.

En mi opinión ser positivos es una vía que enriquecerá nuestra vida de alguna manera, aunque en ese momento no la sospechemos siquiera. No siempre es fácil, lo aseguro, mantener la mente limpia de contrariedad, saber tragarse la espuma que sale por la boca, aguantar los nervios, tragarse las palabras, comerse las ilusiones, los proyectos, los sueños, apretar los puños, contenerse... la vida puede estar cargada de desilusiones, pero también hay que comprender que nadie aprendió a caminar sin llevarse algún chichón. Hay quien afirma incluso que retener la ira, la presión y no desahogarse no puede ser bueno, que en algún momento la válvula de escape pitará por algún sitio y que puede que entonces sea peor. No sé, puede que tengan razón, supongo que cada cual es cada cual e intenta superar sus adversidades, o enfrentarse a ellas de distinta manera. Yo, a pesar de todo, prefiero superar los malos momentos a carcajadas que a lágrimas. Ustedes eligen.


Pd: Hoy es el cumpleaños de mi hermano, my Big Bro, así que desde aquí le deseo un día muy, pero que muy feliz y positivo!

jueves, 9 de octubre de 2014

Marilyn Monroe 22

Las fotos en blanco y negro sostienen el tiempo de una manera más continua, como flotando en una nube de tiempo. Una foto en blanco y negro es casi atemporal, algo así como apartada del transcurrir lineal del tiempo. Una foto en blanco y negro puede ser de hoy, de ayer o de nunca. Afortunadamente esta foto tuvo lugar y además sucedió en ese preciso momento en el que el amor está completamente derramado en una mirada. Marilyn Monroe era actriz y por ello sabía relajar la mirada y abstraerse y permitir así, consciente o inconscientemente, que su ánimo, su sentir se reflejara en el rostro. Cualquiera que sepa leer la mirada de una mujer comprende que esta mujer vivió el amor.


sábado, 4 de octubre de 2014

El amante - Marguerite Duras

Fui al rastro en busca de algún libro para echarme a los ojos. A veces me traigo seis, a veces dos y a veces vuelvo de vacío, una mera cuestión de suerte, pero en esta ocasión me traje un libro verdaderamente inesperado para mí, porque al comprarlo rompí una de mis caprichosas normas: nunca comprar un libro que ya tengo o que ya he leído. Éste lo había leído pero no lo tenía. Lo había leído hacía muchos años, lo saqué de la biblioteca y lo leí absorventemente en una tarde. Me eché la obligación de leerlo rápido porque esa misma noche iba a ir al cine para ver una película basada en esa novela y no quería leer la novela después de ver la película, si no al contrario. Recuerdo claramente que fue así.
 
Acababa de estrenarse en los cines la película El amante, de Jean-Jacques Annaud , el film venía precedido por una enorme polémica debido su alto contenido erótico, y yo, evidentemente, estaba deseando verla, pero me había informado -supongo que en la revista Fotogramas, que leía habitualmente por aquella época- que estaba basada en una novela de Marguerite Duras, que a su vez estaba basada en una historia real, la suya, la de la escritora. Fui a la biblioteca que estaba a 50 pasos de casa y allí estaba la novela, esperando que yo me introdujera en sus páginas. En una época entonces, en la que en Fuengirola sólo había una sala de cine y existía sólo la posibilidad de ver una película cada semana, a veces, con suerte, dos, una para el fin de semana y otra para entresemana. También había ocasiones que debido al éxito de taquilla de una película no se cambiaba en varias semanas, entonces yo ardía de coraje y desesperación.

Más de dos décadas después, en el rastro, tropecé con el libro. Estaba en el suelo, sobre una sábana astrosa. La misma edición de Tusquets, la misma fotografía en la portada, el mismo tacto, y para completar los recuerdos, también era de una biblioteca. Lo abrí. El sello de la biblioteca multiplicaba la prohibición. Había sido robado, o no devuelto, o perdido, ¿quién sabe? Ya lo he leído -sopesé-, pero la tentación me superaba. Todo exactamente igual. Si no hubiese sido todo tan casual probablemente hubiese seguido adelante, pero se daban tantas coincidencias que pagué con gusto el euro que me pidieron por él.

Regresé a casa radiante con un pasaporte al pasado entre las manos. Seguro de que al releer las páginas retornarían a mí, quizá, recuerdos de aquella tarde, de aquella época, pero conforme avanzaba en la  relectura comprendía que el pasado es engañoso e incierto. La historia que yo recordaba es tal y como las imágenes de la película se consolidaron en mi cabeza, en mis recuerdos. La descripción de la joven no encajaba plenamente con la que yo atesoraba en mi memoria, la imagen de la sensual Jane March, la protagonista de la película. 

Así el libro fue ganando en fondo pero perdiendo en imágenes nítidas. Mis recuerdos no fueron corroborados por la relectura, las escenas que he mantenido latente en el fondo de mi memoria eran mucho más picantes y atrevidas que lo que el libro narraba, sin embargo la pasión encerrada en la historia, la historia de amor prohibida y, sobre todo, el final del libro, han sobrepasado con creces el lejano recuerdo que yo conservaba. El último párrafo es de una sensillez e intensidad  sobrecogedora.

Fue una buena idea visitar el Mekong y aquella sala donde la luz azulada que entraba filtrada por las persianas.

jueves, 2 de octubre de 2014

Bang bang - Macy Gray

Otoño está comenzando a gatear por el cielo y ya podemos percibir sus primeros efectos. Ya hay que empezar a acordarse de echar una rebeca por las noches para los niños, que desde hace unos días prefieren ponerse las zapatillas antes que andar descalzos por el frío mármol de casa. Al salir por las mañanas, el fresco comienza a erizar la piel, la tarde oscurece echando su manto antes de lo esperado y el cielo comienza a vibrar ronco y grave. Ahora más que nunca apetece una canción con guitarra puntiaguda y afilada, un bajo trepidante y un ritmo machacón con estribillo negro como pocos. Escuchen este tema y métanse un par de tiros, bang bang, de buena música en el cuerpo.

Si no han escuchado aún lo nuevo de Macy Gray, aquí tienen un regalo.

Adivinen quién gana la partida.