viernes, 27 de enero de 2012

Hurgando

No se han preguntado nunca: ¿por qué tanta gente que se hurga las narices en el coche? Seguro que sí. Es raro el día que volviendo desde el trabajo a casa, mientras observo desde la acera a los coches que vienen calzada abajo, no me cruce con unos cuantos. No sé por qué será pero es así, ocurre, sin más. Si voy conduciendo yo, y paro en un semáforo y miro hacia un lado, o hacia el otro o por el espejo retrovisor, lo normal es que al menos uno de los coches que me rodean tenga a un conductor con la mano en la nariz. Hurgando. Es pura probabilidad. Es un comportamiento digno de estudio y análisis. Y ahora que caigo, ¿será por eso que hay tanta gente vendiendo pañuelos de papel en los semáforos? ¿tendrán ellos realizados este estudio competente en el que se haya obtenido como conclusión que es un lugar indicado para su venta? No lo sé, pero les aseguro que la sabiduría popular acierta la mayoría de las ocasiones.

En cualquier caso, mi mujer cuando conduce no se hurga la nariz, pero ¿lo hará cuando está conduciendo sola? ¿Lo hace la mayoría de la gente cuando conduce en soledad, o por el contrario les es indiferente y lo hacen aunque estén acompañados? Y si lo hacen cuando están solos, ¿lo hacen inconscientemente? Y si es así, entonces, ¿lo hago yo inconscientemente? ¿lo hace mi mujer? ¿Serán los taxistas las personas con las narices más limpias? ¿Por eso limpian tanto los taxis? ¿y los demás? ¿abrimos la ventanillas o, por el contrario, lanzamos a escondidas, en nuestra soledad al volante, las sobras al interior del coche? Me doy cuenta que estoy empezando a introducirme en suelos demasiado pantanosos...

jueves, 26 de enero de 2012

Lonely Boy - The Black Keys

En mi matutino paseo hacia el trabajo suelo llevar siempre enganchados a los oídos buena música. Esta semana me ha dado por escuchar el último disco de The Black Keys, El camino -escrito así en cristiano-. Un disco bueno como pocos. Lo abre una pegadiza canción titulada Lonely boy, que aunque no es mi favorita del álbum, sí que me gusta, y cada vez que suena durante el trayecto, no puedo evitar ir sonriendo por la calle con unas ganas terribles de ponerme a bailar. Si ven el vídeo me comprenderán...




PD: Si quieren saber cuál es la canción del disco que me hace soñar os diré que es la maravillosamente enérgica Little black submarines. Una ascensión al cielo de canción. ¿O debería decir una bajada a los infiernos de canción?

¡Amo a la gente que siente la música!

lunes, 23 de enero de 2012

El dueño del secreto - Antonio Muñoz Molina

Desde que hace un tiempo -poco antes de Navidades-, un buen amigo me recomendó el blog de Antonio Muñoz Molina, en el que el autor jienense escribe casi a diario, no he dejado de visitarlo. Tan atractivo e interesante me pareció que decidí saltar hacia atrás en el tiempo y retrasar mi lectura un año, de manera que voy leyendo las entradas del año anterior hacia el presente -ahora voy por junio-. La lectura del blog no ha hecho más que incrementar mi admiración hacia el autor y su obra.

El dueño del secreto es una estupenda novela publicada en 1994, pero que sin embargo hasta hace unos días no había leído. Mal hecho por mí.

La novela retrata cómo en un Madrid en los últimos coletazos del régimen franquista, un joven estudiante de periodismo, con más ilusiones que aspiraciones, se ve inmerso casi sin quererlo en una conspiración para derrocar aquel régimen sombrío y opresivo. Muñoz Molina retrata distintos personajes entre pintorescos, divertidos y, en cierta manera, nostálgicos, como son Ramonazo, el fiel amigo del protagonista o Ataúlfo Ramiro, un cruce un tanto extraño entre un jefe paternal, un amigo despegado y un héroe de gustos refinados y clandestinos.

La novela es muy entretenida, aunque demasiado corta en mi opinión, y a la que le hubieran venido bien -escribo siempre a mi parecer- otras cien páginas más. En cualquier caso quedará en mi memoria como una buena novela. Hagan el favor de leerla.

jueves, 19 de enero de 2012

Kameni malaguista

El Málaga CF ha acudido al mercado de invierno un año más. Lo lógico era acudir, porque si el club pretende hacer un equipo que vaya creciendo poco a poco, que vaya dando un salto de calidad, y que se afiance en los puestos altos de la clasificación, pues con ese pensamiento lo inevitable era fichar en enero.

En principio yo creo que hay posiciones dentro de la plantilla más importantes para potenciar, y si me apuran incluso perentorias. Está claro que al Málaga le falta un delantero que las enchufe, especialmente desde la lesión de Baptista y las continuas bajas de Joaquín, pero sobre todo se echa en falta un organizador ofensivo, alguien que le dé el balón en condiciones a Vangol, o a Rondón o al delantero de turno. Pero un portero tampoco viene mal, porque según parece Pellegrini no está muy satisfecho con Rubén, nuestro portero suplente, que para ser sinceros no ha sabido aprovechar las oportunidades que ha tenido. Puede que fuera mala suerte, pero así son las cosas.

Kameni es un portero camerunés con pasaporte francés, contrastado dentro de la Liga española, con una amplia experiencia, ocho temporadas en el Espanyol, a pesar de ser joven aún, especialmente para un portero: 27 años, casi 28 -cumplirá en menos de un mes-, que ha vestido la elástica de la selección de su país en 60 ocasiones, consiguiendo ser campeón de un oro olímpico en Sidney 2000 -frente a España en los penaltis-, y una Copa de África, con el Espanyol además consiguió una Copa del Rey y un subcampeonato de la UEFA.

Me parece que llega al Málaga CF para calentar el banquillo a Willy Caballero, porque Willy, en mi opinión, es mejor portero que él. No sé lo que ocurrirá, supongo que Rubén pensará en irse porque para un portero joven, con ganas de jugar, ser tercer portero de un equipo es mala cosa.

Por cierto que también han aprovechado la presentación para hacer oficial la renovación de Willy Caballero. Chapó.

Supongo que tenemos la portería bien cubierta para varias temporadas.



martes, 17 de enero de 2012

La lista de Schindler

Entre el día de ayer y el de antes de ayer volví a ver la magnífica película de Steven Spielberg, La lista de Schindler. No recuerdo si era la cuarta, la quinta o la sexta ocasión que la veía, pero cada vez que termino de verla no deja de conmoverme el hecho de que se trate de una película basada en una historia real. El Holocausto fue una masacre tan devastadora, humillante e inhumana que llega a parecer inverosímil e irreal, incluso dentro de una guerra mundial. Es difícil comprender cómo las personas podemos aglutinar tanta maldad y tanto odio. Parece mentira que algo así haya ocurrido alguna vez. Pero ocurrió. Desgraciadamente ocurrió.

Es posible que sea la primera vez que la veo desde que soy padre y creo que eso ha hecho que me hiciera preguntas hoy, que no me hice antes. Las anteriores ocasiones, tras visionarlas, me quedó ese mal cuerpo que le queda a uno después de ver como se lleva acabo una masacre, un genocidio. Intentar imaginar cómo debían sentirse los millones de judíos perseguidos, capturados y después encerrados en guetos, donde la Gestapo, la SS y el Ejercito Nazi mataban sistemáticamente llevando acabo eso que ellos llamaban la Solución Final, que no era otra cosa que un exterminio, es algo que no entra en mi cabeza. Que me deja sin palabras.

¿Qué clase de vida le espera a un superviviente de un campo de concentración? ¿Puede una persona después de algo así llegar a tener una vida normal? ¿Podrá confiar alguna vez en la condición humana? ¿Puede perdonar? ¿Qué siente? ¿ira, venganza, odio... quizás un enorme vacío? ¿tendrá ilusiones o la pena es tan grande que no hay hueco para ellas? Está claro que un episodio tan atroz en la vida de una persona ha de marcarla inexorablemente. No sé. Lo dicho. No tengo palabras.

He leído varias entrevistas a supervivientes del Holocausto y lo único en lo que coinciden todos ellos, según creo, es que no debe olvidarse lo ocurrido, por eso me quito el sombrero (simbólicamente) ante la película.

domingo, 15 de enero de 2012

Camel balls

¿A quién se le ocurre estas cosas? Madre de Dios, este mundo no deja de sorprenderme. Desde luego hay publicistas que han perdido definitivamente el norte.


¿Chicles de pelotas de camellos? ¿Con relleno líquido extra amargo?

sábado, 14 de enero de 2012

Amore

Es sábado a mediodía y esta mañana bajo un cielo desacostumbradamente despejado de enero he ido a desayunar a la calle con mi familia, y luego, acompañado por mi pequeño de tres años, mientras mi santa y mi niña se iban de rebajas, hemos hecho una escapada al rastro. A ver si encontraba alguna preciada oportunidad que me alegrara la mañana.

No me puedo quejar. Al final me he hecho con una edición de bolsillo de Plenilunio de Muñoz Molina, la edición de Seix Barral de Sin noticias de Gurb de Eduardo Mendoza y una edición coqueta y en perfecto estado de los Compactos de Anagrama del libro Pnin de Nabokov. Y por todo en conjunto he pagado menos de tres euros. Ya ven que la literatura es barata si se sabe donde comprar y se tiene un poco de suerte.

Así que ahora estoy de buen humor y por eso quiero regalarles una cancioncilla de esas que muchas veces suenan en los puestos del rastro -como esta mañana ha ocurrido- y casi como una tos pegajosa se agarra a la garganta y uno es incapaz de soltar. Aquí la llevan, a ver si se contagian.



El vídeo es genial. ¿No les recuerda el joven Jerry Lewis a Jim Carrey?

viernes, 13 de enero de 2012

Poemas de Tristia - Luis García Montero

Hace tiempo leí el primer libro de poemas de Luis García Montero, Poemas de Tristia. Hoy, sin saber bien por qué, sentí nostalgia de uno de sus poemas, uno de mis favoritos. Recordaba el título y su inolvidable final, pero no recordaba el resto, así que busqué el libro entre mis desordenadas estanterías y puse inmediato remedio.

El lugar del crimen

Más allá de la sombra
te delatan tus ojos,
y te adivino tersa,
como un mapa extendido
de asombro y de deseo.
Date por muerta,
amor,
es una atraco.
Tus labios o la vida.

jueves, 12 de enero de 2012

Sinvergüenzas-free

Paseando por este inmenso mundo que es internet, leí que en Estados Unidos existen "restaurantes child-free", que traducido al español viene a significar algo así como "restaurantes libres de niños". Desconozco si esto ocurre ya en España, pero con lo fácilmente mimetizadores que somos aquí con todo lo que nos llega del exterior, especialmente a lo proveniente de yanquilandia, imagino que dentro de poco proliferarán varios de estos restaurantes en mi entorno.

La verdad es que no sabía que los niños perjudicaban seriamente la salud, sin embargo siempre pensé que el mundo está lleno de personas a las que no deberían dejar entrar en los restaurantes, bien sea porque no saben hablar sin gritar, porque no saben comportarse en público, porque tratan a los camareros con desprecio, creyéndose los amos del mundo, porque piensan que como pagan tienen derecho sobre todo, porque no saben ir vestidos como se debe -en algunos casos casi debería decir que no saben vestir mínimamente tapados-, porque utilizan el baño de los restaurantes como pocilgas y nunca como un lugar de uso común. Les aseguro que he estado en más ocasiones en restaurantes donde gritan más los adultos que los niños, que al contrario.

Más de una vez he ido a un restaurante con mis hijos y he tenido que explicarles a ellos, con cinco y tres años, que lo que está haciendo el hombre de la mesa de al lado no se hace, y he tenido que justificar al individuo explicándole a mis hijos que quizás el hombre no se ha dado cuenta, cuando sé perfectamente que lo ha hecho sin ningún miramiento ni vergüenza.

Comprendo que hay personas que eligen no tener hijos, y que como ellos no los tienen porque eligieron no tenerlos, entienden que no tienen que soportar a los de los demás. Pero hay una cosa que no entiendo de todo esto. No sé si será este clima de bienestar, que cada día somos más egoístas, o que la sociedad es cada día menos comprensiva, pero ¿antes de ser adultos no fuimos todos niños? ¿los niños no tienen acaso derecho a ir a un restaurante? ¿a aprender a comportarse? ¿a ser niños?

Estoy deseando que abran un restaurante sinvergüezas-free.

lunes, 9 de enero de 2012

La familia de Pascual Duarte - Camilo José Cela

La primera novela que escribió Camilo José Cela, allá por 1942, fue La familia de Pascual Duarte. Novela considerada como iniciadora de un género conocido tiempo después como tremendismo. Cela escribió varias novelas que pasaron a ser parte fundamental de la historia de la literatura española. Publicó 14 novelas largas, además de una amplia cantidad de cuentos, fábulas, artículos, ensayos, poesía y hasta libros de viajes. Tocó prácticamente todos los palos y para una gran parte de la crítica fue el escritor contemporáneo de más talento.

La familia de Pascual Duarte es una novela llena de una angustia desoladora, de un intenso dolor seco y de un frío árido y poroso. La novela cuenta la historia de un hombre abocado al sufrimiento, a una vida arrojada desde su inicio y despreciada y malgastada hasta el final. Unas manos sanguinarias de piel culpable bajo una inocente mirada. Es una novela completa de contradicciones, de hojas de doble filo. Pequeña que no ligera, violenta pero sensible, de pellejo y tripas, de sangre y lágrimas, de besos y mentiras, de rabia y sufrimiento. Una novela que es un pecado en sí misma. Una novela con todas sus letras. Sin una palabra de más, ni de menos.

La dedicatoria de la edición del libro que leí, me encantó: Dedico esta edición a mis enemigos, que tanto me han ayudado en mi carrera.

domingo, 8 de enero de 2012

El pescadero

Hace poco escuché a un pescadero en el mercado contarle con mucha guasa a una señora que los verdaderos centros de poder del mundo eran las pescaderías, que eran, sin lugar a dudas, donde se han cocido siempre las decisiones que más tarde han dirigido las economías mundiales. La señora incrédula y con la cara torcida, y algo de sorna le contestaba ¿ah sí? El pescadero continuaba afirmando que esa tendencia actual de que los niños han de estudiar para estar preparados y de que debían aprender a defenderse en varios idiomas, o tareas similares, eran tonterías de fracasados, que lo que es sabido y comprobado, y que nadie podía negar, era que allí, en las pescaderías, era donde siempre y a lo lardo de toda la historia se había cortado el bacalao. ¡Y eso lo sabe hasta un tonto!¡Ha sido, es y seguirá siendo así!

viernes, 6 de enero de 2012

Matamos

Me encantan los anuncios que necesitan (o no) una aclaración. Ojo, las 24 horas. Matamos en la industria, en el comercio, a particulares... ¿barrios cerrados? Esto llamo yo una publicidad bien currada y una graciosa manera de llamar la atención. Aplausos.

miércoles, 4 de enero de 2012

Una Stella Artois

A pesar de que estamos en enero y especialmente inmersos en fechas navideñas, más inclinadas al vino y al cava, no voy a dejar de lado mi mensual entrada cervecera, y además quiero dejar bien claro que durante estos días festivos he sido fiel y no he tomado copa de vino sin antes plimplarme al menos una cervecita para abrir boca. Como mandan los cánones.

La cerveza que presento hoy es otra de las muchas cervezas que caté en Bélgica. No fue mi primera vez con una Stella Artois, ni mucho menos, pues es una de las cervezas belgas más internacionales, si no la que más. De hecho suele ser una cerveza fácil de encontrar.

Fue en Amberes, acabábamos de visitar la impresionante Grote Markt con la curiosa fuente de Brabo. Habíamos pasado la mañana paseando y a la hora del almuerzo pillamos una mesa en un típico resturante belga donde vimos a algunos clientes comer algunos platos que llamaron nuestra atención. Me sorprendió que no tenían una carta amplia de cervezas -tan sólo cuatro o cinco tipos distintos-. Primero pedí una Leffe, y después, como no quería repetir, una Stella Artois que elegí con el propósito de volver a degustarla y refrescarme la memoria para presentarla en este blog.

La Stella Artois es una cerveza fabricada originalmente en Lovaina (Leuven en belga) desde 1366, con más de seis siglos a sus espaldas según leo en la Wikipedia, y se fabricó como una tirada especial para las fechas navideñas (Stella significa Estrella en latín), pero debido al éxito que recibió, decidieron mantener su producción.

Es una cerveza lager con un 5,2 % de su volumen de alcohol. Es de color claro, muy cristalina, con una espuma densa y abundante, el sabor comienza amargo y luego se queda en poca cosa a mi parecer, muy ligera, es bastante refrescante, pero se queda algo corta con el sabor. Se sale extrañamente un poco de los estándares de cervezas belgas que conocemos. A pesar de tener el título de Premium y de haber sido galardonada con varias distinciones, me he visto varias veces en la disyuntiva de tener que elegir entre una Stella Artois y una Heineken y habitualmente me decido por la última. Simplemente me gusta más.

martes, 3 de enero de 2012

La botella

El día uno de enero, el primer día del año dos mil doce el destino quiso que me tocara almorzar con mi padres y que ese día, además, coincidiera que mi tío Antonio Bonilla, el hermano de mi madre, y su Pepi (había tres Pepis de tres mujeres en la mesa) vinieran también a comer a casa de mis padres.

Después de la agitada noche del treinta y uno, con alguna que otra mezcla inapropiada, desperté sin nada de apetito y decidí no desayunar y aguardar al momento de almorzar para probar mi primer bocado. Al llegar a la calle de mis padres bajaron del coche mis niños con mi señora y yo fui a buscar aparcamiento. Lo encontré algo más alejado que de costumbre y durante el camino avanzaba frotándome las manos, mientras mi mente iba soñando con los suculentos manjares que seguro mis padres tendrían preparados.

Normalmente cuando me invitan a comer en casa de alguien suelo llevar un detalle, normalmente una botellita de vino, un Protos, un Muga, un Ramón Bilbao o un Beronia al que últimamente he cogido afición. A veces si me dicen que no lleve vino, que tienen preparadas algunas botellitas, pues me decido por un postre que dejo a elección de mi señora, que entiende mejor que yo de esas cosas. Pero mi tío, al que desde ese día estoy obligado a mirar con otros ojos se presentó con dos botellas en casa de mis padres. Una de ellas es una de esas botellas que consiguen ampliar las sonrisas de todos los comensales. Una de esas botellas que todos hemos escuchado hablar que los otros se toman. Una de esas botellas que pone de rodillas a todos los que entienden de vino. Una de esas botellas que encierran el secreto del trabajo bien hecho: un Vega Sicilia Único, Reserva Especial, numerada, del año 1990.

Por suerte para mí había pocos bebedores de vino en la mesa y como quien no quiere la cosa, casi media botella pasó por mi copa y después por mis extasiados órganos.

lunes, 2 de enero de 2012

Dos cosas importantes

Un buen día mi hermano y su señora, estando de viaje, en una ciudad española que ahora no recuerdo -ni falta que me hace- se cruzaron con este cartel en algún museo y consecuentemente se acordaron de mí. Le hicieron una fotografía y me la enviaron. Ahora yo me acuerdo de ellos y de ustedes.