martes, 28 de febrero de 2012

Un blog, ¿perder o ganar?

Algunas personas me han preguntado de dónde saco el tiempo para llevar este blog, otras se preocupan más por el funcionamiento o la presunta complejidad de llevar un blog -algo bien sencillo y al alcance de casi cualquiera que tenga nociones muy elementales de informática-. En cualquier caso suelo contestar a todas estas cuestiones sin muchos rodeos y casi sin ninguna precisión que simplemente es algo que me gusta hacer. También podría afirmar que me gusta escribir y compartir lo que escribo, pero un blog es mucho más, no es sólo escribir. Un blog me permite compartir mis opiniones, y además me ofrece la posibilidad de compartir vídeos, fotos, realizar encuestas y también está abierto a todo aquel que quiera añadir cualquier comentario.

Este blog me sirve como válvula de escape, como cuaderno de ensayo de escritura, me hace pensar, posicionar mis opiniones, dudar, relativizar mis preocupaciones, echarme unas risas y hasta es útil para llevar un listado de las películas que veo, los libros que leo e incluso para darme un homenaje, de vez en cuando, en forma de cerveza (quien siga de vez en cuando este blog sabrá a lo que me refiero).

Pero, con diferencia, la pregunta que más me ha desorientado de todas fue: ¿no se "pierde" mucho tiempo llevando un blog? ¡Vaya! Y yo que pensaba que el tiempo que le dedicaba a este blog es un tiempo que yo "ganaba", que me dedicaba a mí.

Si es cierto como parece eso de que el tiempo es la más preciada posesión, entonces, tengo claro que con este blog gano por goleada.

domingo, 26 de febrero de 2012

Un golpe de suerte

Esta mañana tomé asiento en la barra de la cafetería La Unión, pedí un sombra, ese café tan malagueño que difícilmente puedan servirme en ningún otro sitio si lo pido de esa manera tan de mi tierra. Abro las primeras páginas del periódico deportivo AS y leo: El Málaga no jugó un pimiento y marcó cinco goles. Esbozo una sonrisa y asiento con la cabeza. Ese mismo comentario le dije a mi hermano cuando bajábamos por los vomitorios de La Rosaleda, sólo que yo lo hice en otro tiempo verbal y además con un doble sentido casi indescifrable para los demás, pues mis palabras fueron: El Málaga no ha jugado "unpimiento" y ha marcado cinco goles.

Así es el fútbol. El Málaga asedió al Zaragoza en los primeros 10 ó 15 minutos, errando ocasiones claras para marcar, y a partir de ahí de diluyó y comenzó a ponerse nervioso. Oportunidad que el Zaragoza no dejó pasar para adelantarse. Gol de Aranda. El público silbaba (yo nunca pito a mi equipo hasta el final del partido) e increpaba la falta de compromiso de los jugadores. Luego, al borde del descanso, Sebas marcó el empate.

La segunda parte comenzó como la primera, con un Málaga volcado al ataque. Con un Rondón fallón, Sebas muy trabajador pero sin pegada. Hasta Isco, tan enchufado últimamente, parecía estar fuera del partido. Pellegrini dio entrada a Demichelis por la lesión de Sergio Sánchez, cuando todos esperábamos a Joaquín, que entró minutos después. En esas que Isco centra potente desde la derecha, el balón choca con Da Silva y se aloja mansamente en las redes de la portería del Zaragoza, 2-1. Un golpe de suerte.

En ese momento el partido fue otro. El Málaga tocaba todas al primer toque, Rondón y Joaquín se hincharon a hacer bicicletas, Isco daba todos los pases perfectos y hasta Demichelis remató un saque de esquina a gol. En apenas diez minutos les metimos tres goles. Y es que el fútbol es así de imprevisible. Un golpe de suerte aislado, inesperado e incluso inmerecido cambia un partido por completo. Da moral a unos y hunde anímicamente a otros, pero la realidad es esa de que el Málaga no jugó unpimiento.

Pd: El Zaragoza, aún a mi pesar, tiene pinta de irse a segunda.

sábado, 25 de febrero de 2012

El jardín extranjero - Luis García Montero

Después de disfrutar de la lectura lenta y pausada del libro de relatos de Benedetti, Con y sin nostalgia, me apetecía enormemente leer algo de poesía, y Luis García Montero se ha convertido en uno de mis poetas más elegidos a la hora de la lectura de poemas.

García Montero posee una escritura romántica y rabiosamente actual, con un no sé qué de cine negro de butacas de extrarradio. También recuerda a ecos de pasos cortos durante largas caminatas, de miradas perdidas junto a un lago en calma coloreado de un profundo azul plomizo.

Sus poemas evocan un sentimiento nostálgico y de desazón, que por alguna razón que desconozco, sanan ligeramente esta densa neblina de futuro desesperanzador que ahoga mis pulmones, que pesa en mi pecho y que me alarga las noches como sombras de rascacielos neoyorquinos. Como quiera que sean de largas las sombras de los rascacielos neoyorquinos, o al menos, así los imagino (sueño).

viernes, 24 de febrero de 2012

El igualismo

Hace bastante tiempo que no cuelgo un anuncio de esos que no se ven por aquí, y que, sin ser excelentes, sí merecen echarles un trago, especialmente si es de cerveza. Espero les sepa refrescante.



Hay que reconocerle a Quilmes que se curran los anuncios.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Puerto Rico

¿Les gustan los dobles sentidos de las palabras? ¡A mí sí!

Hacer clic en la foto no es obligatorio,
pero sí recomendable.

martes, 21 de febrero de 2012

Dolce Banana

Mentiría gravemente si negara que en este blog me apoyo mucho en las fotos que voy encontrando por este inmenso e incorregible mundo que es Internet, pero es que me resulta imposible contenerlo. Encuentro cada cosa, que no tengo más remedio que compartirlo con ustedes. Es rotundamente inevitable.

Si me divierte a mí ¿por qué no compartirlo? ¿por qué evitarlo? ¿por qué iba a dejarles sin un regalo como éste? Ahí llevan un afrutado ejemplo de lo que les digo.



lunes, 20 de febrero de 2012

Arte callejero

En este blog tienen cabida los artistas callejeros cuando son buenos y originales, pero sobre todo cuando realizan pintadas como ésta. Aplausos.

Clic obligatorio

domingo, 19 de febrero de 2012

Con y sin nostalgia - Mario Benedetti

Hace pocas fechas, con motivo de un documental que encontré por casualidad en la televisión sobre Benedetti, me volvieron las ganas de leerlo. Rebusqué entre los libros que tengo de él y hallé un par que estaban esperando su momento. Este momento. Con y sin nostalgia es un libro que compré por un euro en una de esas cacerías que realizo, de vez en cuando, por el rastro en busca de lecturas de segunda mano.

Ayer terminé de leerlo. Un libro conmovedor. Reúne catorce magníficos relatos unidos por una temática muy familiar en la obra del autor uruguayo: la soledad, el amor, el desamor, el exilio, la solidaridad, la represión...

Un libro cercano y apesadumbrado, aunque con gran dosis de ironía y de humor, que transpira fe y esperanza entre sus palabras tremendamente éticas y moralizadoras. Un libro que en ocasiones resulta difícil de seguir por la gran cantidad de locuciones uruguayas, pero que, de poquito en poquito, resulta lindo de leer. "A mí me gustan las cosas lindas, ¿a vos no?"

sábado, 18 de febrero de 2012

Quality Erections

¡Qué tipo de publicidad es ésta! ¿Será una publicidad subliminal en la que se intenta obtener como objetivo concienciar a la gente de que la mejor elección es una erección? ¿O habrá que leer entre líneas que con una erección de calidad tienes elección? ¿O es acaso que la elección de calidad es tener una erección? Pienso que esta cuestión se me está poniendo demasiado cuesta arriba, quiero decir demasiado empinada. ¡Ya estoy haciéndolo otra vez! ¿Será cierto que todo está relacionado con el sexo?


martes, 14 de febrero de 2012

Didn't we almost have it all - Whitney Houston

Hace como la tira de años, cuando todavía eso del mp3 y los cds eran un futuro por llegar y el que aquí escribe todavía vivía en casa de sus padres, teníamos entre los discos de vinilo uno de Whitney Houston, el primero de sus discos. Con ese disco me enamoré de una voz poderosa y y por qué no decirlo, también de una mujer bella. Aquel disco contenía canciones tan memorables como Saving all my love for you, All at once, How will I know, o The greatest love of all.

Poco después se publicó aquel segundo álbum que confirmaría la gran artista que llevaba dentro. Temas indiscutibles como I Wanna dance with somebody (who loves me), Didn't we almost have it all, So emotional o You're still my man... más tarde fueron llegando éxitos como One moment in time, I'm your baby tonight, y muchas más, pero sobretodo I will always love you, canción que la encumbró a lo más alto de la historia de los hits de éxitos.

26 números uno en las listas del Billboard americano, que se dice pronto, 170 millones de discos vendidos, la mujer con más semanas en el número uno, superando a Madonna. Una pedazo de cantante, que lo tenía todo, absolutamente todo y que absurda y estúpidamente lo desperdició.

Éste es el mejor homenaje que puedo imaginar realizarle:


lunes, 13 de febrero de 2012

El hueso roto

Ocurrió en una agradable mañana de principios del diciembre pasado. El Sol lucía esplendoroso en un cielo limpio y cristalino. Una suave brisa mecía delicadamente las hojas de las copas de los árboles. Un día perfecto, en definitiva, para ir a una plaza y tomar asiento en una terraza desde donde, siempre que fuese posible, tuviéramos buenas vistas al parque donde los niños pudieran jugar y desfogarse. No tuvimos que pensarlo mucho y media hora más tarde ya habíamos tomado asiento. Se nos acercó un camarero que profesionalmente aguardó para tomarnos nota. Una Coca-Cola light, dos zumos de melocotón, si pueden ser del tiempo y con dos pajitas, mejor, y una cerveza bien fría, por favor. El camarero no tomó nota porque no le hacía falta, pero además porque llevaba el brazo derecho en cabestrillo. La muñeca abierta de llevar la bandeja demasiado cargada tantas veces, pensé.

Mientras el camarero fue a por las bebidas mi santa fue al baño con Miguelito, pues le habían vuelto a entrar esas ganas espontaneas e inmediatas de ir al baño. Sofía los acompañó para intentar evitar interrupciones posteriores. Al volver el camarero con las bebidas, le pregunté qué era lo que le había ocurrido en la mano. Me contó que fue un accidente casero, que había resbalado en el baño, y que en la caída, al apoyar mal, se había fracturado uno de los huesos de la mano, un hueso metacarpiano. En ese preciso momento, mientras el camarero me contaba cómo sucedió el accidente, volvieron del baño mi mujer y los pequeñajos con las vejigas vacías a la par que sedientos.

Pedimos un par de raciones de pescado frito, una ensalada y unas coquinas, y cuando el camarero se fue a realizar el pedido a la cocina, mi Santa que había estado con el oído enganchado en la conversación que manteníamos el camarero y yo, preguntó, justo después de irse el camarero, ¿Qué dice, que se ha roto el brazo tocando el piano?

No pude evitar soltar dos sonoras carcajadas. Menos mal que no tenía la cerveza en la boca pues la hubiera espurreado entera.

Ha pasado casi dos meses de aquello y hemos vuelto a la plaza pero ni el camarero, ni el bar estaban abierto, por lo visto -nos enteramos después- es otro de los muchos bares que esta maldita crisis se ha llevado por delante.

sábado, 11 de febrero de 2012

Riders on the storm - The Doors

En un par de noches, durante esos minutos sueltos que deja uno al final del día para no hacer nada, he visto una magnífica película documental de Tom Dicillo sobre The Doors, que recomiendo ver a todo el mundo (durante este mes la están pasando por el Canal +).

Jim Morrison el carismático cantante de la banda californiana, además de ser un gran letrista, poeta y compositor poseía una voz sobria y profunda, algo maltratada por el alcohol, pero que dotaba a la banda de una gran personalidad. Morrison tuvo la gran virtud de saber escuchar a sus músicos, a sus compañeros de banda, de saber pausar su voz, dando importancia a esa envolvente musicalidad, tan característica en los angelinos. Casi irrepetible.

Hubo un largo período en mi vida en el cual la música de The Doors sonaba a diario. Esta canción es una de mis favoritas y hoy, con este frío que quema, viene como anillo al dedo, o mejor, como bufanda al cuello.

jueves, 9 de febrero de 2012

Una Westmalle

La primera y única vez que recuerdo haber probado una cerveza Westmalle Tripel -cerveza que ostenta el privilegio de ser la primera en utilizar el término tripel- fue este pasado verano en Bruselas. Disfrutábamos de un día caluroso y soleado, lo que, según parece, es algo raro por aquellos lares. Sucedió después de llevar toda la mañana caminando, justo al finalizar nuestra visita al Centro Belga del Cómic, encontramos un restaurante con asientos cómodos que además gozaba de una amplia carta de cervezas. Elegí una Westmalle Tripel para comenzar y una Orval para terminar, pero la que me trae hoy a este blog es la primera, otro día os presentaré la Orval.

La Westmalle Tripel es una cerveza rubia potente, con un 9,5 % del volumen de alcohol, y un aroma afrutado al inicio que se descubren en matices anaranjados una vez tirada a la copa. Posee una espuma densa y al ponerla en los labios se puede apreciar que es una cerveza quizás algo más dulce de lo usual, y que el amargo final aunque es largo es muy tenue. Resulta una cerveza muy sabrosa y les aseguro que si la tuviera más a mano la pediría muy a menudo.

Está incluida dentro del tipo de cervezas etiquetadas como trapenses -sólo existen siete en el mundo- que son aquellas que han sido elaborada en monasterios de monjes trapenses, y su elaboración mantiene los cánones de las cervezas de abadía. En el monasterio Westmalle también se elabora queso con leche de vaca del monasterio, y presumen de no utilizar ningún tipo de colorantes ni de conservantes, con la curiosa particularidad de que el color del queso depende de los alimentos que tomen las vacas en cada momento.

Si tienen la suerte de encontrársela en la estantería de un supermercado, o en la carta de un restaurante no duden que acertarán pidiéndola, pues es un acierto seguro. ¡Que tengan suerte!

martes, 7 de febrero de 2012

Ni se les ocurra disparar - Javier Marías

Cada dos años aproximadamente la editorial Alfaguara viene editando los artículos publicados por Javier Marías en El País Semanal. El libro viene titulado bajo la sugerente advertencia: Ni se les ocurra disparar, y cubre en total dos años de artículos, lo que supone cerca de un centenar de opiniones, todas ellas firmadas, en mi opinión, por una de las plumas más elegantes e inteligentes de la actualidad de este país.

Compré el libro nada más llegar a los escaparates de las librerías (noviembre 2012), sin embargo, como tenía otros libros antepuestos para atender, fui aplazando su lectura hasta las siguientes fechas navideñas, que es cuando finalmente le metí mano, y he estado disfrutando de él hasta el día de ayer cuando pasé su última página.

Desde entonces he leído un artículo casi a diario y en multitud de ocasiones me he visto tomando notas de libros, autores o películas que Marías ha ido poco a poco dejándonos caer, lamentando que la mayoría de ellas estén prácticamente olvidadas.

Suele afirmarse con asiduidad que un buen libro es aquel que te lleva a descubrir otros libros, pues bien, éste debe ser buenísimo porque a través de sus páginas se me han abiertos cientos de ventanas hacia las que fijar la mirada. De hecho podría decirse que es casi como una guía de lectura y de cine.

lunes, 6 de febrero de 2012

Odio

Perdóneme pero no la creo. Sé leer y sé lo que pone en su camiseta de color chillón, pero insisto, no la creo. Lo siento, me niego rotundamente a pensar que alguien como usted mantenga semejante sentencia. ¡Imposible!

Odio a todos

domingo, 5 de febrero de 2012

Benedetti sin Benedetti

Regresé a la calidez del hogar desde la fría noche al borde del pitido inicial del partido entre el Getafe y el Real Madrid. Me acomodé en mi esquina favorita del sofá -la que está más cerca de la lámpara- apagué la luz, me tapé con la manta y esperé a ver qué ganas tenían en esta gélida noche los jugadores de mover la pelotita. En los primeros diez minutos del partido comprendí que era una noche de poco ballet y mucho boxeo y no logré encontrar buen acomodo entre ninguno de los cojines repartidos por el sofá. Encendí la lámpara y le pedí a mi hija, que está aprendiendo a leer, que me trajese un libro que estaba sobre mi mesita de noche. Le dije que era uno que en la portada ponía la palabra "vida" y también la palabra "maravillosa". Se fue y tardaba mucho en regresar -tengo como diez libros en la mesita de noche-. Al rato volvió y no traía el que le había pedido, sino uno de Dickens, porque dijo que había olvidado las palabras que venían en la portada del libro y que por eso había traído ese que era el más bonito de todos. Le dije que volviera y que me trajese el que tenía aquellas palabras que le había dicho antes y además también venían con la fotografía en la portada de un hombre descansando tumbado en la cubierta de un barco. Al momento volvió con el libro. El partido, mientras, seguía igual, mucho pase largo, mucha falta, algún control exquisito pero poco más.

Entre tanto pase largo y saques de banda fui metiéndome cada vez más en el libro y menos en el partido. Entre punto y aparte y punto y aparte fui consultando el marcador y sin darme cuenta acabó el partido. Me levanté y preparé algo para cenar. Regresé al sofá y ya había comenzado el siguiente partido: Barcelona - Real Sociedad, y ganaban los locales por uno a cero. Comprendí que ya había visto suficiente. Fui pasando de canales hasta que tropecé con un documental que me pareció de la revolución cubana, pero no, trataba de Benedetti y de su exilio en Cuba.

El documental trataba de Benedetti. De su niñez, de su implicación política, pero sobre todo de su exilio. De su vida en exilio. Me subió la melancolía. La nostalgia. Participaban en el documental Saramago, Vázquez Montalbán, Eduardo Galeano y por supuesto Don Mario. Qué corto se me hizo. Qué triste se pasó. Con Benedetti pero sin Benedetti.

Me acerqué a mi biblioteca y busqué un poema que recitaron durante el documental. Lo había leído pero no lo comprendí nunca como lo hice hace un rato.

Diez años de exilio separado de su mujer. Diez años luchando con palabras, desde la distancia. Y un poema que encierra mucho más que dice.

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

viernes, 3 de febrero de 2012

Para decorar

Cuando me encuentro cosas como la de esta publicidad por la red, no sé bien si el que ha realizado el cartel está de broma y tiene un humor demasiado espeso y retorcido para mí, es tonto del haba y nadie se lo ha dicho, o bien piensa que lo demás somos subnormales y necesitamos de esa aclaración, con lo cual queda claro que el menguado cerebral es él. En fin.



miércoles, 1 de febrero de 2012

Aguantar el chaparrón

La vida, tarde o temprano, te pone a prueba. A veces la zancadilla se ve venir, otras no tanto. Hay ocasiones, que sin saber por qué, se está en alerta, se intuye, casi que se puede decir que lo esperas, otras, en cambio, te pilla completamente distraído y despreocupado. Nunca se sabe. ¿Estará uno preparado para lo que le viene encima? ¿Podrá uno seguir adelante? ¿Lo superará? ¿Cuándo? ¿Cómo?

La cuestión es que cuando uno se cae, ya sea de manera distraída o no, duele y además produce una herida, y la herida sangra, pero lo inmediato es levantarse y luego, el tiempo, que todo lo cura y cicatriza, vuelve a darte oportunidades. Mientras tanto toca aguantar el chaparrón estoicamente.


"No importa cuantas veces hayas caído, lo importante es cuantas te puedas levantar"