lunes, 30 de abril de 2012

Happy pills - Norah Jones

Mañana primer día de mayo se publica el sexto álbum de Norah Jones, se titula ...Little broken hearts, y ya podemos escuchar -y también ver- el primer single del disco, Happy pills. A mí me tiene enganchado desde la primera escucha. Juzguen por ustedes mismos.

sábado, 28 de abril de 2012

El juego del revés - Antonio Tabucchi

Cuando me enteré por la prensa digital que Antonio Tabucchi había fallecido, me acordé ineludiblemente de lo que había leído de Tabucchi, de manera que también me acordé de Pessoa, y del triste Pereira y de sus tortillas a las finas hiervas acompañadas con fresca limonada, pero también recordé sus cansinos y desorientados paseos por las meandrosas calles de Lisboa, y de los heterónimos y de que quizás el heterónimo más fiel, y al mismo tiempo el más real y verosímil de Pessoa era el propio Tabucchi. Entonces sentí la saudade de Tabucchi, su desasosiego y rebusqué entre los desordenados libros de mis estanterías los libros que tenía de Tabucchi y que me faltaban por leer, y encontré tres, y fue un alivio, casi un abrazo de amigo. Me detuve a mirar las portadas, a leer los títulos originales, con ese italiano tan musical que seguramente le daría a Tabucchi un acento gracioso y cantarín.

El primero de los libros que encontré llevaba por título original Il gioco del rovescio, que lo han traducido al castellano como El juego del revés. Una colección de ocho relatos del melancólico estilo del autor italiano. Abrí por el primer relato y leí: "Cuando Maria do Carmo Meneses de Sequeira murió, yo estaba contemplando Las Meninas de Velázquez en el museo del Prado." y nada más llegar a ese primer punto y seguido, me quedó claro que iba a comenzar a leer ese libro y así, de esa manera tan natural y sencilla, quise rendirle mi propio homenaje a Tabucchi, que no era otra cosa que leer las palabras de Tabucchi. Fue la mejor manera que se me ocurrió de homenajearle, o quizás, la mejor manera que encontré de recordarle, o tal vez -y puede que esta última afirmación se aproxime más a la realidad- la mejor manera que hallé de recordarle y así ahogar mi tristeza, reviviéndole para mí a través de sus palabras.

viernes, 27 de abril de 2012

Un día es un día

Acababa de volver a casa y por delante divisaba la perspectiva de disfrutar de cuatro días con la familia al completo. Abrí el frigorífico, me serví una cerveza bien fría, encendí el ordenador y mientras lentamente se iniciaba me puse cómodo. Al volver al ordenador compruebo que son ciertos los rumores de que Guardiola abandona el Barça. Ha dimitido por estar cansado y/o agotado.

De repente se me abre el apetito y sin saber por qué siento una inusuales ganas de celebración, y una sonrisa tonta se me dibuja en la cara. Decido abrir una lata de fabada y otra cerveza y así darme un inmerecido homenaje, pero qué carajo, ¡un día es un día!

jueves, 26 de abril de 2012

Campo de trigo con cipreses - Vincent Van Gogh

Vincent Van Gogh fue uno de los artistas que mejor supo interpretar en su obra esa inauguración que intenté describir en mi entrada anterior. La agitada fortaleza de sus pinceladas, el estallido de colores, el vigor febril de sus cielos y la claridad desgarradora de su particular mirada hacen que Van Gogh tenga una pintura tan característica y única. Tan intensa.

Como Vincent Van Gogh no necesita presentación se las ahorraré. Tan sólo mencionar que he visitado en dos ocasiones el Museo Van Gogh de Amsterdam y no dudaré en volver a pasear gustosamente por sus salas si alguna vez vuelvo a la capital holandesa, pues el museo es una verdadera maravilla. Una visita obligada si visitan Holanda.

He decidido que si consigo rascar algo de tiempo, voy a intentar presentarles, una vez al mes, una obra de arte por la que sienta predilección, algo así como vengo realizando con las entradas de las cervezas, pero con obras de arte. Intentaré no repetirme mucho y darle un toque original, pero no garantizo nada, ya que a veces me encuentro algo flojo y desganado.

Imagino que supondrán que en todas las entradas de las etiquetas de Obras de Arte es fundamental y necesario hacer clic sobre las fotos.

miércoles, 25 de abril de 2012

El regalo diario

Amo esos primeros días en los que se intuye el verano. Esos días que inauguran felizmente las terrazas y en los que la principal elección del vestuario de las señoritas son las faldas cortas y las camisetas sin mangas, con amplios escotes, cuando la piel, aún pálida y sin broncear, acentúa el rojo de los labios.

Todo muestra un leve y dulce embellecimiento. Sobreviene en el ambiente una promesa de bienvenida, como un compromiso vago y sutil de ánimo reverdecido. Los pájaros, contagiados, revolotean excitados sobre nuestras cabezas, de rama en rama, adornando de gracia y musicalidad las calles. Son días de expectativas, que anuncian la llegada de las vacaciones, ese tiempo anhelado en los que la vida se manifiesta más intensamente. Días de vida en familia, de vida completa y llena.

En esos días, de repente, las calles se llenan de gentes, como un río que vuelve a llevar agua después de las primeras lluvias, las conversaciones de despedidas abandonan su futilidad, las sonrisas en las caras parecen más amplias y más ciertas, y dan paso a los tiernos besos de los enamorados, alargándolos como siluetas en un anaranjado y luminoso atardecer.

Por eso me gustan estos días. No sólo porque auguran el verano en su insistente ciclo de la vida, sino porque transmiten una esperanza, un estallido de luz, una certeza, un clamor natural, real, de que la vida es el regalo diario y que estos días son su mejor oferta.

lunes, 23 de abril de 2012

Hoy

Hoy es el día del libro, pero para mí, sobretodo, es el cumpleaños de mi hija, de mi Sofía. ¡Qué suerte nacer el día del libro! Hoy cumple seis años. Hay que ver cómo pasa el tiempo. Anoche, con las luces apagadas, tumbado en la cama, con los brazos detrás de la cabeza, mientras esperaba que el sueño apagara también las luces de mi mente, me preguntaba: ¿qué sería de mi hija, si aquella mañana de hace tantísimos años no llego a decidirme y acercarme a aquella joven de deliciosos ojos verdes, de inocente y tímida sonrisa, que hoy es mi esposa y madre de mis hijos, a preguntarle si quería ser mi novia?

¡Cómo pasa el tiempo! Esa debe ser una de las frases más repetidas de la historia de la humanidad, pero no por ello menos cierta. La vida sucede en un suspiro. Los días por venir son la posibilidad de un regalo, los vividos son un premio recibido, el presente es lo que sucede, la vida, ese limitado periodo de tiempo en el que nos toca actuar.

Entonces me acordé de un poema de Jaime Gil de Biedma. Una maravilla de poema que hoy regalo a mi niña y también a ustedes. ¿Y por qué no? ¡También a la vida! Que tanto da y tanto quita.

No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

Jaime Gil de Biedma

Sé que el poema puede sonar triste para un día tan feliz como el de hoy, pero es que me siento nostálgico. Nostálgico y feliz, que es algo así como un tener sentimientos agridulces. Debe ser esa fastidiosa forma de ser que tengo que me impide disfrutar plenamente de los días felices.

domingo, 22 de abril de 2012

A buen entendedor...

Ya ven, desde anoche, me siento estúpidamente feliz...

viernes, 20 de abril de 2012

Una vida absolutamente maravillosa - Enrique Vila-Matas

Los libros de Enrique Vila-Matas gozan de varias cualidades que podríamos considerar como absolutamente maravillosas. La primera característica sobresaliente, y que además es la que más salta a la vista, pues nada entra antes a los ojos de una persona que sostiene un libro entre sus manos que la imagen de las portadas, es que éstas son estupendas. Ya sé que detrás de portadas horribles hay libros extraordinarios, y que, al contrario, existen muchísimos ejemplos de libros con portadas muy bellas que luego resultan ser libros espantosos, pero siempre es de agradecer que las portadas sean buenas, y en este caso, y como viene siendo habitual en los libros del autor catalán, la portada de este libro es absolutamente maravillosa.

Desconozco si Vila-Matas interviene directa o indirectamente en la elaboración y selección de las portadas, o en cambio no está involucrado en ningún término, pero sus portadas, con sugerentes fotografías, las mayor de las veces en blanco y negro, son uno de los grandes aciertos de los libros de Vila-Matas.

Otro de los atributos más destacable de los libros de Vila-Matas y que producen una atracción directa hacia el libro para cualquiera que sienta el mínimo gusto poético por el arte de unir palabras, son sus títulos. Vila-Matas ha regalado a las librerías una enorme y amplia gama de títulos que son como carteles publicitarios que consiguen introducirse en nuestra memoria de una manera silenciosa y punzante, que parece aferrarse a nuestras neuronas, siendo, al fin y al cabo, para la promoción de sus libros, un estupendo anzuelo que atrapa al futuro lector de una manera eficaz y absolutamente maravillosa.

Y por último, y no menos importante, sino más bien todo lo contrario, está su armoniosa, culta y equilibrada prosa, repleta de cíclicas y originales divagaciones. Vila-Matas tiene ese punto de sal en sus escritos en los que uno no sabe a ciencia cierta si está leyendo una novela, un ensayo, una biografía, una crítica literaria o qué sé yo. Por eso resulta tan complicado aventurarse a definir lo que se está leyendo, pero en cualquier caso, lo que se aprecia al cerrar la última de sus páginas es que leer un libro de Vila-Matas es siempre una experiencia absolutamente maravillosa.

jueves, 19 de abril de 2012

To Rome with love

Señoras y señores, con todos ustedes, un año más, el inigualable, extraordinario y deslumbrante Mr Woody Allen nos presenta su nueva película, en esta ocasión rodada en la capital italiana, con un elenco de extraordinarios actores, del que ya les hablé anteriormente en este blog. No se les olvide que uno de los actores principales de la película será, sin duda, la ciudad de Roma, pues Woody Allen es, en mi opinión, uno de los directores de cine que mejor saben mostrar en sus películas una ciudad. Ya lo hizo anteriormente con Nueva York, Londres, París, Barcelona, Venecia y ahora le toca el turno a Roma, y según dicen, está negociando para que la próxima ciudad donde ruede pueda ser Berlín.

La fecha de estreno en España aún no está confirmada pero todo apunta a que será el viernes 22 de junio. Hasta entonces habrá que tirar de paciencia.

El traíler de la película es subtitulado, pero como está en parte en inglés y en parte en italiano, les recomiendo que estén muy atentos. Espero que les guste. ¡Nos vemos en la sala!


lunes, 16 de abril de 2012

Lógica aplastante

Cada cual adopta las estrategias publicitarias de mercado que le venga en gana. Hay quien decide pagar millones de dólares a un famoso de cara bonita para que venda su producto, mientras que otros se gastan elevadas cantidades en una agencia de efectos visuales, en cambio, algunos prefieren decir las cosas tal cual son. Y punto.

Vendemos condones porque
no vendemos pañales.

sábado, 14 de abril de 2012

El dinero no se come

El pasado miércoles volviendo de la consulta del dermatólogo -por una tontería- mi niña comenzó a leer una pintada realizada en una pared, y aunque instantes antes decía que se moría de hambre, su curiosidad, sus ganas de aprender y su capacidad de sorprenderse la hicieron detenerse delante de aquellas palabras. Comenzó a leer pero no entendía bien el significado, entonces intenté explicárselo, pero ya comenzaba a sentir más apetito que curiosidad y además, justo a la vuelta de la esquina, le tenía echado el ojo a una cafetería.

Le hice una foto a la pintada porque pensé que quizás dentro de algún tiempo mi hija puede que visite este blog y escriba con curiosidad en el buscador la palabra "Sofía", de manera que se encontrará con este post y, aunque supongo que entonces no necesitará la explicación, seguro que no le vendrá mal recordar estas palabras. Ni a ella, ni a todos ustedes ni a mí.


jueves, 12 de abril de 2012

Una Veltins Pilsener

Hace un días -como ya he publicado en este blog- me encontraba en el País Vasco y estando en Bilbao me sorprendió que la cerveza que más se servía después de la San Miguel era la cerveza alemana Veltins. Supuse que colocar la cerveza Veltins en las cámaras frigoríficas era una manera de homenajear a la multitud de aficionados alemanes que habían viajado a la ciudad debido al enfrentamiento de cuartos de final de la UEFA entre el Athletic Club de Bilbao y el Schalke 04, en el que juega Raúl González, otra razón, por supuesto, sería aprovechar los acontecimientos y hacer una buena caja, que les aseguro que aprovecharon, y es que el estadio en el que juega el equipo de fútbol del Schalke 04, se llama Veltins Arena.

La cerveza Veltins es una Pilsener alemana, que lleva saciando la sed desde 1824, es suave y fresca, está muy equilibrada de sabor, algo amarga pero con aroma dulce y con una tasa de alcohol moderada, 4,8 %, lo cual es en gran parte lo que la hace tan refrescante. Sus ingredientes son agua, cebada malteada y lúpulo. Es de un color muy dorado pero claro, que crea abundante espuma y además no se disuelve con facilidad, por lo que suele aguantar hasta el final, sobretodo si eres de los que beben rápido, como me suele ocurrir a mí, especialmente con la primera cerveza que tomo.

La etiqueta que adorna el botellín tiene un elegante y estilizado diseño de fondo blanco con delgadas rayas verticales de color dorado y una franja color verde con brillo por el contorno. En el esbelto cuello de la botella, verticalmente, sobresale en relieve el nombre de la cerveza, lo que le confiere un curioso toque exclusivo. Es una cerveza a la que suelo volver de vez en cuando, teniendo en cuenta que además posee un precio aceptable para ser de importación. La recomiendo.


miércoles, 11 de abril de 2012

Hiroshima - John Hersey

En uno de los muchísimos artículos llenos de sabiduría y de buen hacer que Antonio Muñoz Molina regala en su blog, recomendaba la lectura de Hiroshima de John Hersey, una crónica periodística de investigación y un clásico de la literatura de guerra. Tomé nota de la recomendación, busqué una edición económica, la encargué y ayer la terminé.

El libro recoge los testimonios de seis supervivientes de la bomba atómica. Comienza en el mismo instante de la explosión, exactamente a las ocho y quince minutos de la mañana, hora japonesa, del 6 de agosto de 1945. Nos cuentan cómo fue y de qué manera se vieron afectadas después de sobrevivir a la explosión.

El libro está escrito de una manera cruda y fría, pero al mismo tiempo real y desnuda. Cuenta lo ocurrido desde el intenso resplandor inicial hasta los posteriores días de desorientada agonía que soportaron los supervivientes, en medio de una ciudad arrasada, cubierta de incendios y de temporales magnéticos, con decenas de miles de personas perdidas, en busca de refugio y alimento, en el vórtice de un enloquecido horror, en una caótica pesadilla, de la que muchos de ellos ni intentaron ni desearon escapar.

Un libro tremendamente desolador que debería ser de obligada lectura.

martes, 10 de abril de 2012

Súplica

Dejó dicho Séneca que "no era raro que el azar tuviera tanto poder sobre nosotros, puesto que por azar vivimos", y yo me pregunto: ¿Podría el azar, quizás, tener más poder sobre mí y hacer que me tocara un premio voluminoso en la lotería? ¿No podría el azar por una vez en su vida, o en lo que quiera que sea, guiñarme el ojo y mostrarme su mejor sonrisa en lugar de torcer el gesto, mirar hacia otro lado o ponerme la zancadilla? ¡Vamos digo yo!

Pd: Y sí, sí juego a la lotería, pero no hay manera.


lunes, 9 de abril de 2012

Bilbao, segundo día

Nuestro segundo día en Bilbao despertó con una neblina pesada y un sirimiri intermitente que no consiguió doblegar nuestro ánimo, ni nuestras ganas de descubrir distintas partes de la ciudad. Salimos con la intención de desayunar en el Café Iruña, una cafetería con más de cien años de historia y declarado monumento singular, así que iniciamos bajo nuestros paraguas la marcha hacia la histórica cafetería. El trayecto era corto, apenas unos seiscientos metros, pero caminando bajo la lluvia y pasando por delante del intenso y cautivador olor a café que provenían de las diversas cafeterías con las que cruzamos, se nos hizo largo, y para colmo, cuando llegamos estaba cerrado, porque por lo visto era demasiado pronto y todavía no había abierto. Pensamos en retroceder hacia unas cafeterías que habíamos visto abiertas cerca del mercado del Ensanche pero nos decidimos por la más cercana, justo en frente de los Jardines de Albia, donde por cierto desayunamos muy bien.

Justo en una esquina de los Jardines de Albia estaba la Iglesia de San Vicente Mártir y entramos por curiosidad y resultó ser una iglesia muy coqueta y bien adornada, a pesar de la escasa luz que disponía pues era Viernes Santo. Nos dirigimos hacia las Torres Isozaki, que sirven de imponente entrada hacia el polémico puente Zubizuri de Calatrava, que ha tenido que ser alfombrado debido a las continuas caídas de los usuarios por su resbaladizo piso de cristal. En una panadería que encontramos por el camino nos tomamos unos pasteles de arroz que habíamos visto en distintos sitios pero que nunca habíamos probado y que nos recordaron a los pastéis de Belém que probamos en Lisboa y continuamos hacia el funicular que nos subiría al monte Artxanda desde donde disfrutamos de unas privilegiadas panorámicas de la ciudad de Bilbao, aunque demasiado nubladas.

Bajamos de nuevo en funicular y continuamos junto al Nervión hasta llegar a la altura del Ayuntamiento de Bilbao y de la enorme escultura de Oteiza donde nos hicimos unas fotografías. Continuamos nuestros pasos por el paseo del Arenal hasta el Teatro Arriaga, cruzamos el puente del Arenal para ver de cerca la fachada de la Antigua Estación de Ferrocarril. Volvimos a cruzar el puente y continuamos por la Ribera del Nervión, dejamos atrás el Puente de la Merced, el Puente de la Ribera, el Mercado de la Ribera, la Iglesia de San Antón y el Puente de San Antón hasta llegar a la nueva estación de trenes, donde cogimos el Euskotram, que nos dio un largo e ilustrativo paseo por todo Bilbao desde donde vimos la Universidad de Deusto, de nuevo el Guggenheim, la Torre Iberdrola, el Centro Comercial Zubiarte, el Monumento al Sagrado Corazón y parada final en San Mamés, donde nos apeamos, pues bien cerca teníamos una mesa reservada en el Asador Indusi.

Ese día precisamente, el seis de abril, se cumplían diez años del enlace matrimonial de mi santa y yo. Diez años de nuestra boda, vamos, y según afirma mi señora que lleva la cuenta de cosas así, era la primera ocasión en la que llovía desde que nos hemos casado en uno de nuestros aniversarios de boda, a parte del día de nuestra boda que sí nos llovió, a pesar de la gran cantidad de huevos que llevaron a no sé qué Iglesia que por lo visto tenía, hasta ese día, influencia sobre el clima de nuestra localidad. El asunto es que era nuestro décimo aniversario y que estábamos en Bilbao, después de haber estado en San Sebastián y, en realidad, todo este viaje era consecuencia de la excusa a la que nos habíamos agarrado para realizar una escapada al País Vasco y también para sentarnos a la mesa de un asador y comenzar a tomar de entradas unas guindillas fritas, después unos pimientos rellenos de rape y para terminar un txuletón a la parrilla de más de un kilo y trescientos gramos. ¡Un lujazo sabrocísimo!

Salimos del Asador Indusi con la necesidad y yo casi diría que con la obligación prescrita por un médico de dar un largo paseo con el fin de bajar un poco la comida, aunque en realidad para bajar esa comida yo necesitaría correr una maratón, por eso decidimos realizar nuestro segundo intento con el Café Iruña, y a pasitos cortos y pesados, poco a poco, conseguimos alcanzar el objetivo. Tomamos unos cafés y de remate otros pasteles de arroz, de esos que habíamos vuelto a descubrir esa misma mañana y disfrutamos de lo peculiarmente decorada que está la cafetería y así fue pasando la tarde y la hora definitiva de volver al hotel, recoger las maletas y decir agur a Bilbao, y montarnos en el autobús que nos llevaría de vuelta al aeropuerto, con la esperanza de que algún día podamos volver a vivir la experiencia de disfrutar del País Vasco.


domingo, 8 de abril de 2012

Bilbao

Una vez que el día anterior ya habíamos conocido San Sebastián, el resto de nuestra estancia en el País Vasco lo habíamos pensado dedicar a Bilbao y este primer día, como se preveía que iba a ser un día lluvioso, decidimos ir de museos, pero antes de nada había que tomar fuerzas y desayunar. Fuimos al mismo sitio del día anterior pero estaba cerrado ya que era festivo, pero en la calle de atrás encontramos otra cafetería abierta. Después de haber engrasado adecuadamente los motores nos dirigimos al museo quizás más famoso de Bilbao: el Museo Guggenheim, obra del famoso y reconocido arquitecto canadiense Frank Gehry.

Al salir del museo cruzamos desde la Alameda Recalde, donde estaba situada la cafetería, hacia la Iglesia de San José, pero justo en la esquina anterior nos detuvimos delante de la fachada estilo modernista de la Casa Montero, conocida en Bilbao como la Casa Gaudí, por la similitud con el peculiar estilo del arquitecto catalán. Al fondo de la calle Iparraguirre se veía la extraordinaria vista de Puppy, la gigantesca escultura floral en forma de perro. En Bilbao se suele decir que lo verdaderamente importante del Guggenheim es el perro, que el museo es su caseta. Rodeamos el Guggenheim antes de entrar porque todo indicaba que iba a llover y entonces sí que nos tendríamos que parapetar dentro del museo. Contemplamos las otras dos esculturas exteriores al museo: Mamá, una enorme araña de acero de diez metros de altura y El gran árbol y el ojo, un deslumbrante escultura de acero inoxidable, que parece un arroyo vertical de burbujas.

Comenzó a caer ese suave sirimiri tan habitual por allí y huimos hacia el interior del museo. El edificio es espectacular por fuera pero por dentro no lo es menos. Vale la pena entrar sólo por ver el edificio, porque lo que son las obras expuestas en el interior, pues qué quieren que les diga. Alguna me gustó, sí, pero la mayoría no merecen, en mi opinión, la pérdida de tiempo. Salimos del Guggenheim y en una típica tienda de artículos de regalos propios de la región compramos algunos regalos para los niños y los abuelos, y para no andar todo el día cargando con ellos, nos acercamos al hotel a soltarlos.

Salimos del hotel hacia la Plaza Vizcaya, donde se encuentra el Edificio de la Alhóndiga y el edificio con las oficinas del Gobierno Vasco, conocida como la Casa de Cristal, luego cruzamos por la Plaza Indautxu y desde allí nos adentramos a la Calle del Licenciado Poza, donde al fondo se podía ver el escudo del Athletic colocado en un lateral del Estadio de San Mamés. La calle está abarrotada de bares de pintxos, además de camisetas rojiblancas, pues esa misma noche se disputaba el partido de vuelta entre el Athletic de Bilbao y el Schalke 04 de Raúl en partido de cuartos de final de la UEFA. Aunque faltaba mucho para la hora del partido ya había un verdadero ambientazo y nos acogieron estupendamente, incluso nos echaron unas bufandas por encima y un peluche del león. ¡Qué bien lo pasamos!. Fuimos de local en local tomando pintxos hasta que no pudimos más.

Abandonamos aquellas calles tan concurridas y nos apartamos a lugares más tranquilos, menos ajetreados cruzando por la Plaza Campuzano hacia el Museo de Bellas Artes de Bilbao, que presentaba una magnífica exposición temporal de Anselmo Guinea que me encantó. Luego, en la exposición permanente disfrutamos de un buen número de cuadros maravillosos, de los que destacaré un retrato de Miguel de Unamuno realizado por Sorolla, un par de retratos de Raimundo Madrazo, algún que otro Zuloaga y un precioso paisaje nublado de Carlos de Haes. También admiré con gran agrado las esculturas de Quintín de la Torre repartidas por las diferentes salas. Un museo maravilloso y una visita muy recomendable.

Salimos del museo con ganas de sentarnos y junto al Parque de Doña Casilda vimos una cafetería pastelería, Cafetería Toledo, donde pedimos un café y un pastel de acompañamiento, yo, para ser consecuente con la semana, me pedí una torrija. ¡Muy rica! Giramos hacia la Gran Vía, cruzamos primero Moyúa, luego atravesamos Abando, el Puente del Arenal, dejando a la derecha el Teatro Arriaga, hasta llegar al casco antiguo, donde nos dejamos llevar por entre sus decoradas calles y atractivas tiendas de souvenirs.

Visitamos la Catedral de Santiago y nos situamos justo en frente para ver los distintos pasos de procesiones de la Semana Santa. Estuvimos en tan privilegiada situación hasta que nuestros pies pidieron descanso y nos dirigimos a la Plaza Nueva, donde por segunda noche visitamos un par de locales para saborear sus pinchos. Fuimos al Gure Toki, donde probamos por primera vez las guindillas fritas y después recaímos en Víctor Montes, donde volví a abusar del txangurro y es que por muy Semana Santa que fuese yo soy un pecador. Después volvimos al hotel donde por fin pudimos descansar y yo terminé de ver el emocionante partido del Athletic de Bilbao contra el Schalke 04.

sábado, 7 de abril de 2012

San Sebastián

Llegó la Semana Santa y con ella, casualmente este año, el décimo aniversario de boda de mi santa y yo. Para celebrarlo preparamos una escapada -sin niños- de tres días al País Vasco. Nuestro propósito era sobretodo descansar y evadirnos de la rutina diaria y de camino ver algo de cultura y por qué no confesarlo, llenar gustosamente el buche.

Nada más aterrizar en el moderno Aeropuerto de Bilbao diseñado por Santiago Calatrava tomamos el autobús desde el mismo aeropuerto hacia nuestro hotel. Teníamos una reserva desde hace un tiempo en el Hotel Carlton en el centro de Bilbao, en la misma Plaza Moyúa, una de las plazas más turísticas de la ciudad. El Hotel es un cinco estrellas y la habitación estaba acorde con su categoría.

Apenas soltamos las maletas en la lujosa y amplia habitación que nos asignaron y sin perder el tiempo salimos a desayunar a una cafetería situada a solamente dos calles del hotel. Desayunamos un buen café, un buen trozo de tortilla de patatas, todo con muy buen servicio y rodeados de una bonita decoración. Salimos y nos dirigimos a la estación de autobuses central de Bilbao en metro y nos montamos en un autobús que nos llevó directamente a San Sebastián en poco más de una hora.

Era la primera vez que tanto Pepi como yo pisábamos San Sebastián, una ciudad que nos enamoró desde el primer contacto. Comenzamos paseando por sus elegantes calles, abarrotadas de preciosas fachadas, parándonos en casi cada esquina intentando encontrar una panorámica adecuada para conseguir introducir la gótica aguja de la Catedral del Buen Pastor dentro de nuestro objetivo fotográfico. Cada calle del centro de la ciudad posee algún bonito detalle, ya sea un verde y cuidado jardín, una voluminosa fuente o una atractiva balconada. Todo, desde una simple farola, un banco callejero, los adornos de entrada a un puente o la balaustrada del Urumea se aprecian diseñados armónicamente para embellecer la ciudad.

Además San Sebastián posee una gran cantidad de edificios atractivos sobre los que merecía detener la mirada. Edificios modernos como el Kursaal de Rafael Moneo o clásicos como la Basílica de Santa María, en la parte vieja, sin olvidar la Iglesia de San Vicente o la curiosa Plaza de la Constitución, que hizo durante un tiempo las veces de coso taurino, y buena prueba de ello es la numeración de los balcones, que se utilizaban como palcos en las corridas.

También el Ayuntamiento tiene su historia curiosa, pues fue antiguamente un casino. Pero de entre todos, quizás el edificio que más me ha gustado, ha sido el Teatro Victoria Eugenia, un edificio verdaderamente hermoso. De todos los edificios por disfrutar de San Sebastián, con el único que no pudimos, pues se encontraba en obras, era el Hotel María Cristina, que yo, particularmente, tenía bastantes ganas de contemplar. Otra vez será.

Paramos a almorzar en un típico bar de pintxos, uno que nos gustó nada más verlo. Parecía tener unos pintxos que te sacaban a los ojos. Se llama Bar Txalupa y allí me tomé mi primer txakolí, pues siempre que me es posible me gusta probar los productos típicos de cada región. Podríamos haber elegido cualquiera de todos los pintxos que tenían allí, y seguro que todos estarían exquisitos, pero tuvimos que ir eligiendo y cada uno que probábamos nos gustaba más que el anterior. Un lujazo.

Para bajar los pintxos paseamos hacia el Ayuntamiento, nos fotografiamos junto a sus jardines y después fuimos hacia la Plaza de Guipúzcoa, muy cerca de allí, frente a la Sede de la Diputación y regresamos sobre nuestros pasos para dar un larguísimo paseo al borde de las tres playas. Comenzamos por la playa de la Zurriola, después la playa más famosa de todas, la playa de la Concha, con las mejores vistas hacia la isla de Santa Clara, y por último la playa de Ondarreta, que no recorrimos entera porque nuestros pies nos pedían descanso, aunque sí subimos hacia los jardines del Palacio de Miramar y desde allí aguzamos la vista y el zoom de la cámara para ver el Peine del Viento, obra de Chillida, situada a la falda del Monte Igueldo. Nos despedimos de San Sebastián echando una última mirada hacia la fantástica Bahía de la Concha.

Tomamos un café en el bar que está junto a la estación mientras esperábamos nuestro autobús y justo después pusimos rumbo de vuelta a Bilbao.

Nada más llegar a Bilbao, o Bilbo en Euskera, cogimos el metro y nos plantamos en la Plaza Miguel de Unamuno, a escasos metros de la casa natal del autor vasco y desde allí paseamos alrededor de la Catedral de Santiago, entre callejas típicas bilbaínas, inundadas de gentío, comenzando a oler los típicos pintxos que nos hipnotizaron hasta guiarnos hacia la Plaza Nueva, donde caímos casi por gravedad dentro del Café Bar Bilbao y después rebotamos en Víctor Montes. Salimos torcidos, especialmente yo, en dirección al hotel, pues el día había sido intenso y cansado, ya que lo habíamos comenzado desde bien temprano.

Cruzamos por el puente del Arenal, frente al Teatro Arriaga y por delante de los escaparates de El Corte Inglés, en Gran Vía, bautizados suavemente por ese sirimiri pesado y tan castizo y bilbaíno como la txapela o el bacalao.


martes, 3 de abril de 2012

Space Oddity - David Bowie

Entre los cds de mi colección, casi sin darme cuenta, acumulo bastantes álbumes de David Bowie, y desde hace cosa así como un par de semanas me ha dado por ir poniéndomelos desde el primero hasta el último. Caprichoso que es uno.

En la música, el camaleónico David Bowie, ha sido casi de todo. Ha sido cantante, compositor, instrumentista, productor y mil cosas más, pero sobre todo si hay algo que se pueda decir de él es que es innovador. No sé a ustedes pero a mí me encanta. Aquí les regalo un clásico entre clásicos.

domingo, 1 de abril de 2012

De rodillas

Ya sé que es una cuestión de fe, o de creencia, puede que incluso de voluntad, pero en serio, ¿no podrían poner los anuncios algo más claros, o al menos sin dobles sentidos? Imagino que no era la intención, pero dependiendo de lo retorcida que tengan la mente puede dar la sensación de que están citando el kamasutra.